El próximo 31 de marzo, nuestra ciudad se apresta a celebrar 460 años de su fundación. Se celebra la fecha en que el español capitán y adelantado Juan Maldonado Ordóñez y Villaquirán, acompañado de 35 hombres, refundó el Valle de Santiago con el nombre de San Cristóbal.
Este año, por razones obvias, las cosas serán diferentes. La celebración de ahora no tendrá la pompa ni el mismo entusiasmo de los años anteriores, y aun cuando se celebrarán algunos actos, el fantasma del abandono y la dejadez estará rondando por todos lados, pero recordando que aun en época de crisis, como la que estamos atravesando, se puede hacer algo por la villa y el bienestar de sus habitantes.
Indudablemente, son muchos los problemas que requieren la intervención de los organismos gubernamentales, y bastantes los sitios emblemáticos de la ciudad que necesitan atención, al menos para que en esta fecha puedan lucir otra cara.
Entre estos lugares figura el famoso muro de La Guacara, construido e inaugurado en la década del 50 por el gobierno del general Marcos Pérez Jiménez, una obra que identifica a nuestra ciudad y hace recordar a los tachirenses a San Cristóbal, en cualquier lugar del mundo donde se encuentren.
Este muro es casi una leyenda. Poco tiempo después de inaugurado, uno de sus tramos se derrumbó, sin que nadie se ocupara de recuperarlo, y aún permanece como monumento a la desidia. Este espacio se observa al final del muro y la estación de servicio de La Guacara. El muro en sí ha sido refaccionado con el correr de los años, y el 28 de enero del 2011, durante la Feria Internacional de San Sebastián, fue develada la fachada artística, que hoy no se puede apreciar, pues está cubierta por la mugre y el polvo que se han acumulado por años.
Contiene el muro de La Guacara un mural de más de dos mil metros cuadrados, entregado a la ciudad en las proximidades de sus 450 años. Es trabajo de Movimiento Artístico del Siglo XXI, a cargo del reconocido artista jaureguino Eduardo Carrero y un gran equipo de trabajo, conformado por Marcos Medina, Jorge Santana, Gregory Carrero, Leo Ordóñez, y José Gregorio Chacón. Con el patrocinio de la alcaldía capitalina, el Ianmfiss y Lotería del Táchira, ellos entregaron a la ciudad la obra pintada en la superficie del muro.
La obra lleva el nombre de “Dios es paz y progreso» y en ella aparecen la imagen de Jesucristo, el escudo de la República Bolivariana de Venezuela, el escudo del municipio San Cristóbal, el escudo del estado Táchira, la imagen de Juan Maldonado, fundador de la ciudad; la Bandera Nacional y un paisaje de la ciudad, donde destaca el viejo viaducto, otro de los sitios emblemáticos de la Villa de Juan Maldonado, entre otros motivos.
Fue considerado para el momento de su develación como un símbolo de la Ciudad de la Cordialidad, un obsequio a sus habitantes con motivo de los 450 años. Fue, sin duda alguna, una obra importante que orgullosamente presentaron las autoridades del momento. Pero de eso ya nada queda. La magistral pintura, hecha con trabajo, dedicación e inspiración de artistas tachirenses, que se esmeraron en hacerlo de la mejor manera, se está perdiendo entre la bruma del abandono. De hecho, resulta prácticamente imposible observar las imágenes porque están recubiertas por una densa capa de tierra y polvo acumulada sobre ellas. Ni siquiera, en los diez años trascurridos desde su reinauguración, se han ocupado del mantenimiento o de lavarla de vez en cuando para evitar el lastimoso cuadro que hoy presenta.
Es el muro de La Guacara una de las caras de la ciudad y, lamentablemente, no se encuentra en su mejor forma. Es fácil notarlo. Creemos que aún estamos a tiempo de hacerle un cariñito y lograr que este artístico muro esté presentable para el próximo 31 de marzo, cuando la ciudad celebre su día aniversario y cumpla 460 años.
Armando Hernández