Regional
El jardín de Luz: la vendedora de flores de la Quinta Avenida
jueves 2 octubre, 2025
Voces de San Cristóbal…caminar por la avenida Francisco Javier García de Hevia
Cuarta entrega
Con más de tres décadas de experiencia en el mundo de las flores, Luz unifica el colorido, el aroma y la diversidad floral para engalanar la avenida Francisco García de Hevia en San Cristóbal donde lleva seis años trabajando en su puesto de calle.
Antoni José Chacón Villarreal /Pasante ULA/@antonichaconn
Luz Estela Boada, conocida por muchos como Estelita, desde hace más de 30 años se dedica al mundo de las flores.
Enaltece su labor en la avenida Francisco Javier García de Hevia, en San Cristóbal, justo donde comienza la arteria vial, al norte de la ciudad. Su energía y actitud positiva ante la vida, es una característica ejemplar que le define como persona y refleja su conexión especial con la naturaleza.
Entre girasoles, rosas y margaritas, Luz Estela, día a día adorna la ciudad cordial desde su punto de venta, al final de la isla de la calle 16, a escasos metros de la plaza Ríos Reyna, popularmente conocida por la sociedad tachirense como “Plaza de los Enanitos”. El colorido de las flores emana su belleza, y es cuando Estelita, atiende con cariño a cada persona que transita a pie o en automóvil por este importante lugar de la ciudad.

— Me siento muy contenta de ofrecer estas flores lindas en la entrada de la ciudad cordial — expresa mientras toma un ramo de girasoles para colocarlos en un recipiente con agua.
Se ubica bajo un árbol que crece en la mitad de la isla, donde la creadora de hermosos ramos aprovecha su sombra para resguardar a cada flor del fuerte sol.
Su puesto ya es una tradición. Tiene seis años allí. Gracias a su trabajo constante, se ha consolidado como el paraje que apertura el amplio bazar de flores que se extiende por toda la calle 16 hasta el cementerio de La Ermita, diversidad de ventas con muchas flores provenientes de los centros de cultivo de Táchira, de otros estados vecinos e incluso de Colombia.

— Bienvenidos. ¿Cuántas desea? ¡Estás rosas rosadas son muy bonitas!, ¿Cuáles le gustaría llevar? — expresa cordialmente Luz Estela a los interesados que se avecinan a preguntar. Les enseña con mucha paciencia parte de la variedad de flores que extiende en su espacio de trabajo. Es un punto de mucha naturaleza, de mucha luz.
Esta bienvenida es solo una de las tantas formas para recibir a cada cliente de la mejor manera y con la educación oportuna. En muchas ocasiones, la rapidez del momento incentiva a la artista de las flores a tener que dirigirse hacia la vía, pues algunos conductores, también se animan a llevar un ramo mientras esperan el cambio de luz del semáforo. Otros se estacionan, vienen a su punto de venta y ella, muestra con calma lo que vende.
— He cultivado, he sembrado. Durante mi vida he tenido una experiencia muy bonita con las flores. Me encanta este oficio — cuenta con una sonrisa que engalana su entorno. Desde muy joven su pasión por los colores, formas y aromas de cada flor, le hicieron enamorarse de ese maravilloso mundo. Estar con ellas, le conecta con su brillo y energía.

—Para mí es una bendición trabajar con flores. Las flores son una hermosa creación de Dios — expresa en dos frases de felicidad y en su rostro deja escapar una sonrisa.
Su hijo querido, José Osvaldo Sánchez, quien actualmente tiene 27 años –ella 47 años- es repostero de profesión. Desde sus primeros años de vida, creció junto a ella, al lado de las flores. Las bonitas y agradables vivencias en casa y en el lugar de trabajo, guiaron a Osvaldito –como ella lo llama- a integrarse en el mundo de las plantas, a conocerlas, a entenderlas.


Una gran cantidad de anécdotas e historias avivan los sentimientos de Luz Estela en este punto de la emblemática avenida García de Hevia, momentos en los que madre e hijo compartieron un sinfín de arreglos florales, ventas, regalos, ramos, y lo más importante, el amor por las flores.
— Lo felicito de corazón porque siempre él ha estado apoyándome. Es un niño encantador; aprendió tanto de mí que ahora es él quien me enseña — asegura sin dudarlo en ningún momento.
En el mundo de las flores, cada una de ellas se convierte en una representación excepcional. Cada ramo que sale de su tienda de calle está destinado a ser un regalo que celebra el amor, la amistad o la gratitud. Sus flores han hecho feliz a muchas personas en fechas, para ellas, muy especiales como Día de las Madres, Día del Amor y de la Amistad, Día de Cumpleaños.

Sabe de bonitas historias de personas que llegan a comprar flores para conquistar, celebrar un cumpleaños o para sorprender a alguien especial.
— Hay personas que llegan con mucha alegría. Yo les recibo y les ayudo a escoger: un girasol o una rosa, el follaje verde. Muchas veces se arma el detalle entre los dos, con las flores a su gusto. Se van contentos — dice y sonríe.
Pero al mismo tiempo, los compradores de flores no solo tienen historias bonitas que contar, en muchas ocasiones, hay personas que viven momentos difíciles de la vida y ellos también se avecinan a comprar su ramo. Familias que han perdido a un ser querido y navegan por un sentimiento de tristeza inconfortable. Las flores también son para las almas en el reino de los cielos.
Algunos otros van con el sentido de adquirirlas y obsequiarlas para buscar el perdón y reconquistar a aquella persona importante.
Para Luz Estela, no es tan sencillo sobrellevar las situaciones externas o aquellos momentos que viven los clientes. Sin embargo, su actitud basada en la resiliencia, el positivismo y la fe en Dios, le forja como una verdadera ‘Luz’ al final de túnel.

—Yo trato de llenar ese vacío con una flor y también con unas bonitas palabras — responde.
Una de las características que distingue a Estelita, es su talento para crear ramos que parecen traídos de un portal de ensueño, y cada uno, pareciera contar su propia historia. Además, conoce los secretos de cada pétalo y hoja, y con una sutileza basta de conocimiento, combina las flores para evocar sentimientos, emociones y recuerdos.
Desde el corazón de la también llamada Quinta Avenida, resplandece Luz Estela Boada, quien con brillo propio, transmite a cada visitante su amor y pasión por las flores. De una manera increíble puede hablar por horas sobre las distintas flores que ofrece, más que una vendedora, es un pilar que está dispuesto a escuchar y aconsejar.

Trabaja en medio del bullicio de la Villa de Juan Maldonado: el ruido de las cornetas de los vehículos, la música que se escucha por todos lados, el grito de algún conductor impaciente. Ya está acostumbrada.
— ¿Cuál es su flor favorita?
— Mi flor favorita es el girasol — y así como lo define, refleja la verdadera realidad de quien es ella— El girasol, es bello porque transmite mucha armonía, felicidad y es un pedacito de sol aquí en la tierra.
(AntoniChacón/pasante ULA)