Norma Pérez
La bicicleta de Jhoan Ochoa tenía dieciocho años guardada, cuando se generó la pandemia mundial y el periodo de cuarentena. En el municipio Junín, el encierro obligado coincidió con cortes de energía eléctrica que se prolongaban por largas horas y, en ocasiones, el tedio se hacía insoportable para muchas personas.
Este escenario permitió que aquella bicicleta, no usada por tanto tiempo, se pusiera en funcionamiento. Y lo que comenzó como una iniciativa en solitario, meses después se convirtió en una actividad con la participación de grupos y rutas organizadas.
Al inicio de la cuarentena, en marzo del año pasado, Ochoa, quien es docente de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, comenzó a hacer ejercicios dentro de su casa. Posteriormente, llegó la flexibilización, se permitió salir con mayor frecuencia; la gente comenzó a caminar, trotar y andar bicicleta por las calles de Rubio.
“En mi caso particular, tenía unos 18 años que no usaba la bicicleta para fines recreacionales o deportivos. La saqué y a finales de julio comencé a salir, pues siempre me ha gustado el ciclismo y en mi juventud lo practicaba; pero, por diversas circunstancias, lo abandoné. Ahora lo retomo y lo he convertido en rutina”.
Empezó a recorrer en solitario la autopista perimetral y la avenida Manuel Pulido Méndez de la Ciudad Pontálida. Después se sumaron un primo y dos amigos. “Más tarde nos incorporamos a un grupo grande de personas que practican ciclismo de montaña, a nivel recreativo”.
A partir de allí se han creado varios grupos de ciclistas y este deporte se ha extendido en el municipio Junín; los participantes son hombres y mujeres, de diferentes edades; para ellos es muy importante que se hayan unido personas de la tercera edad.
“Los grupos son numerosos, está el Club El Poblado, que tiene unos 50 integrantes, y los demás grupos tienen entre 25 y 30. Tratamos de mantener las normas de bioseguridad, solo que cuando pedaleamos no usamos el tapaboca, debido a que se reduce la cantidad de oxígeno”.
Para cada salida se establecen cronogramas y rutas: De lunes a viernes parten después de las 4 de la tarde, y realizan recorridos cortos; los domingos, en la mañana, hacen rutas largas, entre 40 y 60 kilómetros, pero de carácter recreativo; con paradas para descansar, y siempre hay un sentido de cooperación entre los asistentes.
Como complemento y motivación, organizan pequeñas competencias entre los participantes, tanto de bicicleta de ruta como de montaña, con su respectiva premiación, y en la más reciente se sorteó una camiseta que donó el ciclista rubiense Jhonatan Salinas.
“La práctica del ciclismo nos ha permitido mantener un buen estado de salud, física y mental, ya que este deporte agudiza los sentidos; hay que estar pendiente de cualquier eventualidad: además se ha incrementado el compañerismo entre los que salimos. Este es un deporte que genera amistad”.
A juicio de Jhoan Ochoa, es importante buscar lo positivo en situaciones negativas, y así lo puso en práctica: “Si algo han dejado la pandemia y la cuarentena, es que se ha proyectado el deporte como recreación en el municipio Junín. No solo la práctica de ciclismo, sino de muchas otras disciplinas, como la caminata, el maratón, baloncesto, fútbol sala y softbol. Así como quienes cumplen rutinas individuales, como caminar o trotar. Hay muchas personas que practican un deporte, y esto es altamente beneficioso para la salud de los habitantes de nuestro municipio”.