La villa de Juan Maldonado conmemorará 458 años de fundación este domingo 31 de marzo. De estancia de paso entre Pamplona y Mérida, se convirtió en epicentro de desarrollo de la frontera de los Andes. Ahora ciudad metropolitana, guarda importantes tesoros cuya preservación resulta fundamental como tarea para sus más de 300 mil habitantes. Son más; por fortuna, son muchos más. Pero, a continuación, presentamos una muestra de cinco de sus íconos urbanos: una iglesia, un monumento, una plaza, un parque y un estadio que bien pueden ayudar a dimensionar el valor patrimonial de la “ciudad cordial” en sus aspectos histórico, artístico, cultural, natural y deportivo, respectivamente.
Daniel Pabón
Obelisco, con la forma del progreso tachirense
Hoy quizás sea una imagen que resume San Cristóbal, quizás un ícono urbano que la identifica. Hace medio siglo la Casa de Italia lo pensó como un “monumento celebrativo”, dedicado a conmemorar el progreso del Táchira, que bien podía ocupar el nudo vial más transitado de entonces, alzado desde enero de 1968 en una de las colinas más altas, en el piedemonte de la sierra La Maravilla.
Una redoma de 500 metros cuadrados configura el Obelisco de los Italianos; donación de esa colonia asentada en el Táchira. Son datos que recoge el investigador Samir Sánchez en su publicación “El Obelisco de los Italianos en San Cristóbal, obra de impronta clásica en una arquitectura icónica vanguardista” (Proyecto Experiencia Arte: 2018).
El proyecto inicial lo presentó el profesor Fernando Matticari, los cálculos estructurales los hizo el ingeniero Horacio Vivas y de la construcción se encargó la firma De Carolis.
En 67 días, con un promedio de 12 obreros diarios, emplearon -refiere Sánchez, con base en informe de la constructora- 3.150 sacos de cemento, 90 metros lineales de reja metálica, ladrillo macizo y granolite de mármol blanco para el revestimiento.
“La columna central, ahuecada en su interior y con una escalera vertical para ascender hasta el pararrayos, posee un fuste exterior de sección rectangular, con acanaladuras en sus cuatro lados, y se levanta a 28 metros de altura”, describe el profesor de Historia del Arte. “Como flancos, a lado y lado, se levantaron dos paneles monolíticos, verticales. El de la derecha, de 11 metros (símbolo de Venezuela) y el de la izquierda, de 9 metros (símbolo de Italia), precedidos por dos astas, originalmente para colocar las banderas nacional e italiana”.
En la columna central colocaron, embebida, una figura estilizada, pero de un gran dinamismo, seccionada en tres partes idénticas, denominadas por su autor como ‘las alas de la victoria’. “Están recubiertas con láminas de acero inoxidable, como símbolo de los logros, del progreso y del futuro tachirense”. Un trabajo de la casa Pellizzari.
En la base de la redoma, originalmente uno de los espejos de agua tenía elaborados, en piedra de río, los mapas de Italia y de Venezuela, separados por el agua. Desde el lugar donde geográficamente se ubicaba Roma salía una fuente que apuntaba a Venezuela, y desde el lugar donde se ubicaba Caracas, otra fuente en dirección a Italia.
Ante cambios realizados, en 1997 el gobernador Méndez Moreno decretó la prohibición de su demolición, transformación o reubicación. Es, además, Bien Cultural de la Nación.
Iglesia de San José, arte que roza el cielo
Considerado “uno de los mayores logros arquitectónicos tachirenses del siglo XX”, la iglesia de San José despunta en la panorámica del casco histórico de San Cristóbal: llega a tocar los 76 metros de altura, el equivalente a un edificio de 25 pisos.
Empeño de los Agustinos Recoletos, la construcción empezó en 1943 sobre ese terreno privilegiado de la calle 8 entre carreras 9 y 10, en pleno centro de la ciudad.
