Desde el año pasado se halla en librerías, kioscos y bibliotecas particulares de Bucaramanga y sus comarcas aledañas, un texto escrito por un periodista y reportero gráfico que fue referencia en el diarismo del estado Táchira.
El nombre del texto es muy sugestivo: “Entrevista a un corrupto confeso”, cuyo autor es Gerardo Castro Pérez, natural de Floridablanca (Santander) y quien trabajó como reportero gráfico en Diario La Nación y estudió periodismo en la Universidad Central de Venezuela (UCV), antes de regresar a su tierra natal.
Gerardo Castro acude a la imaginación, como suelen hacerlo los escritores. Crea y recrea un personaje (el corrupto confeso), al cual designa en el texto como PH (Político honorable), que es como se hacen llamar estos personajes que se especializan en asaltar el erario público.
En síntesis, setrata de una entrevista, aderezada con otros géneros periodísticos, donde el autor y el entrevistado van mostrando cómo el segundo se ha especializado en robar al Estado mediante procedimientos, trucos, amistades, compadrazgos y padrinos, todos logrados en el diario acontecer de la política colombiana, donde la mentira y la promesa ayudan a conseguir votos que se convierten en cargos desde donde se esquilma la administración pública. Este recurso y este modus operandi, es igualmente válido para cualquier otro país de América Latina.
Aprovecha el autor para desnudar el gran entramado de la corrupción y al mismo tiempo utiliza al entrevistado para –a través de él-, lanzar sus críticas implacables al establishment colombiano, al Estado corrupto, a la administración de justicia, al clientelismo político electorero que pone concejales, diputados, senadores, ministros y presidentes, piezas vitales en el entramado mundo dela corrupción.
La primeraedición del libro está agotada. Pero la curiosidad, el interés por su contenido y la forma como se aborda el complejo mundo de la corrupción, podrían hacer que Gerardo Castro se motive a editar la segunda edición.
Al final dela larga entrevista, el autor del libro reconoce que, aunque deseable, resulta una tarea casi titánica extirpar el complejo mundo delacorrupción. A tal conclusión llega cuando se detiene en un axioma casi universal: “El sistema no puede combatir la corrupción, porque la corrupción es el sistema”.
Misael Salazar Flórez