NOCHE DE RONDA 133
23 de noviembre de 2024
El cine tachirense sigue cosechando reconocimientos, y esta vez uno bien importante logrado en el Festival de Cine Documental Caracas Doc, a cuenta de la realizadora El Grito, y su pieza de dos minutos Emanuel.
Freddy Omar Durán
El Grito comenzó como un grupo organizador de un festival internacional de cine fantástico y del terror, con sede en nuestro estado, aprovechando la gran interconectividad global de los medios digitales, y luego se atrevió a dar un paso más allá, en esa inquietud y amor sembrado por el cine, y más que proyectar se dedicaron a hacer cine, desde la provincia.
En su trabajo de alrededor de cinco años, sus piezas documentales y de ficción han alcanzado notoriedad en festivales nacionales e internacionales, y entre ellos se han destacado El Jarrón de Baviera y Diosa. Pero con Emanuel, alcanzaron un éxito, tratando una temática que explora otro tipo de oscuridad, la de la violencia y la de la incertidumbre, propia de nuestra realidad, a la que muchos se consideran ajenos, hasta el día que el mal hado los toca.
El reto era contar en dos minutos, a través de la voz en off, y de imágenes en blanco y negro, un tema tan delicado como la desaparición de alguien, que un día va la ciudad de Cúcuta a realizar una gestión cualquiera de las tantas que los tachirenses hacen allá, para sin más, y sin dejar mayor rastro, no volver a su hogar.
Dos minutos que nos introducen a un hogar con sus espacios vacíos, y luego nos remontan a una frontera en cuyo tránsito toda clase de peligros insospechados acechan, y luego otra odisea, la de los familiares que en calles, plazas y cuanto organismo policial preguntan y preguntan por el desaparecido.
Una historia familiar real del director Paul Mendoza, a la cual los productores Hassler Salgar y María Fernanda le encontraron un enorme potencial, y de inmediato la cámara de Daniel Peñaloza buscó la mejor síntesis en imágenes.
Emanuel ganó el premio Mejor MicroDoc en su edición 9, y como comentó el productor Hasserl Salgar, parecería casi un logro imposible teniendo en cuenta que casi siempre los galardones se adjudican a realizadores asentados en la capital de la República.
–Era un reto hacer un documental en dos minutos. Nosotros ya habíamos trabajado con Paul Mendoza en Acromatopsia, un corto de ficción, rodado el año pasado y en etapa de postproducción; y cuando salió la convocatoria del CaracasDoc, planteó esta historia de un primo suyo, la cual él no nos la había comentado antes. Desde que nació el festival hace nueve años, yo he sido un fan del mismo y es muy difícil de quedar; nosotros habíamos participado con el Jarrón de Baviera y no habíamos quedado, pues participan como 150 trabajos y seleccionan 6— anotó Salgar.
El jurado anotó que el documental “conjuga de manera afectiva y armónica los elementos narrativos y el testimonio personal para abordar la línea temática del concurso: los fantasmas. Valiéndose de una estructura dramática sustentada en la personalización del doloroso caso de un desaparecido, logra involucrar al espectador en esta denuncia, que nos llama a reflexionar sobre la silenciosa realidad de los desaparecidos”.
De hecho, un tachirense radicado en Caracas, César Vásquez, recibiría una mención honorífica en la misma convocatoria por su obra Al Rio se le Vuelan, alrededor de la vida y muerte del cacique Francisco Pesquera en un contexto de un estado Amazonas devorado por la explotación minera.
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