Freddy Omar Durán
El cierre de los talleres de guion y asistente de dirección cinematográficos ofrecidos por Laura Goldberg y Carlos Mendoza, organizado por la Escuela de Cine de La Grita, sirvió para un singular encuentro entre cineastas tachirenses, demostrándose que el séptimo arte tachirense está más vigente que nunca en la región gracias a los esfuerzos particulares, que van encontrando puntos de cohesión y colaboración.
Tanto Laura Goldberg como Carlos Mendoza se mostraron muy entusiasmados por la alta motivación, receptividad, calidez e interés demostrados por los participantes en los talleres, con enormes ganas de aprender, lo que sirve de indicio a la enorme voluntad existente en el Táchira para la realización cinematográfica.
A los talleristas invitados acompañaron en la rueda de prensa, en el panel, Oscar Duque, director de la Escuela de Cine de La Grita; e Iliana Sánchez, directora de la Escuela de Teatro del estado Táchira, en cuya sede se llevó a cabo el encuentro. Posteriormente ese panel se ampliaría con un sector de personalidades representativo del cine tachirense, como el pionero Carlos Molina, y representantes de los movimientos culturales Fundación Púrpura, Fundación Bordes, Productora Vavcinema, Productora El Grito y los realizadores Winder Sánchez y Andrea Castillo.
Laura Goldberg lleva una experiencia de 40 años en el cine nacional con una participación en alrededor de 65 largometrajes, y otros tantos más cortometrajes, novelas, documentales y otros formatos. Se ha especializado en asistencia de dirección y la creación de scripts.
–Yo he sostenido que el cine no se puede limitar a la capital del país; la información y la gerencia del cine tiene que pasar por todos los estados. Y si yo con una humilde participación puedo contarle mis anécdotas, compartir la teoría que sé y material al respecto, como lo he hecho en esta agradable semana en San Cristóbal, siempre van a contar conmigo como su madrina. Hay que seguir teniendo ese interés para tener alegría de vivir; porque si nosotros hacemos de la vida lo que más nos gusta, automáticamente somos personas felices— compartió Goldberg con los presentes.
Admitió que el cine está pasando a nivel mundial por una etapa económicamente complicada, y que ha afectado a una actividad de gran costo; sin embargo sobreponerse a este panorama es posible por los múltiples medios para que cualquiera haga cine, partiendo por ejemplo del uso del celular:
“No hay que temerle a nada. Podemos contar las historias con un celular. Lo principal es saber el lenguaje del cine para saber transmitirlas. Estoy segura que hay muchos colegas míos que les encantaría venir al Táchira, y legar todo el conocimiento que tienen. En Venezuela hay mucho talento y tenemos que aprovecharlo”.
El guion es importante
Por su parte Carlos Mendoza reiteró el gusto de trabajar con jóvenes y no tan jóvenes con sueños de cine y alta calidad humana. Ya es su tercera visita al Táchira en calidad de tallerista y gracias a sus gestiones fue posible traer a Laura Goldberg, quien conociendo de la existencia de la Escuela de Cine de La Grita, de inmediato se ilusionó con la idea de poner venir a conocerla y aportar su saber y experiencia.
–La experiencia que he tenido con estos participantes me ha enseñado su gran disposición por aprender, y además de esto un nivel de inteligencia superior al que he podido encontrar en otros estados con el respeto a esas regiones— anotó Mendoza.
Ya desde la temática que abordó en el taller, insistió en la necesidad del guion como alma y corazón de una película y lo inconveniente de abandonar ese instrumento de trabajo con valor literario y artístico:
“El guion es el esqueleto del proyecto audiovisual; sin guion no existiera película, aunque he conocido a lo largo de mi desarrollo profesional que me adversan y me han dicho que el guion no sirve. Dentro de la rigurosidad de los medios audiovisuales, para mí es el elemento esencial para hacer todo proyecto. Sin un guion, una película no se va a llevar a cabo”.