Ureña se ha caracterizado por ser la capital industrial del estado. Allí hay dos zonas industriales, Los Parceleros y la de Comditaca, que es la más nueva, y en la cual existe un conglomerado de empresas del sector textil, lavanderías industriales, metalmecánica, calzado, plásticos, vidrio y autopartes, entre otras.
Allí funcionaron las más importantes empresas del país, de la industria de carrocerías, como Carrocerías Andinas, Intercar, Servibus de Venezuela y Carrocerías Ureña, las que, desde hace mucho tiempo, ensamblaban autobuses y microbuses para el transporte de pasajeros.
En estos momentos, ambas zonas industriales están en 95 % paralizadas. No se cuenta con las condiciones mínimas para el trabajo. Se padece por los servicios públicos, (luz, agua, comunicaciones), y por la vialidad interna, que ha sido un reclamo permanente por años.
Los empresarios siempre han estado dispuestos a colaborar con las autoridades para recuperar la zona industrial de Ureña, no solamente en lo que respecta a la actividad empresarial propiamente dicha, sino en lo que significa como emblema de desarrollo para la región y para la frontera.
En este sector hay empresas que ya tienen seis años a la espera de la activación de la Zona Económica Especial Fronteriza Ureña-San Antonio, cuyo decreto no ha sido implementado, porque ya están autorizados para ubicarse en esa zona, y tienen sus expectativas.
Por ello, una de las peticiones importantes, durante varios años, es que, en forma definitiva, se dé la apertura de la Zona Económica, lo que, aunado a la reapertura de los puentes, permitiría la reactivación inmediata de las empresas, del empleo, de la generación de inversión, y como consecuencia, la generación de tributos nacionales y municipales.
Por eso, al llegar a los cinco años de cierre, se reitera a las autoridades nacionales que la frontera sea vista, no como un escenario de conflicto, sino que sea entendida como un escenario para la construcción de una sociedad productiva, no solo para el Táchira, sino para el país y para la integración colombo-venezolana.
Humberto Contreras