Freddy Omar Durán
Años sin solución, que apenas con pañitos de agua tibia se solventan, cuando ya la incomunicación es crítica, es lo que han padecido todas aquellas personas que deben movilizarse entre Mata de Guadua y El Valle
Un viacrucis vial, con varias estaciones dolorosas, representan los tres kilómetros de vías que comunican a Mata de Guadua con El Valle, en el municipio Capacho Nuevo, y que apenas presentan soluciones muy puntuales y provisionales cuando el paso vehicular se cierra totalmente.
Aunque a lo largo de toda la vía se esparcen las señales de abandono, cuatro son los puntos más críticos, en uno de los cuales, casi entrando a El Valle, el colapso ya no permite la entrada y salida de automóviles.
Precisamente en ese lugar, que comprende unos 200 metros, trabajadores de la alcaldía e Hidrosuroeste se han abocado a solucionar el problema; pero apenas se está en fase del arreglo del acueducto y el sistema de cloacas, y antes que una carretera, dicho tramo se parece más a un campo de trincheras sobre el cual motocicletas y peatones intentan pasar.
Desde El Toro
Con la llegada de las lluvias, se avecinan los sufrimientos para los habitantes de los sectores Taller El Toro y El Araguaney, desde los cuales se anuncian las calamidades que han de venir. Postes inclinados, podridos en sus bases, realizan sorprendentes actos de malabarismo y dan la alarma del hundimiento de terrenos que afecta la zona, y que ya ha cobrado la estructura de varias viviendas que sus pobladores se niegan a abandonar, por no tener a dónde ir.
—A cada rato, por nuestra cuenta, debemos pagar a personas para que nos arreglen los daños en los postes, que se producen porque no están estables en el suelo— afirmó Mary Pérez, habitante del sector.
En la Curva de Los Jaboneros, huecos nacen en los mismos huecos, por lo cual los automóviles deben ir con baja velocidad, mientras van pagando el precio de no rodar por un camino destapado. Avanzando un poco más, las cosas se vuelven a poner difíciles a la altura de la calle La Antena.
—Realmente, nadie da con lo que ocasiona todos estos daños, afirmó Rosa Pernía, quien, mientras bajaba la velocidad de su vehículo, se mostró a gusto de que los medios estuvieran allí para reflejar la situación. —Unos dicen que se trata de una falla geológica; otros, de las fracturas de las tuberías e internas de las casas ubicadas sobre la ladera, al otro lado del camino.
Aunque no se pueda determinar con exactitud la contribución de las corrientes de agua a los daños de la carretera, lo cierto es que ellas corren con libertad por el camino, sin canalización alguna. Incluso, una boca de visita ubicada muy cerca de una de las casas de dos pisos, a la que poco le falta para desplomarse, en El Araguaney, se encuentra averiada y se puede escuchar por ella el rugido de la cascada en bajada.
En la Recta Los Japoneses, el invierno convierte los grandes huecos en lagunas, formándose traicioneras trampas, en las cuales no pocos vehículos se han quedado encunetados, a la espera de un costoso servicio mecánico y de grúa.
El Valle preocupa
En cercanías del Club Campestre Los Potrillos y del núcleo urbano de El Valle, ya sencillamente no se puede pasar. Motos y transeúntes toman el riesgo de hacer equilibrio entre socavones. Muy cerca, las busetas cargan y descargan pasajeros. Uno de sus conductores afirmó que a pesar del mal estado de las vías y el deterioro a que se exponen sus unidades, mantienen activa la ruta:
—Esto es la crónica de una muerte anunciada—denunció Hugo Medina, vecino del sector-. Años y años de descuidar los problemas que había con las tuberías, nos hicieron llegar hasta esto, y aunque se están adelantando trabajos, esto tomará unos cuantos meses. Lamentablemente, los organismos oficiales no han trabajado como debe ser y no le han prestado atención a esto, que no nos cansábamos de denunciar. Para tomar la buseta, los pasajeros de El Valle deben caminar varios metros; para quien tiene salud, esto no representa mayor riesgo, pero gente enferma se ha tenido que sacar por este paso malo.
Se les ha pedido a los buseteros cambiar la ruta, para que así recojan los pasajeros en el casco central, pero un conductor, que prefirió guardar su identidad, dio las razones por lo cual esto no se hacía:
—Aquí nos salen más pasajeros que si esperáramos desde el casco central de El Valle. Además, el camino se hace más largo y eso es más gasto de gasoil; tendríamos que invadir la ruta de la línea Santa Rita, que normalmente pasa por Berlín (por la vía hacia Rubio)— aseveró el conductor.