Miedo a la propagación del virus, bajos salarios e instalaciones deterioradas, son algunas de las objeciones para el retorno a las clases presenciales en los planteles públicos. El 95 % considera que no es adecuada esta modalidad.
Por Bleima Márquez / @bleimamr
A un año de haberse decretado el cierre de las instituciones educativas a causa de la pandemia por el covid-19, que ya ha dejado más de 116 millones de casos positivos en el mundo y un poco más de 2.5 millones de fallecidos, el presidente Nicolás Maduro hizo un llamado a reiniciar las clases semipresenciales el próximo mes de abril.
En Venezuela, las cifras oficiales reportan más de 140 mil contagios y 1.358 muertes provocadas por este virus. En los últimos días, la estadística ha mostrado un descenso en algunos estados, caso específico del Táchira, donde el principal centro de salud de la región anunció una reducción del 90 % de los recluidos en área de aislamiento por coronavirus.
El pasado miércoles, 3 de marzo, el Gobierno nacional confirmó la llegada de una nueva cepa del covid-19, lo que mantiene en alerta a las autoridades sanitarias e incrementa la preocupación en el común de la población, por tratarse de una cepa más agresiva y peligrosa.
¿Qué opina la gente?
El primer mandatario nacional anunció que a partir del mes de abril se inician las clases semipresenciales en el país, bajo estrictos protocolos de bioseguridad para evitar un incremento en los contagios.
Esta noticia generó las reacciones inmediatas en estudiantes, padres, representantes, docentes y autoridades.
El equipo de Diario La Nación realizó una consulta virtual para conocer la opinión de la gente con respecto al regreso a los salones de clase. La mayoría de las personas consideran “imprudente” esta medida. Aseguran que no están dadas las condiciones para la tradicional modalidad presencial.
El 95 % de las personas abordadas consideran inviable el retorno a clases; el 5 % restante expresó la necesidad de la educación tradicional, pero reveló sus miedos. Veamos algunas de las respuestas.
Yoleida Venero, subdirectora de la unidad educativa estadal Ramón Vivas Gómez, en la parroquia La Concordia de San Cristóbal, declaró que volver en plena pandemia a las aulas es difícil, pero a su juicio los representantes son los que deciden. “Muchos padres me han comentado el deseo de que sus hijos sean personas educadas, pero también afirman que primero están la vida y la salud de ellos y el entorno familiar”, refirió.
En cuanto a los profesionales de la educación, la subdirectora recalcó que en la institución escolar donde labora los docentes acuden tres veces a la semana, lunes, miércoles y viernes, para atender a los padres de los niños y recibir las actividades asignadas a través de las distintas plataformas virtuales.
Por su parte, Laura Huérfano, quien se identificó como representante y docente, cree que las condiciones no están dadas para ir a clases presenciales. “No existen las normas de bioseguridad en los planteles. Los niños no tienen conciencia de lo grave de esta enfermedad y, por lo tanto, no van a tener ningún distanciamiento y mucho menos ninguna prevención, como el uso adecuado del tapabocas, lavado de manos, entre otros”, dijo.
“Hasta me atrevo a decir que muchos van a compartir alimentos, agua y hasta el tapaboca”, opinó y agregó que la mayoría de las aulas de clases tienen entre 35 y 40 estudiantes y no cuentan con suficiente espacio para mantener el distanciamiento recomendado.
Asimismo, Mariné Zambrano piensa que no es conveniente regresar a clases semipresenciales porque, aunque se vacunaran, considera un riesgo el concentrar a tantas personas en un espacio cerrado como el salón de clases.
“Tengo una hija en bachillerato, este año culmina. No la enviaría a clases semipresenciales, ya que pondría en riesgo su salud y la de nuestra familia”, aseguró y añadió que se trata de una terrible enfermedad que afecta a todos, asintomáticos o no.
La propuesta de Zambrano para evitar mayores contagios y prevenir un mal mayor a docentes y alumnos de los diversos niveles educativos, es la de terminar el lapso escolar como se ha hecho hasta el momento, con sus pros y sus contras, para así evitar más contagios y prevenir un mal mayor a profesores y alumnos de los diversos niveles de educación.
Mientras que Carlos Niño también teme por la salud de sus representados. “Si se nos enferma un hijo, cómo vamos a cubrir un tratamiento tan costoso”.
Vacuna y salario
Para los educadores, la inmunización contra el covid-19 es de vital importancia para propiciar un encuentro con los estudiantes; sin embargo, aunque sean vacunados, algunos insisten en que el peligro no ha pasado. Además, argumentan que como maestros y profesores devengan sueldos de hambre que no alcanzan ni para el pasaje.
Miguel Ángel Pernía, educador, dijo: “No estoy de acuerdo. Ni los profesores ni los estudiantes hemos sido vacunados. El riesgo de contagio es altísimo. Además, los sueldos de los profesores no alcanzan ni para el pasaje”.
Mientras que Gerson Valero manifestó que no podrá asistir ni la mitad de los docentes por los sueldos tan bajos y la falta de medidas de bioseguridad. “Yo, como representante, no voy arriesgar a mis hijos. No pienso enviarlos. El Ministerio de Educación no dota de jabón, cloro, cepillos, entre otros insumos y utensilios necesarios para la limpieza. Por lo tanto, no va estar pendiente de facilitar todos los implementos, escuela por escuela”, precisó.
Laura Huérfano, por su parte, sostuvo que el salario de los docentes es insuficiente. “La quincena no alcanza ni para los pasajes de una semana; para volver a clase presencial es necesario que dignifiquen los sueldos”, apuntó.
Yoleida Venero también declaró, aseverando que maestros y profesores han advertido no tener intenciones de poner en riesgo sus vidas, ni la de sus familias. Mucho menos con el poco ingreso que perciben.
Infraestructura no acorde
Además de considerar las clases presenciales como una amenaza para la salud de los escolares, los padres y docentes criticaron las condiciones en las que se encuentran los establecimientos educativos del sector público.
Yoleida Venero indicó que su escuela requiere de mantenimiento general. “La pintura está deteriorada, pero lo más indispensable es adentro. Los baños no sirven porque, como no se usan, la presión del agua dañó casi todas las llaves de las instalaciones sanitarias”, aseveró.
Luis Jaimes, otro padre de familia preocupado por las posibles consecuencias de iniciar las clases en las escuelas, apoya la decisión de los docentes de no acudir a las aulas. “Ojalá todos los profesores se unan en un solo reclamo para que el Gobierno recapacite. Quedó demostrado, en países avanzados en materia de bioseguridad, que es un error poner en riesgo la seguridad de los niños y niñas. Nuestro país no tiene las condiciones para la modalidad presencial”, puntualizó Jaimes y acotó que las escuelas tampoco están acondicionadas para recibir a los niños.