Regional

Comerciantes en el centro intentan volver a la normalidad en cuarentena

1 de junio de 2020

354 vistas

El auge en el centro de San Cristóbal se ve reflejado en las colas de pasajeros que esperan por las rutas urbanas y suburbanas. (Foto/ Johnny Parra)

El centro de San Cristóbal se mostraba la mañana del viernes pasado muy ajetreado, incluso más que en días anteriores a la cuarentena, cuando muchos compradores preferían hacer sus diligencias en la ciudad de Cúcuta.

Mientras un grupo de comerciantes experimenta a ver cómo les va, y unos días abren y otros no, algunos ya están decididos, así la venta se ponga dura, pues es preferible en su concepto esto, a quedarse en casa improductivos.

El dueño de un abasto que durante toda la cuarentena ha laborado, muy cerca de la Casa Steinvorth y la avenida García de Hevia, llamada Quinta avenida, admitió que el comercio desde la semana pasada ha ido progresivamente animándose y esto debido en parte a que los ahorros para “quedarse en casa” se están acabando, e implacables corren gastos propios de sus negocios.

—La razón de que a muchos locales les tocó empezar a trabajar es que ya se estaban viendo presionados por los gastos, como empleados y arriendos. Gastos que se asumen sin producir y, además de eso, el mismo propietario debe darle de comer a su familia.

Afirmó que los comerciantes están conscientes del peligro que implica el coronavirus, y por eso están tomando las previsiones necesarias. De hecho, ya en los locales abiertos se percibe la gran transformación que ha sufrido la atención al cliente, muchos de los cuales deben esperar afuera para ingresar a los locales o ser atendidos, evitando así las aglomeraciones. Por supuesto, se les exige el tapaboca.

Algunos negocios no han llegado a tanto, pues la afluencia de compradores ha sido mínima, pero están preparados para el momento en que lo tengan que hacer.

—Están tratando de tomar las máximas medidas, lo máximo que se pueda; entre ellas, aplicarles a los clientes en las manos alcohol o gel desinfectante.

Como dice Jenny Bustamante, propietaria de un almacén de bolsos y morrales, se intenta seguir abierto hasta el mediodía, o hasta que desde los altoparlantes de las patrullas se les exija el cierre.

—Necesitábamos dinero para comer; antes subsistimos mucho tiempo con los pocos ahorritos que teníamos. Ya tenemos como una semana en este trote. Cada día, poco a poco, van abriendo más y más negocios. Hoy se ve mucha más gente en la calle, en anteriores días todo se veía más solo -dijo-.Venir por obligación

Por diversos motivos, la gente debe venir al centro de San Cristóbal, no solo para la obligada compra de alimentos; también hay servicios que pagar y otros insumos que se necesitan para hacer más llevadera la cuarentena. Muchos ni quisieran se acercan por allá, especialmente los residentes fuera de San Cristóbal, que sienten que desplazarse es todo un viacrucis y hasta un alto riesgo de contagio.

Es el caso de Letty Moreno, residente de Cordero, obligada por la carencia de gas, quien aguardaba en una cola por la ruta que la devolviera a su hogar, donde prefiere estar recluida.

—No tengo gas y no tengo cómo hacer comida. Me vi forzada para venir, y caminar primero desde el semáforo hasta la parada de línea. La primera buseta pasó; pero eso sí, full, full. Yo ya casi me iba a devolver, hasta que vi el “bus rojo”, y ahora estoy esperando el otro milagrito que me lleve de regreso. ¿Que cómo he hecho para cocinar? He aguantado hambre; me tengo que parar a las tres de la mañana a cocinar con electricidad, de lo contrario no como. Hago la comida a las 2 de la tarde, para comer a las 6. Nunca pensé que íbamos a vivir esta pesadilla. A veces se va la luz 9 y 14 horas diarias. Internet, afortunadamente, he tenido; pero se ha ido el servicio muchas veces, como el Día de las Madres, en que no me pude comunicar con mi hijo que está en Perú.

Freddy Omar Durán