Regional

El Ojito: santuario vegetal e hídrico

5 de septiembre de 2021

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Freddy Omar Durán

En El Ojito, el agua cristalina emana en medio de un santuario vegetal, que no solo es una invitación para el relax y la meditación, sino que sirve para el cultivo de plantas medicinales, muy socorridas en estos tiempos de pandemia.

Terreno de propiedad y uso comunal, como dispuso la alcaldía de Capacho Nuevo, durante la gestión de Luis Mendoza, en la primera década del presente siglo, se ha puesto al cuidado del señor José Piña, un apasionado agricultor a quien también se le ha confiado la misión de convertir áreas baldías en zonas productivas.

Durante un fuerte racionamiento de agua, ocurrido hace poco más de una década, tal naciente cobró valor, pues de todas partes circunvecinas venían a aprovisionarse, ya fuera con baldes y hasta con mangueras. Se vio entonces la necesidad de ser adquirido para posteriormente ser enrejado. Una fuente que no se agota ni en los veranos más fuertes

Ubicado en Campo C, no está exento de la polémica al estar en medio de una zona densamente poblada, donde el impacto humano pone continuamente en peligro el equilibrio natural. Pero, por otro lado, está la opinión de quienes ven en las restricciones de acceso una limitante para el libre esparcimiento en esa extensión, de aproximadamente una hectárea.

Como nos contó el señor Piña, se hizo necesario el saneamiento ambiental de esos predios, que estuvieron en peligro de convertirse en otro vertedero de basura más, precisamente acumulada, muy cerca de la masa vegetal de bambú, a cuyos pies se da el milagro de la emanación fluvial.

—Se ha dicho que estas aguas tenían cierto grado de contaminación, pero yo creo que eso fue por la basura que un tiempo lanzaron acá -sostuvo Piña-.

Líder comunal de Plaza Morano, Yajaira Blanco nos explicó que por mucho tiempo esa naciente era la proveedora del vital líquido de Campo C y la escuela Carabay, antes de que se instalara el acueducto y se decidiera inhabilitar el tanque donde se depositaban sus aguas, y que se le señalaba de causante de filtraciones en los terrenos de la localidad.

—Estas aguas se canalizaron hasta la quebrada, y también vino gente del entonces Ministerio del Medio Ambiente que recomendó conservar el sitio tal y como estaba. Aquí no se puede construir, porque este es prácticamente el pulmón que le queda a Campo C, y que nosotros, como comunidad, debemos conversarlo. Luego se presentaron problemas para asumir la limpieza y cuidado del lugar y entonces se le dijo al señor Piña para que lo hiciera. Él fue propuesto por el CLAP y el Ministerio de Tierras para el proyecto productivo, y lo incorporen a un proceso de capacitación. Él ya ha sembrado alrededor de 100 plantas medicinales, tanto aquí como en otro terreno, que en un principio iba a ser destinado a la casa comunal. Como todos pueden venir a ver, él mantiene el sitio limpio y bien arregladito. El que quiera venir a estar aquí un rato, y a quien quiera entrar, se le abre— afirmó Blanco.

Una pequeña fauna ha adoptado al lugar como su hogar, mientras una población de aves ha hecho casa en sus centenarios apamates y cedros, interpretando sus conciertos vespertinos. En el pozo también nadan pequeños peces, y tres ganzos con su estruendo se desempeñan como guardianes del lugar.

Sabiduría naturista

Escrito de su puño y letra, José Piña ha hecho un inventario que incluye alrededor de 60 especies, entre medicinales y nutricionales. Algunas de ellas sirven para curar afecciones leves y otras complementan tratamientos a enfermedades más graves, como el cáncer.

—A veces son las 8 de la noche o estoy en pleno almuerzo, la gente me llega a la casa para pedirme una yerba, y uno va toma unos manojos y se los da; yo no pido nada, porque esto le pertenece a la comunidad y es para el beneficio de todos— agregó Piña.

Pero los efectos benéficos de El Ojito no solo vienen de sus plantas medicinales, el entorno mismo  sana a quien lo visita, y el solo hecho de sembrar en sus predios relaja los espíritus más estresados.

—Tienen tiempo que no vienen por lo de la pandemia, pero algunos terapistas cubanos de Capacho traían pacientes para acá, pues el sonido del agua les sirve a muchos de tranquilizante -dijo-.

Sin embargo, algunos vecinos que quisieron ponerse en contacto con Diario La Nación, sin ampliar detalles, hasta los momentos, mostraron su inconformidad por el manejo de la reserva, y que debería ser un espacio abierto plenamente para uso como parque, y que incluso se ha conminado a la Guardia Nacional a que tome cartas en el asunto.

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