Regional

Dolores Vázquez: entre paredes quebradas, la oscuridad y el olvido

29 de febrero de 2020

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A punto de desplomarse está la vivienda de Dolores Vázquez, una señora de 74 años de edad que vive en evidente riesgo tras la crecida de la quebrada La Bermeja, en 2018.


Bleima Márquez

Ya ha pasado más de un año y todavía espera la ayuda de alguna autoridad local, regional o nacional. Para sumar otra cosa a su desdicha, debe cocinar con leña, porque no hay gas ni luz.

Dolores Vázquez tiene 74 años de edad, y habita en precarias condiciones en una humilde vivienda en Madre Juana, parroquia San Sebastián de San Cristóbal.

En el 2018, su casa sufrió grandes daños a causa del desbordamiento de la quebrada La Bermeja. El cuarto donde dormía se derrumbó y el resto de la vivienda está fracturado, pero allí continúa, porque no tiene otro sitio a donde ir.

Ahora su modesta casa luce descuidada, con paredes quebradas y a punto de desplomarse. Lo que fue su habitación, ahora es sostenida por unos trozos de madera, atravesados, para evitar que termine de caerse.

La sala sirve de cocina, recibo, comedor y dormitorio. Todo está concentrado allí, porque es donde se siente más segura.

“Va para dos años, cuando se salió la quebrada La Bermeja, aquí en Madre Juana. A mí se me vino casi todo el barranco encima de la casa”, contó Dolores con nostalgia.

También recordó que cuando la quebrada rebosó su curso y el cerro cayó sobre su vivienda, llegaron al lugar varios efectivos de los cuerpos de seguridad, como los Bomberos y Protección Civil, quienes en el momento hicieron su trabajo.

Igualmente hizo presencia el alcalde de la ciudad, Gustavo Delgado, quien prometió ayudarla, pero hoy, luego de dos años, continúa en el mismo lugar y en peores condiciones.

Ninguna autoridad, local, regional o nacional, le ha tendido la mano, a pesar de su edad y de la precaria condición en que vive y el riesgo que implica vivir bajo un techo sostenido por paredes quebradas, a punto de derrumbarse.

“Estoy peligrando, el día menos pensado se me vienen las paredes. Como no tengo con qué arreglar las paredes, estoy viviendo arriesgadamente aquí”, lamentó Dolores.

Cocina a leña

La crisis económica y social que atraviesa Venezuela le ha añadido un amargo a sus días, todo es un sacrificio, y ahora su comunidad no cuenta con los servicios básicos.

No tiene gas, tampoco hay agua y la electricidad viene de visita, a raticos; así deben vivir todos los vecinos de Madre Juana.

Según cuenta Dolores, el problema es muy agudo, pues ante la falta de gas intentó preparar sus alimentos con una cocina eléctrica, pero los bajones de luz la dañaron. Solo cuenta con un promedio de cuatro horas de energía, y también debe mandar a reparar la lavadora y la nevera.  La única manera de hacer la comida es a leña, pero el humo está causando daños a su salud.

Hoy Dolores dice que, “al igual que el Táchira, se encuentra abandonada, porque en elecciones los políticos sí van, pero luego se olvidan”; ella deja todo en manos de Dios, a quien le pide paciencia y fortaleza.  (BM)

Si tiene alguna denuncia, la puede comunicar por: [email protected]

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