Congestionado el retorno a Venezuela
23 de noviembre de 2024
Daniel Pabón
En el hall del Museo de Ciencias de Caracas, al lado derecho de la emblemática jirafa disecada de casi seis metros que recibe al público desde hace 70 años, se exhibe a partir del 24 de agosto una nueva especie: es la primera recreación del Tachiraptor admirabilis, el segundo dinosaurio descubierto en Venezuela y en todo el norte de América del Sur.
Las reacciones de los visitantes son diversas, pero todas favorables a la divulgación de la ciencia. Unos se emocionan porque están viendo un dinosaurio. Otros se interesan en conocer más, al enterarse que fue encontrado en Venezuela con participación de científicos venezolanos. A algunos más les parece increíble que nuestra geografía los haya albergado. Y no falta quien eleve la voz diciendo con emoción: “¡Mira, el dinosaurio gocho!”.
Cada 16 de octubre es el Día Internacional de los Fósiles. Un fósil es una sustancia de origen orgánico o un resto de organismo, endurecido como una piedra, que se encuentra por causas naturales en las capas terrestres, especialmente si pertenece a otra época del globo terrestre. De esto se encarga la Paleontología, una ciencia que estudia los organismos que existieron en el pasado de la Tierra a partir de sus restos.
En 2024 se cumplirán los primeros 10 años de la publicación en revistas de la investigación en la cual fue descrito para la ciencia la especie Tachiraptor admirabilis. El equipo estuvo encabezado por el paleontólogo venezolano Ascanio Rincón, del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), y por su colega brasileño Max Cardoso Langer, del Laboratorio de Paleontología de la Universidad de Sao Paulo, junto a Jahandar Ramezani, del Instituto de Tecnología de Massachusetts; Andrés Solórzano, del IVIC, y Oliver Mischa, de la Universidad de Múnich.
Tibia, parte de un isquion, material dental… los distintos fósiles, como se recordará, fueron encontrados en el cerro Machirí de La Quinta, en esas formaciones rocosas marrones que dan entrada a La Grita, capital del municipio Jáuregui, luego de dejar Seboruco. Descubrimientos en suelo tachirense, al norte de Suramérica, donde no se habían encontrado antes restos esqueléticos de este tipo.
Ahora, gracias a la ciencia, se sabe que el Tachiraptor admirabilis del Jurásico temprano del norte de América del Sur fue uno de los primeros dinosaurios después del evento de extinción de hace 203 millones de años. Era un animal de dos pies relativamente pequeño que medía entre 1,5 metros y 2 metros desde la punta de la nariz hasta el extremo de la cola.
Su nombre genérico (género) conjuga el estado donde fue hallado, el Táchira, con el término en latín raptor, que significa ladrón; su nombre específico (epíteto) es un homenaje a la Campaña Admirable encabezada por Simón Bolívar en su paso por los Andes y su visita a La Grita en 1813 durante la lucha independentista.
Recrear para divulgar
Todo esto y más lo domina Gerardo Guillén, el joven escultor y diseñador gráfico que propuso al Museo de Ciencias el proyecto de recreación de la especie. El proceso empezó con una investigación previa que incluyó la revisión de artículos y conversaciones con investigadores. Como solo se han obtenido restos parciales, corresponde inferir parte de la apariencia con base, por ejemplo, en fórmulas que aproximan el peso según los huesos.
También fue valiosa la primera recreación en dibujo que previamente había hecho un artista brasilero y que se hizo viral tras las publicaciones del año 2014.
Así, empapado de detalles, Guillén hizo la proyección a escala real, buscó los materiales, como la resina, la fibra de vidrio y otros de reciclaje, y en plena pandemia creó la primera representación en tercera dimensión del Tachiraptor. En el museo lo recrearon en su bioma, o la comunidad ecológica con la vegetación que, se infiere, era característica de la época en función de los factores climáticos y geológicos.
