Regional
Escasez de gasoil se suma al rosario de penas que sufre el sector transporte
31 de enero de 2020
Aunque de las colas no han estado exentas las busetas que funcionan con combustible gasoil, la sequía de estos días ya ha propiciado una situación preocupante, que los conductores apenas si pueden sortear con algunas reserva y pesos en el bolsillo.
La escasez de gasoil, que se ha acentuado este fin de semana, se suma a un largo rosario de problemas dentro del sector transporte, que incluye altos costos del mantenimiento, sustentado en divisas, la disminución de la afluencia de pasajeros y lo que ellos consideran un bajo precio del pasaje, que no les permiten hacer de su actividad económica el medio idóneo para llevar el pan a sus casas.
En las estaciones de servicio que surten de gasoil a buses y busetas se vio la ausencia de este tipo de vehículos, pues ni la cola para esperar, “mientras llega la gandola”, les ha sido permitido hacerla, en pos de evitar el caos vehicular. Por ejemplo la gasolinera de Madre Juana apenas estaba atendiendo taxis.
Entre el grupo de transportistas entrevistados predominaba una incertidumbre, alimentada por el rumor de que el gasoil solo llegará hasta el lunes o martes. Este hecho ya los ha obligado a tomar medidas de emergencia, como parar su medio de subsistencia unas horas, unos días o, simplemente, hasta que garanticen un abastecimiento frecuente.
Si bien el sector transportista que dispone de vehículos a gasoil ha sufrido tanto como aquellos que requieren del aprovisionamiento de gasolina, se pasaba por días buenos y días malos; no obstante, como fuera podían estar en capacidad de hacer sus vueltas y, a la vez, garantizar a los usuarios llegar a tiempo a sus destinos, para no agotarse mucho en largas caminatas. De hecho, el 2020 comenzó con una relativa normalización en la prestación de ese servicio.
Pero desde la semana pasada se han venido agudizando los problemas, obligando a muchos a pasar 12 horas en las colas. Es decir, un día se les iba a los choferes trabajando, y el otro en carretera, pues apenas para ese lapso les alcanzaba. Pero la escasez tocó fondo y, si sigue así, la paralización del servicio es inminente, de no darse pronto soluciones. El mes pasado, la espera era obligada, con el consuelo de que al menos la cola avanzaba y había prácticamente suficiente gasoil para los persistentes, dispuestos incluso a la forzada trasnochada.
“Trabajamos con lo que tenemos”: todos coinciden en afirmar; aunque la merma en el número de pasajeros en estos días, probablemente al no poder disponer del efectivo o los pesos para el pasaje, ya hace innecesarios más viajes y más busetas. En una de las busetas, de la línea Barrio Sucre, se constató en horas de la mañana cómo lentamente se ocupaban las sillas., mientras otras permanecían solas.
Sin pasajeros, y sin divisas
“Mientras los mecánicos y las ventas de repuestos cobran en pesos y en dólares, nosotros seguimos cobrando en bolívares”: fue la queja del conductor Jesús Bastos, la misma que se repetiría entre los encuestados.
Ante esto, la respuesta a la mano sería el consabido aumento del pasaje; sin embargo, los transportistas no ignoran que muchos, especialmente aquellos cuyo salario mínimo no llega a cubrir ni sus recorridos durante un mes, se están absteniendo a subirse, y ya se han acostumbrado a movilizarse a pie.
“Está pesado el trabajo. Demasiado. No hay pasajeros. Ellos también están esperando a ver qué pasa”, admite Bastos, cuya buseta está casi de última, entre una larga fila que muy parsimoniosamente va siendo ocupada, y tal vez no arranquen sus rutas con el aforo completo.
Agrega que “nosotros antiguamente hacíamos de 11 a 15 viajes, pero hoy a duras penas hacemos 6”, y sin perder el optimismo sostiene que “todo, poco a poco, se irá recuperando”.
Un caucho rencauchado está por el orden de los cien dólares; por ese mismo camino van el aceite, las reparaciones, el mantenimiento, etc. La reparación de una buseta o autobús, dependiendo de la gravedad del daño, puede superar perfectamente el millón de pesos. Todo esto abre una brecha entre lo que se gana y lo que se termina invirtiendo en la unidad, que según los transportistas se ensancha más y más, día tras día.
Apenas con las reservas
Muchos cuentan con 40 litros o más en sus casas, listos para reservas como estas, pero con ellas apenas si da para un día de trabajo, en el que se gastan normalmente 70 litros. La otra opción lo representa el mercado negro, que en estos momentos cotiza una pimpina en 30 mil pesos. Sin embargo, como afirma el conductor Elis Camacho, “no estábamos preparados para este desorden”.
Iván Molina se queja de que, encima de todo, les han reducido el cupo diario a 50 litros diarios y esto complica un panorama ya de por sí limitado. El plan de él, y como será el de muchos, era guardar el vehículo bien temprano, y tal vez no trabajar al día siguiente, para retomar labores al otro.
“Mañana viene otra odisea para conseguir gasoil, revendido o prestado. Mañana (hoy viernes) no trabajo y me aguanto para el sábado, e igual harán otros de mis compañeros. Yo calculo que mañana la mitad de las unidades de mi línea, que normalmente han estado activas, laborarán”.
EL DATO
Si los rumores se cumplen, en el sentido de que el gasoil estará llegando apenas el próximo martes, la próxima semana comenzará con más de la mitad de la flota de busetas paralizada. (FOD)