Esto y más lo cuenta el investigador Samir Sánchez en su estudio titulado “Iglesia de San José en la ciudad de San Cristóbal (Venezuela), un recorrido por el arte medieval en una arquitectura del siglo XX” (Proyecto Experiencia Arte: 2017). El profesor de Historia del Arte apunta que el diseño y los planos fueron una obra de don Jesús Manrique, quien la proyectó en 1945 en original estilo neogótico. Por su parte, los cálculos de cimentación y tensión estructural los hizo el ingeniero italiano Giacomo Moro. “Todos los trabajos estructurales se realizaron en ladrillo macizo y concreto armado”.
Diez años después de la colocación de la primera piedra, el obispo Fernández Feo consagró el templo al patriarca San José exactamente el 19 de marzo de 1953. Cuatro años más tarde bendijo la fachada y las torres. Y en 1966 crearon la parroquia eclesiástica que lleva el nombre del padre adoptivo de Jesús en la tierra.
Todo en ella encierra simbolismo. Sánchez lo describe así: la planta en forma de cruz latina significa la redención; los pilares representan a los apóstoles y profetas; Jesús, es la piedra angular, la unión de muros y paredes; las bóvedas nervadas, rosetones y claristorio, el lugar de donde proviene la luz que lo llena todo. De la altísima cruz de la punta de la torre hacia abajo, todo es profusión ornamental en su estructura externa. Adentro, en sus tres naves, el templo es majestuoso. “Con propiedad, puede ser denominado ‘La petite Chartres’ (la pequeña Chartres). Altura, luminosidad y severidad de estilo hace que nos sintamos por igual respirando el sutil y místico aire que se encierra bajo las bóvedas de la catedral de Chartres (Francia); no obstante, su sencillez ornamental evoca el estilo del interior de la Catedral de Santa María del Fiore (Italia)”.
Con un altar mayor tipo retablo elaborado en Burgos, España; con vitrales y un gran rosetón traídos de Medellín, Colombia; con campanas donadas por la Aduana de Puerto Cabello… toda su superficie cubierta son 633 metros cuadrados enclavados en el corazón de San Cristóbal y decretados Bien de Interés Cultural de la Nación en 2006.
Plaza Bolívar, la casa de encuentro de todos
En San Cristóbal hay Parque Bolívar, en el lugar donde todos hoy la conocen como plaza Bolívar, desde finales de 1912. El Pantano, llamaban ese sitio desde 1859. Luego, a partir de 1885, fue conocida como Plaza del Mercado Cubierto. Entre 1886 y 1888 fue bautizada con el nombre Guzmán Blanco, por breve lapso como Plaza Central y luego, desde 1890 y hasta ese año 1912, como Plaza Páez.
El acto de inauguración de la nueva plaza, con su busto de Bolívar que miraba hacia Colombia, se celebró el 19 de diciembre de 1912. Lo documenta Luis Hernández Contreras, cronista de la ciudad, en su libro “Crónicas de San Cristóbal” (BATT: 2015).
“El nuevo espacio, referente diversivo, urbanístico y social de la ciudad motivó un paso adelante en la puesta de la técnica al servicio de la comunidad. El martes 31 de diciembre de ese año el parque fue especialmente iluminado, hecho que por vez primera presenciaban los habitantes de la capital”.
La estructura, prosigue el cronista en su obra, fue asumiendo su puesto de referencia central. Llamada por unos “parque” y por otros “plaza”, los actos patrios iban hallando su eco en aquellos espacios. “Todas las capas sociales fueron allí: ricos y pobres, nativos y extraños, blancos y negros, sabios y legos, buenos y malos, decentes e indecentes”.
El 12 de enero de 1929 entró a San Cristóbal la estatua ecuestre del Libertador, confeccionada por la Casa Pigna, a ser colocada desde entonces y hasta la actualidad en la plaza Bolívar. El domingo 19 de mayo de ese mismo año autoridades descubrieron el bronce, “poniendo a disposición de la ciudadanía la hermosa plaza Bolívar ‘tipo parque inglés’, como la describe el cronista J. J. Villamizar Molina”.
