Regional

Tachirenses que triunfan //El conocimiento como razón de existir

8 de febrero de 2020

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Profesor Dumar Ramírez, en su hogar, en Rubio, junto a su esposa Mariela Mendoza.

Cuando conoció al único ingeniero electrónico graduado en el exterior que estaba en el Táchira, inmediatamente supo qué pasos iba a seguir. Ya sentía un gusto particular por las comunicaciones inalámbricas y comenzó a incursionar en ese mundo porque percibía que estas eran vitales para el desarrollo y progreso del país.


Norma Pérez

Dumar Ramírez trajo vanguardia tecnológica a Venezuela. Dueño de un espíritu acucioso,  desde muy joven se abrió paso en el mundo para compenetrarse con los más audaces avances científicos. Con mirada de visionario, vislumbró posibilidades infinitas que hoy lo respaldan y enaltecen como una reconocida personalidad en el campo de las telecomunicaciones. Sencillez y sabiduría se conjugan en este hombre que hizo del conocimiento su razón de existir.

Este tachirense de raíces y corazón, se planteó metas que para su época y condiciones parecían inalcanzables. Su férrea voluntad, una cadena de circunstancias y muchos a quienes llama sus “ángeles de la guarda”, lo hicieron posible. De allí su convicción que el apoyo adecuado para una persona, en una etapa determinada, es vital.

Aun cuando es nativo de San Cristóbal, sus abuelos y padres nacieron y crecieron en el municipio Junín. De su papá, a quien llamaban el Brujo, por utilizar hierbas medicinales para curar, dice que fue su centro de inspiración: “Mi viejo ha sido para mí inspiración de toda mi vida, porque desde pequeño fue un emprendedor.  Caminaba desde Cerro Negro, en Pata de Gallina, hasta Cúcuta, para comprar queso y venderlo. Después adquirió medicinas, porque eran escasas y las vendía en las haciendas. Llevaba maletas de mercancía para intercambiar. Gracias a su esfuerzo, abrió un negocio frente a la plaza Bolívar de Rubio, “El Incendio”, con innovaciones únicas; y en 1937 se mudó con su tienda a la capital del estado Táchira”.

El joven Dumar estudió en el colegio La Salle de San Cristóbal; allí un sacerdote, el hermano Luis Pedro, lo animó a participar en diversas organizaciones y le orientó en su formación académica. Otro profesor lo entusiasmó a aprender  inglés. Así, comenzaron a sumarse los ingredientes para consolidar al brillante profesional que sería años después.

Cuando conoció al único ingeniero electrónico graduado en el exterior que estaba en el Táchira, inmediatamente supo qué pasos iba a seguir. Ya sentía un gusto particular por las comunicaciones inalámbricas y comenzó a incursionar en ese mundo porque percibía que estas eran vitales para el desarrollo y progreso del país.

A mediados de los años 60, la carrera de Ingeniería Electrónica era prácticamente desconocida en Venezuela, solo había Ingeniería Eléctrica. Por esta razón, le pidió a su padre la oportunidad de ir a estudiar a Estados Unidos. Este lo apoyó y cuando estaba a punto de partir, el señor Alfonso Urdaneta, propietario del almacén “La Princesita”, le pidió que llevara a su hijo y ambos comenzaron a estudiar la misma carrera.

De Nelson Urdaneta, su compañero de estudio, dice que es un “gochito” que hizo historia y un genio, pues inventó el sistema de conmutación de radar de los aviones F16, y el sistema electrónico de controladores de flujo, bajó costos y mejoró el sistema de la industria electrónica en el mundo.

Aprendizaje itinerante

En la Universidad de Miami, Dumar Ramírez completó su aprendizaje del idioma inglés. De allí se fue a estudiar en la Universidad Politécnica de California, una de las más prestigiosas de Estados Unidos. Para poder pagar sus gastos, trabajaba 40 horas semanales, de noche.

Como el dinero no le alcanzaba para comprar libros, consiguió trabajo de bedel en la biblioteca de la universidad, donde acordó con el administrador hacer las labores en menos tiempo y con más calidad. A cambio, las dos horas restantes le permitían estudiar y hacer sus trabajos. Su lección de esta experiencia: “Cuando se quiere algo, se logra, no importa bajo qué condiciones”.

