Las tuberías de aguas blancas del urbanismo Cumbres Andinas, en San Cristóbal, han presentado constantes averías durante más de un año, problema que aqueja a las 386 familias que viven en la zona, porque -según afirman- padecen cortes del servicio que han llegado a superar los cinco días continuos.
Vecinos del sector sostuvieron que la situación es insoportable, porque cada vez que se presenta la ruptura de un tubo quedan sin agua y los edificios no poseen tanques para paliar la situación; tampoco hay un lugar cercano donde buscar el líquido. “Aquí hay familias con niños y enfermos que atender; también viven ancianos que no pueden cargar peso. La limpieza del hogar, la higiene personal y la preparación de alimentos, son quehaceres imposibles de realizar por la carencia del agua”, comentó una preocupada señora que prefirió ocultar su nombre.
Otro de los lamentos de los habitantes de Cumbres Andinas se refiere al gasto que implica mandar a reparar los daños en el sistema de agua potable. Según los afectados, cada vez que aparece un bote o filtración, los integrantes de la comisión que contacta a la cuadrilla de Hidrosuroeste piden una ‘colaboración obligatoria’, que aparentemente es insignificante, pero la sumatoria del aporte hecho por todos los hogares es sustanciosa.
“Este mes nos pidieron 3 mil pesos por casa. Algunas familias no tienen ni para el mercado, porque ganan en bolívares, y entonces les cuesta, pero toca buscarla como sea, porque quitan el agua en toda la urbanización, hasta que la gente cancele”, criticó otra vecina y agregó que todos los meses sucede lo mismo, y realmente les parece insostenible la situación.
Al respecto, Asdrúbal Ramírez, integrante del Consejo Comunal y fiscal del Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP) de esa comunidad, explicó que la empresa hídrica tiene la fuerza humana necesaria, pero no los insumos o materiales requeridos para el trabajo; por ese motivo, han tenido que buscar los recursos económicos a través de la colaboración de los mismos integrantes de la comunidad. “En esta oportunidad, el aporte solicitado fue de 3 mil pesos colombianos”, afirmó y añadió que se trata de una colaboración voluntaria.
Alta presión rompe
los tubos
El vocero de la comunidad explicó que, probablemente, el problema es causado por la alta presión del agua en el sector y recalcó que desde hace mucho tiempo se registra la falla porque, al parecer, las válvulas que regulan el fluido están dañadas.
“Se van a mandar a revisar, a ver si tienen arreglo. En el nombre de Dios, así comenzaría a resolverse el problema”, aseguró Ramírez y destacó que se está estrenando en el cargo que ocupa dentro del Consejo Comunal, porque fue electo recientemente; además, dijo que también designaron una mesa técnica de agua, cuya función es coordinar con Hidrosuroeste.
Por su parte, algunos vecinos exigieron una solución verdadera, que garantice la durabilidad del trabajo, porque -a juicio de ellos- las reparaciones son paños de agua tibia que no dan tranquilidad, pues viven con el temor de quedar nuevamente sin el servicio y vivir el mismo padecimiento.
“Lo que queremos es que busquen la manera de regular la fuerza del agua, porque de lo contrario seguiremos en lo mismo. A cada rato, un tubo roto, el líquido se bota y luego duramos muchos días sin el servicio; eso sin contar la plata que debemos dar todo el tiempo y que muchas veces no tenemos”, sostuvo otra dama y se preguntó por qué las cuadrillas de Hidrosuroeste abren la llave de agua completamente, si saben que es muy fuerte la presión y la válvula está dañada.
El agua ha causado otros daños
La ruptura de los tubos que conducen el agua a cada uno de los edificios y casas del urbanismo Cumbres Andinas va más allá de cambiar una ‘junta’ o cualquier otra pieza.
De acuerdo con los residentes del lugar, son varios los problemas que han tenido que afrontar y otros que no pueden resolver, pero que deterioran y afean la comunidad.
Daños en las llaves de paso de los edificios y grifería de las viviendas; huecos en las calles, humedad y derroche de agua en las vías, mientras a los hogares no llega ni una gota de este líquido, son algunos de las consecuencias que roban la tranquilidad de los vecinos y que piden sean solventadas.
Bleima Márquez