Regional

El hijo de la “Capital del Mundo” rumbo al cielo en un Ecomóvil

18 de mayo de 2020

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Carlos Alviárez Sarmiento fue único en su estilo. Pese a que sus primeros maestros en la narración del ciclismo fueron pioneros de la radio colombiana, el hijo de Lobatera mantuvo su acento tachirense, “gocho” hasta el tuétano.


Homero Duarte Corona

Arriba de un camión de la empresa Cadafe empezó su romance con la naciente Vuelta al Táchira, el primer narrador de ciclismo de la emblemática carrera: “Orgullo de Venezuela en el mundo” y  “Vuelta Gigante de América”, dos eslóganes que salieron de su garganta, una, mil e infinidad de veces, en cada edición del Giro Andino.

El sábado, después del mediodía, Max Carrero Júnior nos sorprendió con la mala nueva; hizo un paréntesis en su programa sabatino para anunciar la desaparición física de Carlos Alviárez Sarmiento.

Un nudo en la garganta y unas lágrimas rodaron por nuestras mejillas; costó creerlo, pues desde el primer momento que este ícono de la radio fue internado en el hospital Central, el viernes 8 de mayo, hubo una comunicación constante con su hijo Carlos Miguel, quien lleno de optimismo estaba seguro de que su padre saldría avante de la transmisión más difícil de su vida, una afección respiratoria que lo aquejaba.

“No soportó el confinamiento, la soledad y la incertidumbre, sin que llegaran los resultados del Covid-19 desde Caracas, minaron la salud de mi padre, para sufrir un paro respiratorio e irse al otro mundo”, nos dijo con voz entrecortada su hijo en la tarde-noche del sábado, vía telefonía móvil.

“Mi padre no fue diagnosticado con coronavirus, su problema era estomacal, también del pulmón, que quede claro ante la opinión pública del Táchira y el país”, puntualizó Carlos Miguel.

La trayectoria del hijo predilecto de Lobatera es rica de principio a fin, un trotamundos de la radio y el periodismo; visitó los principales escenarios del planeta Tierra en cubrimiento de: Mundiales de fútbol, Juegos Olímpicos, series mundiales de béisbol, Tour de Francia, Giro de Italia, Vuelta a España e infinidad de eventos más de corte nacional e internacional.

Apenas el miércoles 13 de mayo le dedicamos la columna CONTRARRELOJ…, escribimos algunos pasajes de todo lo que significaba este profesional de la radio, la televisión y el medio impreso; un polifacético del periodismo, intelectual del mundo deportivo, una bagaje inmenso de la actividad del músculo a nivel de todas las facetas, respaldado por su lectura y correría universal.

Maestro de maestros, quienes de una u otra forma coincidieron con este hombre de la comunicación social en Ecos del Torbes, allá en la “Vieja Casona” de la calle 9 recuerdan y se sobran en loas para con don Carlos Alviárez, como se le conocía en el medio periodístico.

En este roble de la radiodifusión tachirense siempre estaba el consejo oportuno y la guía para quienes empiezan en estas lides, y la palabra de aliento para el colega cuando se encontraba en un momento difícil.

Relevo de J. J. Mora

en las doce campanadas del Año Nuevo

No era fácil conseguir un sustituto del “Viejo J.J.”; sin embargo, Carlos Alviárez aceptó el reto de don Gregorio González y Lovera ante la partida al infinito del “Máster man número uno de Ecos del Torbes”.

Carlos Alviárez, por muchos años, era la cita obligada en miles de hogares tachirenses en la despedida del Año Viejo y la llegada del Año Nuevo por la “Predilecta” Ecos del Torbes mientras estuvo al aire.

La otrora Ecos del Torbes fue para Carlos Alviárez Sarmiento algo más que su sitio de trabajo, el nacido en Lobatera la convirtió en su “Eterna novia”, un romance que comenzó con la Vuelta al Táchira en 1966 y se va con él hasta la eternidad.