A punto de graduarse, se enfermó y al descubrir que trabajaba más horas de las debidas, le dieron de plazo un año para que consiguiera una beca; en caso contrario, sería deportado. Ante esta situación, tomó la decisión de irse con un grupo de hippies a Europa. Corría el año 1968.

En Ámsterdam sufre un desmayo por tener varios días sin comer. Al despertar 72 horas después, estaba en casa de un señor, padre de once hijos, quien lo alojó junto a otro compañero en su casa, les compró medicinas, los alimentó, vistió y, una vez recuperados, los llevó a conocer Holanda.

De vuelta a Venezuela, en Caracas, se encuentra con un senador que conoció en USA y le ayudó a gestionar una beca, con la que pudo finalmente graduarse. A su retorno, para cumplir con el contrato por haber sido becado, fue asignado a trabajar con el doctor Federico Rivero Palacio, creador del sistema de los Institutos Universitarios de Tecnología.

De esta manera, se convierte en el primer docente reclutado para la creación de tan importante centro de estudios superiores, al que estuvo ligado durante décadas.

Sólida formación

Una sólida formación acompaña el desempeño profesional de Dumar Ramírez.  Realiza estudios de postgrado en la Escuela Nacional Superior de Electricidad, Electrónica, Informática e Hidráulica de Toulouse, en el Politécnico Superior del Centro Nacional Investigaciones Científicas de Francia y en la Escuela Nacional Superior de Aeronáutica Civil del Secretariado de Transporte de Francia.

Entre sus incontables aportes al avance del país en materia de telecomunicaciones, destaca el diseño, proceso de licitación y supervisión de la instalación de los sistemas para ayudar a la radionavegación aérea civil y comercial de Venezuela, así como diversos proyectos que desarrolló en el aeropuerto internacional de Maiquetía.

Formó personal militar de El Congo y Colombia, en proyectos de comunicación y aeronáuticos, colaboró con el área de seguridad de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo; en Argentina ayudó a funcionar el radar de aeronáutica, fue asesor en la Línea Aeropostal Venezolana para el diagnóstico y reemplazo de los sistemas de reservaciones y el diseño del sistema de comunicaciones satelitales VSAT.

En el área académica, su contribución se extiende al diseño de los módulos de electrónica del núcleo del litoral de la Universidad Simón Bolívar y a su participación como miembro de la subcomisión técnica de la OPSU para la creación de la carrera de Ingeniería Electrónica de la Universidad Nacional Experimental del Táchira.

En el IUT Agroindustrial de San Cristóbal, fue jefe de la División de Planificación, subdirector Académico y director; creó la cátedra de Telecomunicaciones, radar y radioayudas; y se llevaba a sus alumnos al aeropuerto Camilo Daza, de Cúcuta, a recibir las clases, además de su desempeño como docente, investigador e impulsor de importantes avances tecnológicos. Además, el Iufront y la Upel también se beneficiaron con su ayuda.

Su trayectoria se pierde de vista, pero no así la senda que marcó dentro y fuera de las fronteras venezolanas, como pionero e impulsor de adelantos que forman parte de la historia de las telecomunicaciones.

Internet en Venezuela

A finales de los años 80, cuando en Venezuela internet solo se conocía en el ámbito académico, Dumar Ramírez viaja a Virginia, como el primer latinoamericano a formarse en los sistemas VSAT, cuyas siglas significan Very Small Aperture Terminal, y es una red remota la cual integra una red de comunicaciones satelitales.

Como vicepresidente de la empresa Panamtel, realizó el diseño, instalación y operación de la primera infraestructura satelital privada del país y primer sistema de internet comercial con los nuevos equipos VSAT, muy poco conocidos para ese momento.

Una de las condiciones para desarrollar este proyecto, fue que se interconectaran todos los IUT. Para ello, instaló un nodo en San Cristóbal y de allí se conectó con un módem que le obsequiaron en Virginia, un Atari y una línea telefónica de Cantv. Así nació el Centro de Cómputos del IUT y el Sistema Automatizado de Información Científica y Tecnológica de Venezuela.

