En la aldea Pedraza, en un establecimiento funcionan tres instituciones educativas: un preescolar, una escuela estadal y un liceo nacional. Aunque hay deficiencias en esa estructura, es evidente el derroche de amor, eficiencia y vocación por la formación de los niños y adolescentes.
El Dato…
El caserío Pedraza, aldea Agua Linda, se encuentra geológicamente en un valle, montañoso, a 5.48 kilómetros de San Cristóbal. Forma parte del Parque Nacional Chorro El Indio y está a 1.315 msnm
Bleima Márquez
Una cadena de imponentes montañas bajo un hermoso cielo azul se puede divisar desde muchos lugares de San Cristóbal. Se trata del Parque Nacional Chorro El Indio, localizado en el centro del estado Táchira, justo al este de la capital de esta entidad andina. Es el pulmón de esta ciudad y de otros municipios cercanos.
Este hermoso lugar guarda leyendas e historias de sus pobladores quienes se han caracterizado por la perseverancia y la búsqueda del bien común. La resiliencia para superar las adversidades que deben enfrentar en medio de situaciones hostiles por vivir en aldeas y caseríos apartados del corazón de San Cristóbal, es otra particularidad de sus moradores.
El equipo de Yo Reporto a La Nación se trasladó hasta este pulmón vegetal y conversó con su gente, sobre sus historias, sus creencias, sus proyectos, potencialidades, fortalezas, y sus necesidades.
Inicia el recorrido
Justo en la intersección de las avenidas 19 de Abril y Rotaria, hay una tercera vía, en el punto donde antes existió una redoma. Justo se inicia la aventura para ir hacia la cascada del Parque Nacional Chorro El Indio. Aproximadamente 13.1 kilómetros de recorrido, un estimado de 20 minutos en vehículo.
Durante el trayecto se puede disfrutar de hermosos parajes y espectaculares panorámicas de la ciudad capital, y un poquito más allá. Además de su atractivo turístico por sus bellezas naturales. Es una zona para la agricultora porque todo lo que se siembra se cultiva. Destacan plantaciones de caña, café, guineo; es un clima para la ganadería y producción de leche.
El portal de bienvenida
A unos cinco minutos de iniciar el recorrido está el portal que da la bienvenida a este parque natural. Justo en ese punto se puede disfrutar de un bonito espacio, denominado Bosque Encantado, construido por la alcaldía de San Cristóbal.
Hay esculturas de personajes de caricaturas de los años 80 y 90, así como de cuentos y fábulas. Además, un parque infantil biosaludable para la diversión de la familia y sobre todo de los más pequeños, todo en medio de caminerías junto a animales autóctonos y en peligro de extinción. Se ven esculturas de indígenas, imágenes alusivas a pueblos ancestrales.
Recorrer ese lugar es toda una bonita aventura, además, de ser saludable para la mente y el cuerpo del ser humano.
Al conversar con las personas que bajan caminando por este punto, contaron que con frecuencia suben por la caminería de El Nevada
La Nevada, cuya entrada queda a un lado de la avenida Rotaria, por la urbanización Los Criollitos, más arriba de la sede del Seniat. Una vez que llegan al final del camino de ese tramo de la montaña, descansan unos minutos, algunos toman agua, otros prefieren agua de coco, jugo de naranja o tizana, para retornar por la carretera principal de ese parque nacional y poder disfrutar de las bellezas que regala la naturaleza. Una parada fija se ha convertido el Bosque Encantado donde descansan, se toman fotos, o simplemente disfrutan el clima frío y los hechizos del lugar.
Educación tres en uno
Luego continúa el camino hacia la gran cascada Chorro El Indio, de unos 30 metros de altura. Antes de llegar a ese emblemático lugar, a unos cinco kilómetros aproximadamente subiendo del portal, hay una entrada a mano derecha. Es una vía bastante inclinada, una cuesta, por la que el equipo reporteril de Yo Reporto descendió para visitar el caserío La Pedraza, de la aldea Agua Linda, una comunidad distante unos 5,48 kilómetros de San Cristóbal, a 1.315 metros sobre el nivel del mar.
En ese lugar hay una pequeña instalación donde los deseos de superación y la solidaridad se desbordan. Allí están el Centro de Educación Inicial María Teresa del Toro, la escuela estadal Justo Manuel Otalora, fundada hace 55 años; y el Liceo Nacional Teresa Heredia, que comenzó sus labores educativas en el 2023 gracias a la constancia de su directora, del personal docente, y de algunos pobladores.
