Varios de los refugios que atienden a caminantes venezolanos, en la ruta entre Cúcuta y Bucaramanga, se encuentran en riesgo de cierre ante el agobio económico y presiones de algunos ciudadanos no conformes con su presencia en sus comunidades.
La falta de posibilidades para sostenerse obligó al cierre reciente del refugio de La Corcova, en el kilómetro 24, en la vía entre Bucaramanga y Cúcuta. Este refugio era administrado por la Fundación Tierra Feliz y era el único entre el páramo de Berlín y la ciudad de Bucaramanga.
La razón del cierre: se han retirado “aportantes”, lo que alerta sobre una situación que ya están viviendo algunos otros refugios, que han visto cómo sus apoyos en recursos vienen plegándose en el momento justo en el que se incrementa el número de caminantes venezolanos en esa ruta.
José Luis Muñoz, de la red humanitaria que reúne a los refugios organizados entre Cúcuta y Bucaramanga, señaló que, además de la falta de recursos y la presión de la comunidad, existe una absoluta “falta de apoyo institucional, en todo sentido”.
La importancia de este refugio se mide en las cifras: solamente durante este año atendió a un promedio de 15 mil caminantes venezolanos. “Este albergue era una esperanza para los caminantes que, luego de pasar Berlín, con todas las inclemencias que esto significa y después de 12 horas, llegaban a La Corcova para reponer fuerzas”.
Afirma Muñoz que al bajar el páramo no queda, antes de Bucaramanga, ninguna opción para los caminantes, por lo que la travesía, a partir de este momento, será aún más dura para todos aquellos que emprendan ruta. “Son los refugios particulares los que están asumiendo una responsabilidad que le corresponde al Estado”.
Pide apoyo para los refugios, no solamente del Estado colombiano sino también de las organizaciones internacionales. Señala que varias de ellas se están retirando del territorio, ya que se han encontrado con barreras legales que están obstaculizando su trabajo en la zona, a pesar de querer apoyar en la crisis humanitaria.
“No existe un decreto especial que permita la llegada efectiva de estos recursos a las organizaciones que administran los refugios desde el exterior. La falta de estos canales jurídicos está desalentando el apoyo internacional. No existe un decreto de emergencia humanitaria, a pesar de estar en un escenario de guerra. Los refugios estamos a veces a la deriva”. (Alans Peralta)