La evidente escasez de gasolina en la capital tachirense viene ocasionando de manera progresiva reclamos y descontento entre los ciudadanos, pues les es ya insoportable tediosas de espera para poder llenar el tanque de sus automotores, ya que además de las fallas de surtido de gasolina, los cortes eléctricos generan aún más conflictividad, ya que los usuarios tras estar en colas por tres y cuatro horas, pierden sus turnos al momento de los racionamientos de electricidad.

Durante este jueves, en la Octava avenida, decenas de conductores decidieron obstaculizar el tráfico de vehículos, para protestar pacíficamente, ya que prácticamente la única estación de combustible de La Concordia, ya tenía agotada la existencia de gasolina, lo que propició el descontento de quienes aspiraban llenar el tanque del carro.

Y es que en este sector de La Concordia, sólo operó la llamada estación de servicio de La Y, pues según trascendió, sólo esta fue la única que recibió gasolina en los últimos tres días, situación diferente a las demás de la ciudad que se mantuvieron  cerradas durante este día sin operatividad.

 Al parecer y de acuerdo a versiones suministradas por algunos operadores de estaciones de servicio, la falta de combustible y que se ha agudizado durante esta semana, obedece al déficit en los inventarios de gasolina en la planta de llenado de El Vigía, lo cual ha impactado directamente al estado Táchira, pero sobre todo a la capital tachirense en la que se concentran los mayores expendios de carburante.

Aunque en el último mes, el suministro de carburante mostró una mejoría con a implementación del surtido por el terminal de placa de los automotores y que permitía dos veces por semana el llenado de los tanques, con la aparente escasez del mismo, actualmente es casi imposible el aprovisionamiento, lo que obliga a las personas hasta amanecer en colas para tratar de adquirir algunos litros de gasolina.

Los conatos de reclamos por la falta de combustible, seguramente seguirán en ascenso de resultar cierta la especie de escasez de este en la planta de llenado de El Vigía.

Pablo Eduardo Rodríguez