Con una misa solemne, conforme a una devoción católica que siempre le acompañó hasta el día de su encuentro con el Señor, fuerzas vivas de la ciudad, familiares, cercanos y compañeros de trabajo de su empresa, Diario La Nación, elevaron una oración, no solo por el descanso eterno de Gloria Niño de Cortés, sino por un pueblo creyente que en las más difíciles circunstancias renueva su voto de fe.
La ceremonia religiosa fue oficiada por los presbíteros Neira Celis y Gabriel Aldana, con el apoyo de Victoriano Rodríguez, párroco de la iglesia Coromoto, lugar de la misma en la que se dio cumplimiento a las normas de bioseguridad bajo el aval de la Diócesis de San Cristóbal.
María Santa y Grégory Pino envolvieron con sus excelsas voces el alma compungida de los asistentes a la misa en cuerpo presente, dando dignidad eclesiástica que dispuso a todos a recibir las bendiciones de lo alto, y también a aceptar nuestra naturaleza mortal y afligida, con cantos de música sacra y venezolana acompañados de acordes de guitarra.
Sería el padre Celis quien en la homilía central destacaría a doña Gloria como “persona buena”, y una incondicional en apoyo a la obra de la Iglesia católica. Virtud reconocida por el sacerdote oficiante, como por otros como monseñor Mario Moronta, de quien se hizo portavoz de un mensaje de condolencia y reconocimiento, por lo tanto que ha hecho por la Diócesis y por el Táchira.