El colapso del Acueducto Regional del Táchira sumado a un inclemente verano ha hecho que el agua apta para el consumo humano tanto la contenida en botellones como en envases reciclables se trepen a precios elevados.
Un recurso tan abundante en este estado, ya parece no serlo tanto, y al parecer se está cumpliendo la funesta profecía de que el agua valdrá más que el petróleo, y de hecho es así…
Aunque largas y agotadoras, al final casi se podría decir que quien llena el tanque de su vehículo –con una capacidad promedio de 40 litros- lo hace gratis, en cambio quien desee obtener agua en botellón de 20 litros, cuyos puntos de venta también se han reducido, pagan hasta 160 Bs.S, no obstante, si no se cuenta con el respectivo recipiente se eleva el precio a más de 300 Bs.S, es decir la sexta parte del salario mínimo mensual.
Pero si está opción resulta onerosa, lo es más aún adquirir en cualquier supermercado, panadería o abasto un litro y medio de agua mineral en envase desechable cuyo valor promedia los 110 Bs.S, pero en muchas tiendas el costo es elevado.
Por supuesto, la escasez de agua ha empujado al consumidor a acudir en busca del agua en botellón a los puntos de venta, pues, como ha sucedido con el gas, muy pocas son las empresas especializadas que entregan el producto casa a casa. Como afirmó el administrador de uno de esos locales que opera en el centro de San Cristóbal, las ventas han aumentado de tal manera que se han agotado las existencias en sus depósitos, temiéndose de que seguir el racionamiento los precios sigan en incremento.
Hasta los momentos las autoridades encargadas del control de precios se han pronunciado respecto a si el agua hace parte o no de la lista de productos regulados, siendo de tan primerísima necesidad, y por lo tanto si los incrementos de los mismos están o no autorizados.
Para colmo de males, apenas si las lluvias refrescan en algo los fuertes calores que se han presentado en San Cristóbal en los últimos días, con temperatura de 28 grados centígrados y una humedad del 51 por ciento. Cabe indicar que el agua no solo se ha hecho indispensable dentro de los hogares, dentro de las distintas funciones que cumple, sino que es compañera inseparable de los viajeros, especialmente los de a pie, cuyos bolsillos tampoco se prestan para cancelar los 40 o hasta 50 Bs.S de un refresco en envase no retornable, precio equiparable al agua mineral en su presentación más pequeña, cuando en el pasado la diferencia entre ambos productos era a la razón de 1:2. Ni hablar de adquirir un refresco en contenedor desechable, cuyo precio varia de un establecimiento a otro, y no está por debajo de los 100 Bs.S
Freddy Omar Durán