Regional
Del folclore y otras hierbas
miércoles 27 agosto, 2025
Otto Rosales Cárdenas
En días pasados celebraron, con bombos y platillos, un poco bajo cuerda, el día del Folklore. Término usado para mostrar y charlar las manifestaciones culturales del “Otro”. El otro puede ser un sujeto individual o colectivo, urbano o rural poco importa, muestra su hacer, su materialidad cultivada y expuesta para goce y placer de la vida social.
El término folklore fue pensado por la antropología colonial inglesa para nombrar a las “otras culturas” poco iguales y distintas. El “Otro”, siempre es extraño, raro, ajeno. Así, William Jhon Thomas, un señor dedicado a coleccionar antigüedades, curiosidades, un 22 de agosto de 1846 decretó juntar todo aquello diverso, lejano a lo que se suponía la norma, y llamarlo folklore.
Nosotros por acá, esclavos de la moda lingüística del amo inglés, así seguimos llamándonos, “folklore”. Sin pompa y circunstancia ni banda militar al fondo, seguimos la orden de su majestad de inclinar la cerviz ante el rey.
Con este término folclore se quiere dar cuenta de la infinita riqueza cultural y simbólica de lo humano. Todo lo llámanos folclore. Esto y aquello. Lo exótico, popular, ancestral, comunitario, sincrético, callejero… una vasija de barro o dorada con canutillo, todo es folk.
La antropología inglesa, fiel a los viajes de sus arqueólogos y piratas, tienen su cuota de sangre y cuchil los invertida en el término Folk. Un término engañoso, creado para uniformizar más que para leer/nos en la diferencia de los humanos, cultivando aquello que no puedo ni quiero entender, para volverlo pieza de colección, arte, vitrina.
Insípido, soso e inútil, todavía se usa para montar “actos culturales” y “bailes folclóricos” escolares. Una “memoria del afecto” suena y da cuenta de lo que posiblemente vamos siendo. Esa diferencia, esa infinita posibilidad de la cultura que se va asumiendo y mostrando silenciosamente en la boca diaria de los hacedores de su cultura. El misterioso milagro de diferenciarnos de los totalitarismos dogmáticos de la antropología, del discurso único, colonial y poco raigal.
No puede dar cuenta de los “Otros” que viven, bailan y muestran su cultivo de si, su consciencia de ser y estar, hacer, mucho más que un objeto de estudio. Sus vidas y sus cuerpos son poéticas gestuales y rítmicas, que no logra abarcar esa palabreja insulsa como la denominó y dejó escurrir el” folclórico” colonizador inglés.
Profesor Titular ULA-Táchira
Área de Estudios Regionales y Locales
Grupo de investigación BORDES
*imagen del libro Descripción del Reino de Guayana, presentado por Sir Walter Raleigh en 1599 como informe de su expedición en busca del mítico Dorado, donde incluye retratos de los habitantes de América como hombres sin cabeza.