Regional

El deterioro, olvido y la indiferencia se apoderaron del parque Ríos Reyna

22 de noviembre de 2019

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La indiferencia de los organismos oficiales deja mucho que desear en un área que debería contar con mayor atención, puesto que también cuenta con el frontis del desaparecido Hospital Vargas, declarado Monumento Histórico del estado Táchira y entregado, bajo custodia, a la alcaldía de San Cristóbal, que nada ha hecho para justificar tal honor

No se sabe con exactitud cómo llegó al lastimoso estado de abandono. Ni quiénes son los responsables. Lo único cierto es que uno de los lugares más pintorescos de la ciudad, cargado de historia, se encuentra en el más absoluto descuido, dejando una serie de interrogantes que requieren repuesta por parte de los organismos que tienen competencia en el asunto.

El parque Pedro Antonio Ríos Reyna, que el 28 de octubre de 1972 fue creado para rendir tributo a la memoria del insigne músico colonense, cayó en la desidia. Conocido también como el parque de “Los Enanitos”, era lugar frecuentado por familias que con sus niños pasaban ratos agradables, viendo el accionar de los enanitos y su Blanca Nieves, al momento de marcar las horas. Era lugar para el esparcimiento.

Al mismo tiempo, se podía admirar el artístico frontal del desaparecido Hospital Vargas, declarado Monumento Histórico del estado Táchira y, por consiguiente, patrimonio de todos los tachirenses, que aun incrédulos le vemos sucumbir en medio de tanta dejadez. La obra fue confiada en custodia a la alcaldía de San Cristóbal, que poco o nada ha hecho para justificar tal honor.

Ubicado en la parte posterior de la Biblioteca Pública “Leonardo Ruiz Pineda”, en la carrera 6, entre avenida Carabobo y calle 16 de San Cristóbal, es hoy un monumento a la desidia y la despreocupación oficial. Poco se sabe del paradero de los enanitos, que forzados por la invasión del parque debieron emigrar y permanecen guardados en un sitio donde no deberían estar. Tampoco se sabe el paradero de Blanca Nieves, que tal vez forme parte del inventario de algún depósito del municipio, donde tampoco le corresponde estar, pues pertenece a la comunidad, que le perdió el rastro hace muchos años.

El parque Ríos Reyna está a la vista de todos, y esto incluye a funcionarios que, al transitar por sus proximidades, voltean hacia otro lado, para no ver la gran cantidad de problemas que le agobian. No ver la basura depositada en las áreas del frontis del desaparecido Hospital Vargas, no le hace desaparecer. No es correcto pretender ignorar  lo que allí ocurre. El lugar fue convertido en guarida, donde se consume licor, droga y se comete todo tipo de actos. Los aposentos fueron convertidos en sanitarios públicos, y la contaminación es evidente. La inseguridad se ha instalado allí, durante las 24 horas del día, y desde ese sitio salen quienes cometen delitos en las inmediaciones, robos, desvalijamiento de vehículos y otros hechos, que tampoco los representantes policiales ven, pero que los vecinos constantemente denuncian, como escándalos y desmanes.

El parque en sí está totalmente deteriorado. Cada día lo está más y resultará más difícil su recuperación. La estatua del maestro Ríos Reyna amerita restauración, no solo por los daños que el tiempo y abandono han causado, sino por los efectos de los actos vandálicos que ha sufrido.

La casita de los enanitos se encuentra invadida y sirve de refugio a personas en condición de calle, que la utilizan en beneficio personal. Hasta las rejas y cercas, también deterioradas de manera intencional, han sido convertidas en tendederos.

En una oportunidad se intentó una recuperación del parque, cuando personal de Protección Civil Táchira, en 2014, tomó el lugar para hacer limpieza y las restauraciones que las circunstancias les permitían. Se detectó que cuatro familias sin techo habían tomado el lugar y convertido el parque de los enanitos en su hogar. Tras realizar las coordinaciones respectivas, fueron  desalojadas y llevadas a un albergue. Entonces surgieron los señalamientos sesgados, por intención política. También se hicieron promesas y se adquirieron compromisos, que permanecen en el olvido. Hoy el lugar sigue en el abandono y no existe reacción por parte de los organismos gubernamentales, para recuperar y preservar este espacio, de valor histórico y lleno de recuerdos.

Vecinos hacen un llamado a representantes de los diversos  organismos gubernamentales, del municipio, estadales y nacionales, para que, de manera individual o coordinada, procuren la recuperación de este espacio, para dar a la ciudad, huérfana de sitios de esparcimiento, un lugar a donde acudir, donde los domingos, al menos, se pueda llevar a los niños a pasar un rato diferente, al lado de estos personajes de Disney, que tanto llaman la atención de las personitas en edad temprana.

Armando Hernández

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