A las tres de la mañana de cada día, se aprecian carros rodando por las oscuras avenidas de la ciudad. Casi todos sus conductores tienen un objetivo: Conseguir una estación de gasolina que ofrezca la posibilidad de surtirse. Y una de las señales que pueden resultar positivas, es que haya relativamente poca cola. Pero aún a esa hora, ya es difícil que eso ocurra.
Cada estación de servicio, con sus luces apagadas, sin señal de haber disponibilidad de combustible para despachar, o avizoramiento siquiera de que puede llegar la gandola a descargar, tiene ya colas de más de cien vehículos, porque hay otros conductores, ciudadanos también normales de la vida diaria de esta ciudad, que decidieron pasar la noche en la fila, para garantizarse el combustible.
Este amanecer de martes, por supuesto, no escapó a la descripción anterior. Desde la estación de servicio La Machirí, a la entrada de la zona industrial de Paramillo, hasta la estación frente a Diario La Nación, por la ruta de la 19 de Abril, todas mostraban la misma estampa.
Y los conductores, algunos somnolientos, otros hablachentos, refugiados en sus vehículos, o conectados en pequeños grupos, ligando que el amanecer traiga la buena noticia -la mejor noticia en cualquier día del año en el Táchira-, de “llegó la gandola, está descargando”.
Y, últimamente, no se da. No, por lo menos, este martes, cuando la realidad pareció demostrar que la situación se agrava
Porque cada día de este principio de año, se siente más difícil poder atender esta moderna necesidad básica, que debería ser declarada también un Derecho Humano: surtir de gasolina el vehículo que nos transporta para atender nuestras necesidades, y nuestro espíritu de servicio en pro del desarrollo del país.
El inconstitucional silencio oficial
¿Por qué se hace cada vez más grave esta situación? Nadie lo sabe, supuestamente. Y quienes deberían saberlo, no hablan, violando derechos constitucionales, establecidos en el Art.58: (…)Toda persona tiene derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sin censura (…)”, y Art. 57: “(…) Se prohíbe la censura a los funcionarios públicos para dar cuenta de los asuntos bajo sus responsabilidades”.
Ni la Gobernadora del estado, ni el “gobernador paralelo”, supuesto máximo representante del gobierno nacional en el estado, a quien apodan protector del Táchira, ni funcionarios de Pdvsa, ni nadie, le da la cara al pueblo para explicar qué está pasando. Porque el cuentico del contrabando y del bachaqueo, ya no pasa así no más.
Y como no hay información, la desinformación funciona. Radio bemba es eficaz. Los comentarios en las colas cogen fuerza y se hacen casi creíbles. Que si no hay gasolina en la planta de El Vigía, que si reducen el despacho, etc, etc.
Por eso, en la madrugada de este martes, el rumor-explicación era casi creíble: “Hay órdenes de arriba, de enviar a Caracas gasolina, gas y comida para que esté suficientemente abastecida, como medida de “previsión”, en virtud del “acto” presidencial pautado para este viernes. Era el comentario en la cola esta mañana!
Humberto Contreras