“Muchos vecinos que sufren de enfermedades respiratorias o tienen personas mayores en sus hogares hacen el esfuerzo de comprar las bombonas a revendedores, pero con esos precios muy pocos lo pueden hacer”, dicen los vecinos
Raúl Márquez
Hasta cuatro meses sin gas doméstico contabilizan los vecinos del sector 27 de Febrero de Naranjales, parroquia Alberto Adriani del municipio Fernández Feo, por lo que la mayoría debe preparar sus alimentos con leña, puesto que la opción de las cocinas eléctricas se viene descartando debido a los prolongados cortes eléctricos que se registran a diario en el sur del Táchira.
Mely García, habitante del sector, indicó que, en su caso, ya son más de cinco meses que espera por la distribución del gas doméstico en la comunidad, catalogando esta situación de terrible, pues, a su juicio, influye gravemente en sus actividades diarias.
«La problemática del gas doméstico en nuestro municipio viene intensificándose con el paso de los meses y ahora, en medio de esta cuarentena por el nuevo coronavirus, las esperanzas de que nos surtan parecen desvanecerse», subrayó.
Por su parte, Gregoria Torres añadió que muchos vecinos para poder contar con gas doméstico en sus viviendas han optado por adquirir los cilindros a algunas personas que los revenden en moneda colombiana.
«Ante la falta de gas, muchos vecinos que sufren de enfermedades respiratorias o tienen personas mayores en sus hogares hacen el esfuerzo de comprar las bombonas a revendedores, pero con esos precios muy pocos lo pueden hacer. Por ejemplo, la bombona de 10 kilos la venden en 25 mil pesos, mientras que la de 18 kilos en 50 mil o más. La verdad es que no sabemos a dónde vamos a llegar», precisó.
Frente al anuncio de Freddy Bernal, representante del Gobierno nacional en Táchira, en cuanto a la destitución de la directiva y toma por parte de las FAES de todas las plantas de la empresa estatal Pdvsa-Gas Comunal, las amas de casa consultadas comentaron que ojalá esta intervención y los cambios del personal de las plantas de llenado que operan en la región deriven en los frutos esperados.
«Cuando uno escucha estos anuncios, sinceramente, por un lado, siente rabia, porque esas irregularidades todo el mundo las sabía; pero, en fin, ojalá la cosa mejore. Eso es lo único que pedimos, de modo que esta situación deje de ser un dolor de cabeza, pues ya tenemos suficiente con las fallas eléctricas y el hecho de que debemos estirar los reales para la comida», dijo una de las amas de casa del citado sector. (Raúl Márquez)