Pocas unidades de transporte circulando, lo cual no permite cubrir la demanda de los usuarios y propicia el incumplimiento del distanciamiento establecido.
Bleima Márquez
Llegó junio y, con este mes, el plan de flexibilización de la cuarentena que permitió reactivar nueve sectores económicos, algunos ya estaban funcionando. Esta nueva etapa implica mayor movimiento de personas en la calle, quienes utilizan diversos medios de movilización.
El transporte público es un factor fundamental para el traslado de la fuerza de trabajo que se activa y aunque ya había retomado su actividad con supervisión de los entes gubernamentales, como el INTT, quienes estaban atentos al cumplimiento de las medidas para evitar la propagación del nuevo coronavirus, han surgido algunas inquietudes en los usuarios.
María Cárdenas dijo que debe esperar hasta una hora por la unidad de transporte que la traslada hasta su destino laboral y piensa que no se ha activado la totalidad de la flota de vehículos, aunque recuerda que desde antes de la cuarentena este servicio había decaído drásticamente.
“Esos choferes no cumplen con las normas. Eso es mentira, que solamente van a cargar a la gente sentada, porque a muchas personas les preocupa el tiempo que van a durar esperando un carro para poder irse sentados”, opinó Yelitza Daza, acotando que para atender el requerimiento de las cantidades de personas que salen en transporte público es necesario que trabajen muchas unidades.
Iván Solarte, habitante de Palo Gordo, se quejó por la cantidad de pasajeros que cargaba la unidad donde se trasladaba, este marte en la mañana.
“La buseta de la línea 21 de Mayo no solo llevaba gente parada, sino que el chofer les pedía a las personas que se corrieran para meter más pasajeros. Incluso no cumplen la ruta establecida, supongo que para evitar los puestos de control”, dijo.
Situación contraria se registra en las comunidades de El Hiranzo y El Diamante, ambas localidades del municipio Cárdenas, donde los vecinos señalan que las unidades de transporte público que cubren la zona trasladan muy pocos pasajeros, obligando a muchos usuarios a caminar hasta su destino.
“Las busetas de la línea Torbes, que cubren la ruta de El Hiranzo y El Diamante, no llevan casi pasajeros, y hay personas que van y vienen a pie, algunos de San Cristóbal y otros de Táriba”, refirió María Inés Zambrano.