En la entrada principal de Zorca Providencia, aún los vecinos sacaban el agua que La Zorquera les dejo a primera hora del miércoles, aunque irónicamente el servicio del vital líquido se suspendió indefinidamente.
Este sector también se vio gravemente afectado, especialmente por los alrededores de la Panamericana que se convirtió en un rio implacable, que en muchas casas dejó inutilizables muebles y electrodomésticos.
En el día las labores de limpieza y evaluación de las pérdidas continuaban. Afuera de las casas pipotes completos eran llenados de agua y barro.
Mucho más arriba en el puesto de la GNB de El Mirador estaba fuertemente restringido el paso vehicular, y a medida que una larga cola se formaba en sus entradas y salidas, los funcionarios militares y la policía exigían el salvoconducto para seguir adelante.
Unos solo pasaron el susto de una corriente que pasaba como Pedro por su casa empapando muchas cosas, algunas de las cuales se pondrían a secar y otras serían tiradas a la basura.
Otros tuvieron una suerte más aciaga como Eilyn Chacon, que no solo lo perdió todo, sino que después de una evaluación de Protección Civil, se declaró inhabitable su vivienda pues muchas de sus paredes resultaron agrietadas y horadadas por la presión de las aguas.
Cama, colchones, neveras,enfriador, ropas y muchas cosas más los declaró inútiles. Sala y cocina fueron desalojados, con todavía restos de una inundación que depósito no solo aguas blancas, sino aguas servidas, que se revolvieron con aquellas al colapsar el sistema de encloacado.
–El agua nos llegó como hasta la mitad de la pared, y fue tanta la fuerza que rompió el cuarto de una niña y por ahí corrió. Nos hemos quedado sin nada, hasta los víveres que vendíamos se perdieron completamente- relató conmovida Chacón.
Un grito le salvó la vida
Para Edilein Sanchez tema clave después de la emergencia ha sido el agua. Para ella los problemas no han terminado al calmarse la tempestad pues para ella están comenzando, pues su pequeña escuela de inglés para niños permanecerá cerrada hasta habilitar sus espacios.
–No tenemos agua para bañarnos, ni para comer, ni para acabar de limpiar el barro, ni para poder contener el coronavirus.
Cuenta que gracias al grito de un vecino que salió para alertar que la carretera se había transformado en un rio, tal y como se registró en varios vídeos difundidos por redes sociales, pudieron enterarse de lo que pasaba
-Eran -contó Sanchez- como las 2 de la mañana y no nos habíamos dado cuenta porque las habitaciones estaban arriba. Afortunadamente yo no estaba dormida; pero si escucho a alguien dándole a una olla o algo así, y diciendo “párense, despiértense, el agua se metió” . Y también escucho niños llorando. Cuando salgo eso fue impresionante, eso me iba dando una crisis.
Cuando descendió a la parte baja, ya en el nivel del agua llegaba a los 50 centímetros, por lo que tuvo que correr hasta la puerta que da el patio, para permitir que la corriente siguiera su curso, lo que hizo no sin antes llevarse por delante todo lo que pudo de su casa.
–En el momento de abrir la puerta de atrás -sigue su relato- todo lo que estaba flotando, se arrastró para allá, para el fondo, y yo me dije no importa en alguna vez resuelvo ordenar todo eso. Zapatos, baldes, todo lo que había en el suelo terminó afuera, todavía no hemos arreglado eso, pues primero hay que limpiar en la sala.
Freddy Omar Durán