En una pantalla contigua a la especie, el museo ilustra que tenía contextura corporal delgada y grácil, que es posible que su cuerpo estuviera recubierto de filamentos parecidos a pelos y, un dato importante, que tenía hábitos carnívoros.
Y es que los descubrimientos en La Quinta, a la entrada de La Grita, se remontan desde finales de la década de los 80, cuando fueron hallados los primeros restos de lo que luego fue registrado como fósiles de un dinosaurio herbívoro de tamaño pequeño, que la ciencia llamaría Laquintasaura venezuelae.
En esos primeros hallazgos también aparecieron algunos dientes, como cuenta la más reciente edición aniversario de Tal Cual, que posiciona este tema como una de las 23 ideas venezolanas que impactaron el mundo. Por la aparición de ese material dental, la investigación apuntaba a que, además de aquel lagarto herbívoro, tenía que haber restos que indicaran la existencia de un depredador. En 2011 se confirmó esa hipótesis, con el hallazgo de fósiles de terópodo, una especie con características saurias de huesos huecos y extremidades con tres dedos como garras funcionales.
El Laquintasaura también cautiva
El primer dinosaurio venezolano, el Laquintasaura venezuelae, también se exhibe en el Museo de Ciencias de Caracas. Se trata de una recreación más pequeña que forma parte de la sala “Memorias de la vida, registro fósil”, en la segunda planta de la edificación. La obra, del argentino Jorge González, se acompaña de réplicas de un fragmento de su columna vertebral y de una acumulación de huesos.
Elementos hallados del Laquintasaura están resguardados en el Museo de Biología de la Universidad del Zulia, se lee en el cartel informativo. Era de hábitos gregarios (vivía en manada), porque han encontrado piezas óseas de varios individuos de distintas edades, hasta adultos de 12 años.
Este era un poco más pequeño; alcanzaba un metro de longitud total. Caminaba sobre sus dos patas traseras y se alimentaba de helechos y posiblemente de insectos por las curvas largas en algunos de sus dientes.
Su nombre genérico es la unión de La Quinta, la formación rocosa del Táchira donde también fueron descubiertos sus restos fósiles, y del latín saurus, que traduce lagarto; mientras que su especie hace referencia a nuestro país.
Nadie sabrá a ciencia cierta si acaso el Tachiraptor admirabilis, que era una bestia carnívora, hubiera sido el depredador de Laquintasaura venezuelae, un herbívoro.
El escultor y diseñador gráfico Gerardo Guillén también hizo su propia recreación del Laquintasaura, que utiliza para eventos, así como una réplica que conserva del Tachiraptor.
El público, dice este joven, siempre se muestra encantado con ambas representaciones. “¿Y esos bichos vivían aquí?”, le ha dicho alguna señora. Más allá de la sorpresa, la divulgación científica es la clave. “La idea es dar a conocer el trabajo de investigadores, como los paleontólogos venezolanos; contribuir a explicar cómo era la Venezuela de esa época y ayudar a que se conozcan más todos los tesoros fósiles de nuestro país”, comenta a Diario La Nación este paleoartista, como lo identifican en el letrero que le da sus créditos a la recreación expuesta en el museo.
Fundado en 1875, el Museo de Ciencias Naturales, en la Plaza de los Museos de Caracas entre las avenidas Libertador y México, está abierto de jueves a domingo de 10:00 a.m. a 4:00 p.m. La entrada es gratis. Su cuenta en Instagram es @museo.ciencias.
Para saber más
Las publicaciones originales que certifican para la ciencia las investigaciones sobre ambas especies están disponibles en los archivos digitales de la revista Royal Society Open Science bajo los siguientes títulos:
–“A palaeoequatorial ornithischian and new constraints on early dinosaur diversification”, del 22 de septiembre de 2014.
–“New dinosaur (Theropoda, stem-Averostra) from the earliest Jurassic of the La Quinta formation, Venezuelan Andes”, del 1 de octubre de 2014.
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