Gobernación atiende afectaciones por las fuertes lluvias en Táchira
23 de noviembre de 2024
Hasta el último segundo de este 2020, la pandemia nos recordará su soberanía, no destronada aún, la manera tiránica como transformó nuestros modos de vida, costumbres culturales y rituales sociales.
La imposición por medidas de prevención sanitaria de mantener el distanciamiento, tal vez sea rota por muchos negados a abandonar el abrazo de sus seres queridos para recibir un nuevo ciclo del calendario, o tal vez otros si la obedezcan con el corazón roto, o la limiten a unos cuantas personas.
Y no puede ser para menos no tomar las previsiones teniendo en cuenta que el estado Táchira, el covid-19 se alborotó, como lo indica el colapso en el cupo de ingreso de enfermos al Hospital Central.
Un temor que coarta una costumbre arraigada, que incluso supera a la Navidad misma, habida cuenta de que no toda la población profesa el Cristianismo, que dejar de hacerla entre familiares, podría resultar dolorosa; pero eso sí, se hace obligatorio no seguirla en lo que respecta a entrar de casa en casa para congratularse con los vecinos.
Y si el abrazo de Feliz Año resulta un dilema, la fiesta que lo rodea inevitablemente tendrá que someterse a muchas condiciones, que algunos aceptarán y otros no, como el uso de tapabocas entre los invitados, la reducción en el número de los mismos, e incluso la etiqueta de la mesa con su respectivo distanciamiento; aunque con rumba de por medio solo resta encomendarnos a la Providencia, o confiar en la salud de los presentes.
La economía también cuenta…
Pero un presupuesto familiar golpeado por la crisis económica asociada a la pandemia también modificará nuestra manera de celebrar el Año Nuevo.
Ni siquiera las supersticiones se librarán de las garras del covid-19: dar vueltas con una maleta después de las campanadas no solo resulta inconveniente, sino absurdo, teniendo en cuenta las limitaciones para viajar existentes. En cuanto las doce uvas, el factor económico cuenta, en tanto en un mercado popular de San Cristóbal el kilo de las mismas estaba por el orden de los 18 mil pesos. La quema de la pólvora, que actualmente en muchas partes del mundo no se constituirá en espectáculo público, y el sacrificio del Año Viejo se sujetará a la capacidad adquisitiva de cada quien: el relleno explosivo no se baja de los 40 mil pesos.
La economía también incide en la manera en que hagamos el brindis por los mejores augurios para los próximos 356 días: si es con vino rojo será en alrededor de los 40 mil pesos una botella, y con vino espumo importado, el más indicado, en alrededor de los 70 mil pesos. Para el aprovisionamiento etílico se debe contar con que la caja de cerveza cuesta alrededor de los 60 mil pesos, la garrafa de sangría 25 mil pesos, y la botella del ron más popular rondando los 15 mil pesos. ¿El whiskey? Eso quedó para los que llaman “enchufados”…
El plato en la fiesta de fin de año en Venezuela tiende a parecerse mucho al de las Navidades, aunque un poco más ostentoso, incluyendo pernil, que ha escalado a los 14 mil pesos el kilo, la hallaca, que por unidad está en 4 mil pesos, y el pan de jamón, cada uno a 25 mil pesos. De agregárseles postres, salsas, ensaladas o frutos secos el presupuesto se infla más…
Pero sea como sea, la humildad de nuestra mesa, la severidad en las medidas biosanitarias que prevengamos en el hogar, o la menguada compañía para este 31, lo importante está en la disposición positiva de nuestras mentes y corazones para recibir este año con alborozo, guardando un pequeño pensamiento, para aquellos que en aislamiento, en una particular lucha contra la enfermedad, o en atención a aquellos que la sufren, se mantendrán, y que tal vez por un breve rumor del exterior les avise que una nueva etapa de nuestras vidas ha comenzado…¡Feliz y próspero 2021!
Freddy Omar Durán
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