Después vino la expansión, a la que se incorporó Banfoandes, posteriormente el Banco Sofitasa, donde se realizó la primera videoconferencia de Sudamérica. Años más tarde, por medio de un convenio con la Fundación Andina “Samuel Darío Maldonado”,  se pone en marcha un centro de entrenamiento de red para los 28 coordinadores de los IUT de Venezuela.

Fue Dumar Ramírez quien abre la primera empresa proveedora de servicios de internet comercial en el país y sus primer cliente fue True net, empresa que posteriormente se convirtió en Cantv net. Es decir, que los orígenes de Cantv net fue True net.

Transmisión de conocimientos

Cada día de la existencia de este personaje ha sido un cúmulo de experiencias enriquecedoras. Su premisa es que el conocimiento es vida: “Es muy importante que la gente entienda que el  conocimiento es algo vasto. Si comparamos un globo con una capa de pintura, este es como la atmósfera con respecto a la Tierra. Y si comparamos un globo de ese tamaño con el universo que se midió físicamente en el año 1963, la Tierra, comparada con eso, no es ni la diez mil millonésima parte de un ángstrom con respecto a lo que hay”.

“No somos ni el polvo del polvo de un electrón en relación al tamaño del universo, y las leyes de la física son relativas en torno a un contexto, un momento o una circunstancia. Entonces, una de las cosas que les digo a las personas es que el universo es cambiante, todo cambia, y así estudiemos toda la vida solo captamos una minúscula parte”.

Para alguien que aprender y enseñar es inherente a su vida, es fundamental tener siempre algo diferente en la mente. “Y eso es una razón para existir. De nada sirve que tengamos algo si no lo compartimos. La enseñanza es un mecanismo de vida”.

A sus 71 años de edad, Dumar Ramírez estudia seis horas diarias, y el resto del tiempo transmite ese conocimiento a través de la redes, por medio de sus amigos y alumnos. Actualmente vive en Rubio, la tierra de sus progenitores, junto a su esposa Mariela Mendoza. De su primer matrimonio, tiene dos hijos, Gabriel, quien es ingeniero electrónico, como su padre, y trabaja en la Universidad Nacional Experimental del Táchira, y Carlos, ingeniero de sistemas, quien reside en Panamá.

En una tranquilidad desconocida por años, no pierde la costumbre de mantenerse activo y en constante aprendizaje. Aun cuando tiene tiempo para recordar que en alguna oportunidad aprendió el saxofón y tocó el cuatro en iglesias norteamericanas.

Hoy su nombre es referencia mundial y sus logros quedarán para siempre en la historia de los más importantes avances científicos y tecnológicos. Orgullo para el Táchira y Venezuela:“Podemos decidir ser mediocres o ser inteligentes y vivir con calidad y para eso el conocimiento es básico. Nadie es libre sin conocimiento”.

Los más influyentes de América Latina

En la lista de las personalidades más influyentes de América Latina, correspondiente al año 2019, figura el nombre de Dumar Ramírez. Un nuevo reconocimiento a su trayectoria.

El director de la revista “Gentío”, Ramón Darío Castillo, explicó que desde 1984, esta publicación impresa respalda la iniciativa de la Fundación Juvenil Venezolana, para apoyar las nominaciones, lo que se mantiene hasta el presente.

Un jurado calificador se encarga de revisar el currículum de los postulados y después un jurado, integrado por personalidades de los sectores sociales, artísticos y culturales, designa a quienes formarán parte de la lista.

Su propósito es dar un estímulo a los latinos que desde sus áreas de trabajo engrandecen el Continente.

Por el Táchira, este año fueron seleccionados Dumar Ramírez y el pintor Carlos Eduardo Porras, en quienes se reconocieron tanto sus méritos profesionales como su calidad humana.

Junto a ellos, figuran los nombres del presidente de Colombia, Iván Duque; la diseñadora Carolina Herrera, el jugador James Rodríguez y hombres de ciencia de México, Uruguay y Argentina.

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