En la escotilla del Ecomóvil va rumbo al cielo, narrando uno de los tantos premios de montaña que se dejaron oír por las ondas hertzianas de su amada estación “Ecostorbiana”.

Su esposa, Aura Rosa Porras de Alviárez; sus hijos, Magaly y Carlos Miguel; sus nietos, Marián y Carlos Santiago, y su bisnieto Juan Andrés, la razón de Carlos Alviárez, lloran la partida del esposo, el padre, el abuelo y bisabuelo, un ejemplo a seguir por todo lo que significó en su paso por este valle de lágrimas. Descansa en paz colega y amigo de toda la vida.

“Orgullo de Venezuela en el mundo…”

El reputado eslogan sonaba firme y creíble en la voz institucional de un personaje singular.

Carlos Alviárez Sarmiento era un ciudadano universal. Su pequeña humanidad crecía en el micrófono señorial, penetrante, afamado de Ecos del Torbes.

Cayó la última uva del tiempo antes del 31. No habrá otro sorteo de la lotería tachirense en su voz. Tampoco bailará sin reposo hasta la madrugada, ni su risa amplia se hará sentir entre sus amigos.

Fuimos cuatro voces a un solo tono. En el ecomóvil 1, Carlos y Guillo. En el 2, Luis Alfonso y este cronista. Nos divertimos, informamos y creamos unos tiempos felices, únicos.

Carlos era un tachirense puro. Lobatera lo vio nacer, crecer, volar sobre gran prestigio y morir tras una carrera de mil etapas, con volantes relucientes, montañas que lo encumbraron y un final de foto peleando con el enemigo imposible.

Una lágrima gruesa desde Lara, mi querido compañero. Alfonsito, como me citabas en los relatos, te baja la bandera de cuadros que cierra una larga fase plena de brillantez.

Tú también eres orgullo de Venezuela en el mundo.Súbete al podio divino. (Alfonso Saer)

A su querida familia

y amigos Paisanos

y amigos todos:

Con muy profundo pesar me sumo al dolor que nos causa el fallecimiento del gran amigo e icono de nuestra radiodifusión tachirense.

No hay nada tan natural y tan universal como la muerte y, sin embargo, nada nos conmueve y estremece tanto como saber y sentir la ausencia física, definitiva, irreparable e irreversible de un SER QUERIDO, pero tan querido por todos los tachirenses como Carlitos Alviárez Sarmiento.

Supiste por el privilegiado don carismático de tu SER y por tu capacidad profesional, cautivar la amistad, el respeto y el reconocimiento de todos tus colegas de nuestro país y del exterior, que hoy lamentan en palabras expresadas muy sentidas tu partida a la eternidad, y así mismo el cariño y admiración de todos los tachirenses.

Mis condolencias muy sinceras a su querida familia, a la población de Lobatera, “la capital del mundo”, como él con amor la llamaba y expresión de su lealtad que en todos los escenarios de su vida demostró, y muy especialmente mis condolencias a toda la radiodifusión tachirense por la pérdida irreparable de esta prenda preciosa de su distinguido gremio.

Gracias a Dios por haberme permitido el privilegio de conocerlo y de disfrutar su amistad.

Gracias a Dios por haberle distinguido al Táchira con un hijo de su fecunda estirpe, quien con su talante de gran radiodifusor e inestimable calidad humana proyectó a nuestra región a nivel nacional e internacional.

Gracias a Dios por las enseñanzas que sin reservas dejaste en los radiodifusores de las nuevas generaciones.

Estimado y recordado amigo:

Desde donde te encuentres y principalmente a la diestra de Dios Todopoderoso, continuaremos el coloquio de esta amistad que ni la muerte podrá cancelar.

Cuando naciste, mientras tú llorabas, los demás reían y viviste tu vida de tal manera que ahora cuando te nos adelantas en este viaje a la eternidad, mientras tú ríes, los demás lloramos.

Descansa en paz amigo bueno y de siempre(Rafael Galvis Velandia)

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