Regional

Con tareas dirigidas compensa deficiencias en educación pública

20 de marzo de 2023

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Hay preocupación de los padres por las deficiencias en la educación primaria pública. (Foto/Freddy Omar Durán)

 

Desde los tiempos de la pandemia, la educación tachirense ha pasado por una crisis, que casi se puede considerar fase de experimentación, tratando de probar hasta qué punto los niños pueden ser formados con menos horas de clase posible.

Freddy Omar Durán

Primero la cuarentena sacó a los estudiantes del ambiente propicio no solo al conocimiento, sino a la socialización entre pares, y el establecimiento de normas de convivencia ciudadana. Luego el golpe presupuestario a la educación pública, que ha obligado a muchos profesores a desertar, mientras otros los obliga a un receso de sus actividades en aula, en pos de salir a reivindicar a la calle sus derechos laborales.

En ese lapso de decadencia de la educación que ya lleva aproximadamente tres años, los padres cuyos hijos cursan etapa inicial y primera etapa en las instituciones públicas, han recurrido a las tareas dirigidas, para compensar las falencias que vienen arrastrando sus hijos en materia de formación académica.

Durante la pandemia fue casi que la opción más inmediata para que los estudiantes “no perdieran el tiempo”, y luego sería la más económica, ante los altos costos de la educación privada, y la más práctica, en tanto proporciona un acceso más inmediato.

Luz Magali Dávila Leal desistió de continuar sus funciones en el Magisterio nacional, inconforme con el ingreso que de allí devengaba, pero no de su vocación, y por ello decidió adaptar su hogar para allí impartir tareas dirigidas. Esa vocación que en reiteradas ocasiones, como cuerda emocional, el patrono Estado invoca para sumarles a los docentes que se niegan a abandonar sus cargos más horas de paciencia.

–Lo poco que he hablado con mis amigos docentes, es que muchos se van a retirar o ir del país, u otros desde la pandemia ha comenzado a trabajar en otras cosas y vieron que era mejor el ingreso, y que no quieren volver a los colegios, porque se han ido acostumbrado a una mejor entrada económica.

Ella ha sido testigo de primer orden de las graves fallas, producto de la reducción de las actividades en clase de los estudiantes, muchas de las cuales golpearán más duro al estudiante cuando pase a nivel secundario.

–Hay niños de sexto grado que no saben ni leer ni escribir bien, no saben resolver un problema matemático, no saben restar. Procuro que un niño en sexto grado salga con lo básico, bien pulido al bachillerato, que ya sepan qué es la potencia, la raíz cuadrada, las ecuaciones. Yo tengo niños desde etapa inicial hasta sexto grado. A los de educación inicial de segundo nivel ya los tengo leyendo, no perfectamente pero sí con la pronunciación adecuada.

Por razones de su trabajo o sencillamente porque no tienen las herramientas pedagógicas y emocionales para asumir la enseñanza de sus hijos, los padres deciden delegar en ella esa delicada misión.

–Existen padres que no tienen las facilidades porque trabajan o no tienen la paciencia, por eso mandan a los hijos a que reciban las tareas dirigidas y de verdad que es algo muy necesario para los niños. Ya que los padres saben cómo está la situación, hacen el sacrifico para que otras personas les ayuden bastante, si no esos niños que no están bien preparados se complican para la secundaria.

Insiste en que el papel del docente no es solo el de impartir conocimientos, y que se ha venido olvidando la gran diferencia entre “enseñanza” y “educación”, ya que este último término engloba una formación integral que incluye valores, modales, y a veces asistencia emocional y psicopedagógica para aquellos estudiantes con dificultades para el estudio, o problemas personales en sus hogares. Hasta administradores han tenido que aprender a ser los docentes de los recursos económicos, tecnológicos, pedagógicos y aquellos correspondientes a los programas de alimentación escolar.

–A raíz de estos problemas los docentes no dan lo que es la teoría completa en las escuelas, por el tiempo, por el poco tiempo que pasan con los niños, y cuando ellos asisten a clase es poco lo que enseñan. Y no solo es conocimiento, también hay deficiencias en la educación en general, porque hay niños que no piden permiso, que no dicen gracias, que no piden por favor, esos son valores que nos han enseñado nuestros padres, y que en la escuela deben ser reforzados.

A los docentes, especialmente en educación inicial y primera etapa, se les asigna la gran responsabilidad de cuidar a los menores de edad, hasta se podría decir que casi o más que a sus propios hijos, pues podrían ser objeto de sanciones penales.

–Yo tengo la responsabilidad de prepararlos, y además la responsabilidad de que no les llegue a pasar nada, estar siempre pendiente de cada uno de ellos. Tenemos varias tareas con ellos, y si sufren algún percance mientras están con nosotros, viene el reclamo de los padres, y hasta la Lopna nos cae encima.

La licenciada Leal ha puesto su hombro para que muchos padres sequen sus lágrimas, y su oído para que desahoguen sus preocupaciones

–Los padres se quejan de que los niños no saben nada, de que no están recibiendo la enseñanza que antes se daba, que los que salían para primer grado de bachillerato ya tenían mayor comprensión lectora y no estaban tan crudos como los estudiantes de ahora.

Lejos está la educación de ser la profesión que trae riquezas, y lejos los tiempos en que con un bono del Magisterio nacional se hacían de un automóvil, la cuota inicial de una casa o un buen plan vacacional. Y este vuelco en contra de la calidad de vida de los docentes, no ocurrió desde la pandemia, pues viene ocurriendo de más o menos 7 años para atrás. Eran tiempos en que muchos madrugaban con carpetas frente a la sede de la Zona Educativa Táchira, en que los que estudiaban una licenciatura no veían la hora de graduarse, para ser incorporados inmediatamente al sector público, especialmente en la época dorada de las “escuelas bolivarianas”.

–A mí me ha encantado desde pequeña la educación. Hemos estudiado esta carrera porque la amamos, porque si fuera por el dinero, no creo… ¡Imagínese!

Como madre de familia de un muchacho en liceo público, también ha tenido que ver cómo compensar sus debilidades, y para eso ha recurrido a otros colegas, en áreas especializadas, y que a través de las clases particulares, buscan la manera de redondear su presupuesto.

–Tengo a mi hijo en tercer año en el liceo de Zorca y yo lo oriento hasta donde puedo orientarlo; cuando yo sé que se escapa de mis manos, por ejemplo con matemáticas de grados superiores, pido ayuda a otros profesores.

 

 

 

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