Regional
El profesor de inglés que busca graduarse de agricultor en cuarentena
27 de julio de 2020
La crisis generada por la pandemia lo llevó a dedicarse de lleno a su parcela. Espera, en las próximas semanas, cosechar los frutos de este esfuerzo
Por Raúl Márquez
Para Carlos Astros, no hay escollo o dilema que no pueda resolverse con trabajo y voluntad. Su tercer apellido es resiliencia. No se trata de quedarnos de brazos cruzados en modo lamento: se trata de buscar alternativas, de planificar y entender que los cambios genuinos vienen desde dentro.
Esa máxima ha sido clave en su actual proyecto. Así me lo explica sentado a un lado de su computadora, en donde, cuando hay energía eléctrica, avanza en su aprendizaje a través de tutoriales de YouTube, en cuanto a la manera de cultivar, pero sin dañar el ambiente. Cree firmemente en que se puede sacar adelante una agricultura orgánica, que respete el ecosistema, la flora y la fauna, por cierto, muy rica en el sur del estado Táchira.
Estamos en su casa, ubicada en San Rafael de El Piñal, municipio Fernández Feo, donde ahora es conocido como el «profesor-agricultor».
En el año 2006 recibió su título en Educación, mención Inglés, en el núcleo Táchira de la Universidad de los Andes. Inició así su periplo por las aulas de clase, labor que alternaba con otras vocaciones como la locución y la escritura. Todo iba viento en popa, hasta que la crisis se fue agudizando y él y su esposa, docente también, comenzaron a vislumbrar nuevas posibilidades.
Es así como en el 2015 adquieren una parcela cerca de Chururú, pero luego la venden debido a que no contaba con una salida independiente. Tiempo después, con ese dinero compran otra, esta vez en el sector La Reforma.
«En el 2018 compramos nuestra actual parcela. Hectárea y media que estuvo abandonada, hasta que la pandemia nos dio el empujonazo que faltaba y ahora es, prácticamente, nuestro segundo hogar», relata desde sus 36 años de edad este inquieto piñalense.
Tratando de convertir los tutoriales en realidad y con el apoyo de algunos vecinos -agricultores de vieja data-, preparó el terreno, para luego sembrar cultivos de corto plazo, como cilantro, cimarrón, cebollín y espinacas. También, otros rubros de largo plazo, entre los que se cuentan maíz, batata, patilla y yuca.
Actualmente recibe la capacitación del grupo Fénix de Uniandes, con lo cual ha aprendido a utilizar abonos y pesticidas orgánicos. Una filosofía que le cae como anillo al dedo y que lo impulsa a seguir adelante.
«La cuarentena y las clases en línea me permitieron dedicar más tiempo a la parcela. De hecho, hace unas semanas construimos una casita de madera, para pernoctar allá. Primero me acompañó mi hijo de 15 años. Ahora se mudaron con nosotros mi esposa y mi hija. Nada como la tranquilidad del campo. Dios mediante, antes de diciembre veremos cosechado nuestro esfuerzo».
Carlos Astros y su esposa Luz se mantienen en nómina del Ministerio de Educación y esperan algún día poder transmitir su conocimiento y ejemplo a las nuevas generaciones.