Christian Josué Vásquez es un joven emprendedor con una aspiración generosa, ayudar al prójimo a través de su trabajo de chef. Su intención es ofrecer a personas sin recursos, la oportunidad de disfrutar de una comida preparada por manos profesionales para alegrar muchos corazones.
Con apenas 20 años de edad, ya destaca en el mundo del arte culinario y dedica gran parte de su tiempo, a buscar alternativas para poder realizar la meta propuesta: vincular sus habilidades a la labor social.
Aunque nació en San Cristóbal, siempre ha vivido en Rubio junto a su familia, y es allí donde pretende poner en marcha su plan acción: “Desde muy pequeño me apasionaba cocinar. A los ocho años hice mi primer plato solo y a medida que crecía veía la figura de un chef como si fuera un superhéroe”.
En el año 2019 culminó los estudios formales de cocina y se graduó como Chef Internacional; decidió buscar nuevas oportunidades fuera del país,trabajó en diferentes restaurantes, pero quiso volver a sus raíces y retornó a Venezuela para empezar a establecer las bases para cumplir su sueño.
Puso en marcha su emprendimiento como chef personal, y comenzó a abrirse paso en esta área laboral, pero también con la intención de aportar sus conocimientos para una buena obra: “con mi sazón y mi comida quiero alegrar muchos corazones; estoy dispuesto a hacer labor social y a trabajar con aquellas personas que por diversas circunstancias no han probado una comida exquisita a su paladar; por eso quiero brindar ese apoyo y cocinar para ellos”
Desde hace algún tiempo revisa las posibles opciones que le permitan hacer de su proyecto una realidad y así ofrecer una oportunidad a quienes carecen de todo.
“He conversado con representantes de diferentes organizaciones para plantear mi idea de brindar una atención a la población vulnerable, a quienes se encuentran en un albergue o en una casa hogar.Me ofrezco a preparar los alimentos, pero requiero de un trabajo en equipo pues solo no puedo realizar esta acción;
Además, desde otras áreas contribuye con causas para el bienestar colectivo. Es el coordinador de la Brigada Juvenil de la Fundación “Patitas de Junín”, por medio de la cual atienden mascotas en situación de calle o de riesgo; y colabora con otras organizaciones, como el comedor “Villa Pinocho”, actualmente cerrado por falta de fondos para funcionar.
“Mi sueño es que la gastronomía sea valorada en nuestro país, porque cuando se cocina hay que hacerlo con amor y pasión. Por eso siempre digo que uno de mis ingredientes, el que nunca debe faltar es el amor por lo que se hace”. Y qué mejor que demostrarlo con el amor a sus semejantes. /Norma Pérez.