Dejar el carro en la calle por varios días, para poder abastecerlo de gasolina, se había convertido en un verdadero dolor de cabeza para los ciudadanos que surten en la estación de servicio «La 56», una de las dos que están funcionando en la ciudad fronteriza de San Antonio del Táchira, municipio Bolívar.
Para acabar con este suplicio, profesores, jubilados y miembros de los demás entes públicos que hacen vida en la zona y usan «La 56», se organizaron para crear grupos de 70 personas que permitieran eliminar las perennes colas que se hacían a lo largo de las cuadras cercanas a la bomba.
Juan Yonekura, activista de los derechos humanos y padre de esta iniciativa, aseguró que hasta los momentos la idea ha sido respetada y exitosa, pues «nació de la mano de la comunidad, que estaba cansada de pasar noches durmiendo en sus carros y a merced de los robos y hurtos».
«Se trata de una secuencia de rotación para que no se repita el usuario, gracias al orden cronológico establecido», recalcó Yonekura, al tiempo que precisó que los cuatro grupos existentes están clasificados por las letras a, b, c y d. «Todo esto se ha llevado a cabo bajo las reglas de educación ciudadana, ya que no fue una idea gubernamental sino de los funcionarios», puntualizó.
El activista de los DD.HH. recordó que, pese a las metodologías que implementa la Guardia Nacional para garantizar el orden en las estaciones, este plan ha contado con su respaldo. «Se han dado cuenta de que la organización es real y que no se han presentado irregularidades que puedan manchar el trabajo», dijo.
Para mantener informados a los involucrados, se creó un grupo de WhatsApp y por esa vía se notifica el día que le toca a cada grupo. «Acabamos con esas colas», enfatizó.
Un fruto que debe seguir
Pablo Guerrero, profesor, manifestó el alivio que siente al no tener que dejar su vehículo en la calle, donde pasaba varias noches, hasta que arribara el combustible. «Uno está más tranquilo, pues no hay esa zozobra de antes», aseveró.
Guerrero, al igual que la mayoría, espera que la iniciativa se mantenga mientras continúe el problema con el combustible, ya que, hasta la fecha, ha arrojado «excelentes resultados». Además, indicó, las vías se encuentran más despejadas.
La bomba «La 56» también es usada por los taxistas, mototaxistas y algunos vehículos de servicio público. A la estación suelen arribar, de forma precaria, gandolas cuyos litros de gasolina son compartidos con La Esperanza, el otro establecimiento que funciona en la Villa Heroica.
Jonathan Maldonado