Un sueño hecho realidad
Lograr la aprobación de la creación del Liceo Nacional Teresa Heredia no fue tarea fácil. En algunos momentos pensaban que se trataba de un sueño, pero la constancia, la insistencia, el amor por la comunidad y la preocupación por el bienestar de los niños, niñas y adolescentes, le dio la fuerza a la actual directora de esa institución de educación, Neida Vivas, de continuar insistiendo hasta lograrlo. El 4 de septiembre de 2023 llegó la buena noticia, luego de persistir durante tres años, junto a un grupo de personas de la zona.
El Centro de Desarrollo de Calidad Educativa (antigua Zona Educativa) aprobó impartir clases entre primero y quinto año de bachillerato. Actualmente tiene una matrícula de más de 20 estudiantes. La planta profesoral especializada y técnica está completa y dispuesta para atender a los adolescentes.
La Dirección de Educación del estado autorizó el uso de las instalaciones de la escuela estadal Justo Manuel Otalora porque el liceo no cuenta con sede propia.
Desafío
El inicio de las actividades académicas en el liceo se traduce en tranquilidad y mejor calidad de vida para los niños, niñas y adolescentes.
Neida Vivas informó que toda la comunidad educativa del liceo siente gran agradecimiento porque esa institución beneficia a todos los estudiantes. “Ellos sufrían para poder llegar al centro educativo más cercano de San Cristóbal. Pasaban muchas dificultades como transporte, alimentación, la lejanía. Tenían que atravesar quebradas y peligros. Gracias a esta institución estamos aquí, dando lo mejor de nosotros para que ellos sean profesionales más adelante”, señaló.
Muchos estudiantes salían en horas de la madrugada, muchas veces caminando, para llegar a las 8:00 am al centro educativo a fin de sacar el bachillerato en la ciudad.
Cristian Vivas, estudiante del liceo, contó que vive en el sector Chorro El Indio, a un kilómetro aproximadamente del centro educativo. Estudiaba en San Cristóbal, pero este año escolar lo cambiaron al liceo de Pedraza.
“Este año me mudé para acá porque se nos facilita un poco más el estudio, en cambio abajo era lejos. Había que madrugar más. Aquí hemos aprendido muchas cosas. Tenemos todos los docentes, en cambio en San Cristóbal nos faltaban, y a veces íbamos sólo por una o dos materias”, indicó Vivas.
Otra estudiante relató que vive en el sector Mesa de Chaucha, en pleno parque. Camina por lo menos dos horas para poder llegar al liceo. “Yo me vengo caminando desde mi casa a las 10 de la mañana y llego aquí a las 12 del mediodía o a la 1 de la tarde. A veces me dan la cola”, expresó la adolescente y agregó que su padre compró una moto en la que a veces su tío la lleva a clases.
Para ella, contar con un buen servicio de transporte sería ideal, porque de esa manera no llegaría sudada ni cansada a clases o a casa. Cuando llueve fuerte no puede asistir al liceo porque la fuerza del caudal del Chorro El Indio le impide pasar.
Yohangel Torres, cursa tercer año de bachillerato, contó que estudió en el liceo J. A. Román Valecillos en San Cristóbal, más conocido como La Normal. Para poder llegar a tiempo a San Cristóbal tenía que levantarse a las 3:00 de la madrugada, y salir de su casa por lo menos a las 4:00 am. Caminaba con sus primos desde la aldea Pedraza hasta la avenida 19 de Abril de San Cristóbal donde está esa institución de secundaria. Unos 15 kilómetros solo de ida.
El joven agradece el cambio de institución porque, además de tener los profesores de cada materia, hubo un cambio de vida favorable en su rutina. “Es un respiro, una tranquilidad, porque ahora salgo de 11:00 a 11:30 de la mañana para llegar ya almorzadito”, comentó.
Más espacio y equipamiento
Si bien es cierto que la gente de la aldea Agua Clara y todos sus caseríos están contentos y agradecidos por tener una institución donde sus hijos puedan estudiar el bachillerato, también es verdad que están creciendo y requieren un espacio con mobiliario adecuado.
