Regional

Exigió grupo de vecinos del centro reubicar parada de Transtáchira

13 de febrero de 2020

629 vistas

Habitantes del centro que se sienten afectados por la ubicación de una parada de Transtáchira. (Foto/ Gustavo Delgado)

Lo que iba a ser una parada provisional de Transtáchira en la avenida Isaías Medina Angarita, conocida como la Séptima avenida, entre calles 12 y 11, se ha extendido por cuatro meses más, lo que no ha sido del agrado de los vecinos del sector, que día a día deben soportar el desorden de las personas que forman allí largas colas y el monóxido de carbono que expelen las unidades

El Dato

Los denunciantes solo piden que se traslade esa parada, pues en el centro hay muchos puntos- candidatos para su reemplazo, por ejemplo, en los alrededores de la Villa de los Buhoneros.

Freddy Omar Durán

Aunque ofrece un precio preferencial en cómodas unidades, a varios destinos fuera de San Cristóbal, constituyendo una bendición para muchos usuarios, para los vecinos del centro que habitan y realizan actividades comerciales en las cercanías de la avenida Isaías Medina Angarita, conocida como la Séptima Avenida, entre calles 12 y 11 del centro de San Cristóbal, la presencia de unidades de Transtáchira ha sido motivo de muchas incomodidades.

Esa denuncia la sostuvo un grupo de vecinos: Jorge Noguera, Benilde Márquez, Nancy Tapias, Jhonatan Gallo y Luis Roberto Giovanny, quienes aseguraron que la aglomeración de usuarios que allí se forma y la expulsión continua de gases contaminantes desde los autobuses, traen complicaciones, especialmente para los residentes de la tercera edad y con problemas de salud de los apartamentos cercanos.

Por supuesto, el comercio también se ve grandemente afectado, como nos contó Rogelio Fernández, dueño de un tradicional negocio de 45 años dedicado a la venta de cajas registradoras y equipos fiscales.

Afirma que a cada rato debe solicitarles a las personas que aguardan por su ruta despejar la entrada, así como continuamente debe limpiar las aceras por la basura dejada por la falta de civismo de muchos.

“Ayer -el pasado martes-, porque lavé yo aquí, si no esto estaría lleno de basura -afirmó Fernández-. Aquí se la pasa full de gente, que se sientan frente a las vitrinas, pues se cansan de tanto esperar. Y a cada rato les digo, “por favor despejen”.

Precisamente, en esa cuadra operan muchos comercios que todavía se resisten a bajar la santamaría, pese a la crisis económica que afecta al país. Si bien al frente está ubicada la Defensoría del Pueblo, los denunciantes ni han querido acudir a ella, en tanto malas experiencias con anteriores querellas los cohíben de acudir a esa instancia.

Sus quejas ya se han elevado al Concejo Municipal y al consejo comunal Garbiras, cuyos representantes se han apersonado de la situación allí sufrida. La primera respuesta que recibieron era que se trataba de una medida transitoria, en un intento de despejar la plaza Bolívar, anterior punto de embarque en el centro de Transtáchira.

Esa “provisionalidad” ya lleva 4 meses y temen que se “fije” esa parada, algo que indica el hecho de que, en vez de más rutas, se estarían sumando al punto de embarque, porque al principio se reservaba para las rutas hacia Palo Gordo y Palo Grande, y posteriormente se sumaron las que tienen por destino El Piñal y El Abejal. Si bien una señal de tránsito autoriza la parada de autobuses y busetas, esta corresponde a unidades en tránsito, en breve estadía y ocupando un limitado sector de la calle, y no casi toda la cuadra, como a veces ocurre con los Transtáchira.

Recalcan que no se trata de una pataleta del vecindario, sino de un riesgo real para pacientes en riesgo, como el marido de la señora Benilde Márquez, en tratamiento de diálisis, y el hijo asmático de Luis Roberto Giovanny.

RECUADRO DE NOTA PRINCIPAL

Falta civismo del usuario

Debido a que la espera por la unidad se prolonga -y aunque la misma estuviese allí, su despegue se demora, la congestión humana se incrementa, las aceras se obstaculizan más, a lo que también ha contribuido el comercio informal que quiere aprovechar tal concentración de clientes potenciales.

Pero si al menos algo de civismo se impusiera, los usuarios podrían colaborar en no arrojar desperdicios, en liberar el paso peatonal, y no caer en batallas campales, especialmente cuando sale la última unidad del día y todos quieren entrar en ella. Incluso en el lugar se han improvisado talleres mecánicos, cuando los autobuses han sufrido desperfectos. Toda esta complicada situación de invasión de los espacios públicos comienza alrededor de las seis de la mañana y termina a las siete de la noche, y se pone crítica especialmente en las llamadas horas pico.