Regional

Deben aliarse los estados para enfrentar organizaciones delictivas internacionales

21 de febrero de 2024

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Freddy Omar Durán

Invitada especial a un proceso de capacitación de comunicadores sociales desarrollado por el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) de la región, Ronna Rísquez hizo un paréntesis para comentar detalles de su más reciente investigación, condensada en el libro El Tren de Aragua.

Trabajando para medios de comunicación nacionales e internacionales, Rísquez ha estado al frente de investigaciones periodísticas de impacto relacionadas con estos tiempos complejos que nos han tocado en Venezuela.

Rísquez ha trabajado en los medios de El Nacional y Runrunes, además de ser finalista del Premio Gabo de Periodismo en 2016 y de participar en el equipo de investigación de Panamá Papers.

Los talleres ofrecidos por el Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela se orientaron al tema del periodismo de investigación y junto a Ronna Rísquez, la acompañaba en el proceso de formación la periodista Lorena Meléndez.

Fuentes de varios países

En esta ocasión se ha aproximado a un fenómeno delictivo que generado desde Venezuela se ha internacionalizado en la intrincada red de organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico y el tráfico de personas, entre otros delitos.

— ¿Qué relaciones podemos establecer entre el Tren de Aragua y la zona de frontera colombo-venezolana?

— Hay una operación del Tren de Aragua del lado colombiano, en la población de Villa del Rosario del Norte de Santander, y obviamente eso implica una relación con gente de actividad de la frontera del lado venezolano. Ellos tienen un control fronterizo en el que operan en paralelo con el ELN.

— ¿Cómo abordó esta investigación, teniendo en cuenta que el campo de acción abarca varios países?

— De varias maneras. No pude viajar personalmente a todos los países, pero si pude contactar a funcionarios de cuerpos de seguridad, víctimas, con miembros de la organización Tren de Aragua, con fiscales. Estuvimos aquí en Táchira y en Norte de Santander, pasando por trocha y conversando con varias personas.

— ¿Qué tan amplia es el área de acción de esta organización delictiva?

— En estos momentos se habla que hay varios miembros del Tren de Aragua en varias ciudades de Estados Unidos, y eso lo ha dicho el propio FBI. Aunque queda por verificar si se trata de personas que pertenecieron a la organización, o de la organización en sí. Ya sabemos que la organización actúa en Chile, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia.

— ¿Cuál fue el punto de partida de la investigación?

— La investigación partió de otros trabajos periodísticos que yo estaba haciendo que tenían que ver con temas de prisiones y extorsiones, que apuntaban al Tren de Aragua; y salían datos referidos a estas actividades y otras más grandes. Y ahí es cuando decido hacer el libro, cuando me di cuenta que se trataba de un grupo delictivo distinto a lo que se estaba viendo en Venezuela en materia delictiva.

— ¿La organización sigue operando? ¿Cuál es su nivel de peligrosidad?

— A pesar del desalojo de la prisión de Tocorón, los miembros principales siguen en libertad, sin saberse dónde están. El mayor riesgo es que se trata de una organización que, así como llegó en un corto tiempo a dominar estos países de la región, puede avanzar a otros países, y también avanzando en sus operaciones; una de las más graves, la trata de mujeres migrantes para explotación sexual.

— ¿En algún momento dudó en seguir con la investigación?

— Yo no me imaginé en el momento en que realizaba la investigación en que iba a estallar el escándalo en otros países. Eso cambió la dirección de lo que estaba haciendo; no pensé que mi investigación tomaría las dimensiones de la actualidad.

— Ante la expansión de este tipo de organizaciones, ¿cuál debería ser la actuación de los estados latinoamericanos?

— Tienen que trabajar en alianza. Es necesaria la cooperación porque precisamente estos grupos se van conectando en redes de alianzas a lo largo de toda la región, y eso es lo que les da el poder. Hay que desarticular estas redes en un intercambio constante de información.