El equipo de Yo Reporto hizo un recorrido junto a la directora del plantel, docentes y estudiantes, y constató las necesidades, no solo del liceo, también de la escuela. Las pizarras, las mesas pupitres, los escritorios, los estantes, y demás enseres en general requieren ser renovados. Muchos datan de hace más de dos décadas, incluso algunos están desde la creación de la escuela. Hace 55 años
Los estudiantes de bachillerato utilizan las sillas y mesas de los niños de la escuela, las mismas que usaron cuando cursaron primaria, pero han ido creciendo y dejaron la infancia. Ahora son adolescentes. Este cambio no solo implica un desarrollo psicológico y social, también es físico y biológico, por tanto, hay crecimiento y necesidades. Las sillas y las mesas ya son muy incómodas, además del deterioro por el pasar del tiempo.
La instalación educativa luce impecable en cuanto a la limpieza, pero a pesar del aseo, que el personal y los estudiantes hacen diariamente, ese centro de educación requiere de un mantenimiento mayor. Faltan vidrios en las ventanas, los baños necesitan un cariñito, los animales se meten en la cocina y causan daños, además, se han caído varias cerámicas; el tanque de agua está averiado, y hay filtraciones en algunas áreas.
Los niños y adolescentes almuerzan en el plantel, pero hace falta más alimentos, especialmente proteínas. La señora que prepara la comida está sobrecargada porque atiende a todas las instituciones que allí convergen.
Creciendo
Aunque el liceo está aprobado hasta 5to año de bachillerato, solo funciona hasta tercero, pero la matrícula va creciendo. La demanda para el próximo periodo escolar es mayor. Los niños que salen de sexto grado pasan automáticamente a formar parte de la matrícula de primer año de bachillerato, los de tercero van a cuarto, y de otras aldeas han expresado interés en inscribir a sus hijos, incluso en quinto año. La preocupación de docentes y padres es la falta de espacio y equipamiento.
María Eugenia Chacón, coordinadora de Control de Estudio informó sobre los proyectos que manejan, y esperan alcanzar, para solucionar la falta de espacio físico.
La docente manifestó que sienten gran agradecimiento por la antigua Zona Educativa y alertó que a medida que va pasando el tiempo, van creciendo, y es preciso contar con una estructura adecuada, mobiliario y equipamiento.
Manejan dos propuestas junto a los vecinos de la zona. Se trata de dos estructuras cercanas a la escuela que están desocupadas, pero no conocen el estatus legal de los inmuebles. Estas sugerencias las entregarán al ente correspondiente para el análisis respectivo.
Más que educación
Belkis Pineda, docente del liceo y exalumna de la escuela, contó que siempre ha vivido en Mesa de Chaucha y jamás pensó que en algún momento de su vida estaría en esa misma estructura como profesora.
Ella es TSU en Alimentos e ingeniero Agroalimentaria. Dijo que su inclinación va desde la producción hasta el procesamiento de los alimentos. Ha trasmitido a sus estudiantes algunos conocimientos en esta materia. “Ya he hecho varios trabajos con los muchachos. Ellos ya han preparado alimentos conservados como mermeladas y frutas en almíbar”, afirmó.
Los estudiantes desarrollan el proyecto Manos a la Siembra y han obtenido diversos rubros cultivados en los espacios donde conviven las tres instrucciones educativas. “Cumplieron todo el proceso. Primero cultivaron el maíz y luego lo procesaron: hicieron cachapas”.
Algunas profesoras del liceo, como la directora, dan clases en la escuela durante la mañana y luego, en la tarde, se activan para sacar adelante a los futuros bachilleres. La dedicación de los escolares es asombrosa, sus trabajos reflejan gran creatividad y entusiasmo.
La vialidad deteriorada
Belkis recordó que la carretera principal de esa comunidad fue construida en 1.952, durante el mandato presidencial de Marcos Pérez Jiménez para beneficiar al propietario de una hacienda que trabajaba con la máxima autoridad del país en ese momento.
— Si ustedes se han dado cuenta la carreta está un poco deteriorada, aunque en estos momentos no es tanto porque ya tienen aproximadamente cuatro meses asfaltando, pero tenían como 20 años que no le hacían mantenimiento a la carretera principal de Pedraza — dijo.
Para la docente y profesional agroalimentaria la formación de sus estudiantes es muy importante. Ella sabe que, aunque ahora es más fácil llegar a las clases porque la institución está dentro del mismo Parque Nacional, en el caserío Pedraza, hay un grupo de adolescentes que se esfuerzan para llegar. Siguen los riesgos, sobre todo para quienes viven en poblaciones ubicadas más allá del Chorro El Indio, porque el solo hecho de brincar sobre el agua de este afluente para no mojar los zapatos ni los pantalones, es retar a este importante recurso hídrico cautivador.