Con sus trajes de astronautas dispuestos a alcanzar las estrellas, en los espacios del teatro María Santos Stella del Ateneo del Táchira, estudiantes de la primera promoción de educación primaria de la U.E. Colegio Domingo Savio celebraron el alcance de tal logro académico y se convirtieron en la demostración de que sí es posible incorporar la ciencia y la tecnología a la educación desde su más temprana etapa.

Freddy Omar Durán

Durante el solemne acto, cargado de simbolismo y emoción, los docentes y directivos trajeados de la toga y el birrete, celebraron los resultados de un trabajo de año y medio en el cual se han visto involucrados padres y representantes, así como instituciones que han brindado el apoyo al proyecto, como el Conicit.

En la intervención del director de la institución, el magister José Antonio Pulido Zambrano, hizo una retrospectiva de cómo desde el año 2014 desde un acontecimiento en el Club de Leones se vislumbró lo que se concretó ante todo como una filosofía que se ha denominado NARBed.

— Comenzamos a hacer disrupción con una filosofía llamada NARBed nacida en el Táchira, donde los muchachos respetando el currículo tradicional del Ministerio de Educación buscamos desde las ventanas pedagógicas que los niños vean materias que les permitan visualizar el futuro. En cumplimiento de estos objetivos, ellos han estado viendo ejes transversales: robótica, nanotecnología, astronomía e idiomas, que muchos de nosotros apenas si estudiábamos en la etapa secundaria— explicó Zambrano.

De otra parte se dio la intervención como orador de orden y padrino de la promoción del doctor Víctor Hugo Cárdenas, quien confió que el aporte de la U.E. Colegio Domingo Savio va a posibilitar el sueño de que el Táchira sea pionero de una enseñanza vinculada a la exploración del espacio, y que apueste ante todo por la ciencia y la tecnología.

— Este es un proyecto nacido con miras a sacar adelante a un país, pues los niños siempre deben estar sumados al desarrollo de la Nación— acotó Cárdenas.

Al ser un proyecto académico diferente, se quiso que la ceremonia del viernes 22 fuera particular, y en ese espíritu los alumnos en tránsito a su etapa secundaria, tripulantes de la nave espacial “Saturno” hicieron entrega a los precedentes, tripulantes de la nave espacial “Júpiter”, de las “llaves del conocimiento”. Este solemne momento fue envuelto en los sones de un grupo de cámara, que al final deleitó a la audiencia con un ameno concierto en el cual interpretaron piezas pertenecientes a bandas sonoras de películas.

— Hay cosas que nunca debemos perder: la experiencia, la esperanza y y honestidad; y hay cosas que son las de mayor valor: la familia, el amor y la amistad— nos recordó María Gabriela Romero al hacer entrega a su compañero de las “llaves de la sabiduría”.