El cronista Hernández Contreras concluye en su obra que la plaza Bolívar de San Cristóbal ha sido testigo de todas las circunstancias sociales, ofrendas, cambios políticos, aglomeraciones públicas y hasta reformas incomprensibles, desde hace más de 90 años.
Metropolitano, el jardín vegetal más hermoso
Su nombre completo es Parque de Recreación Metropolitano Monseñor Alejandro Fernández Feo, aunque los sancristobalenses lo conocen como Parque Metropolitano. Decretado el 7 de noviembre de 1991 es, desde hace más de 27 años, tanto un espacio de encuentro como un jardín vegetal y pulmón natural de San Cristóbal.
Casa de muchas aves, como carpinteros, arrendajos y cristofué, pero también de especies arbóreas, como caoba, samán, mango, chaguaramo, siempre verde, araucaria, cují de jardín, eucalipto de saler y el árbol característico del Táchira, el pino laso.
Así lo indica un boletín oficial de prensa fechado el 7 de noviembre de 2018, justo cuando el parque cumplió 27 años. El texto explica que, allí, de forma constante “se realizan maratones, caminatas ecológicas, bailoterapias y actividades formativas-recreativas”. Todos los días “es frecuentado para la práctica de actividades al aire libre en sus caminerías y en los equipos biosaludables, mientras que los fines de semana es una de las principales opciones para el esparcimiento de las familias tachirenses”.
El Parque Metropolitano es administrado por el Instituto Nacional de Parques (Inparques), ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo (Minec). Cuenta con 17,5 hectáreas, de las cuales 12 son aptas para la recreación.
Allí mismo se encuentra -prosigue el mismo boletín de prensa- la sede de la dirección regional de Inparques, la Estación de Bomberos Forestales y un vivero en el cual se reproducen especies autóctonas, plantas forestales, frutales y tubérculos. Sus visitantes cuentan con el resguardo y vigilancia interna del instituto y de funcionarios de la PNB y la GNB.
Disfrutar con responsabilidad del Parque Metropolitano debe llamar a la conciencia de todos sus visitantes: las autoridades recomiendan depositar la basura que se genere en los lugares dispuestos para ese fin, no rayar los kioscos ni bancos y evitar los sonidos a alto volumen para no perturbar a la fauna ni a otros visitantes.
Polideportivo, fortaleza de una hinchada fiel
El estadio Polideportivo de Pueblo Nuevo es considerado la superestructura deportiva más imponente de una ciudad donde el fútbol es rey. “Sus 160 metros de ancho y 12 pisos de altura lo convierten en el edificio más grande de San Cristóbal”, se lee en el sitio web del Deportivo Táchira. En el portal del equipo aurinegro se especifican, además, estos 10 datos que dibujan la magnitud del “templo sagrado” del fútbol en Venezuela:
1. 40 metros de estatura y dos enormes brazos; sus dos pasarelas peatonales, reforzadas por cuatro grandes helicoides que dan acceso a las graderías.
2. Aforo de casi 40 mil personas.
3. La palabra “Táchira” demarcada con sillas negras sobre amarillo en la tribuna popular.
4. 26 cabinas de transmisión para medios de comunicación: 18 de radio y 8 para televisión. Palco principal de prensa, con capacidad para 324 comunicadores.
5. 5.500 metros cuadrados de membrana textil que cubren el techo en forma de medialuna.
6. Grama tipo “bermuda”, exigida por la Confederación Suramericana de Fútbol.
7. Dos torres dispuestas en la tribuna popular: cada una alberga 72 lámparas de 2.000 vatios, para un total de 144 lámparas, a 51 metros del campo.
8. Amplio y largo bulevar peatonal.
9. 20 módulos de baños.
10. 31 puestos para comida rápida y cafetines.
Importante escenario de compromisos nacionales e internacionales, acostumbrado a llenos totales, que la misma fanaticada más fiel y noble del país debe cuidar y preservar.