Aunque la vialidad está deteriorada y los largos y recurrentes cortes de electricidad les abruman, los vecinos del barrio Genaro Méndez luchan para sobrevivir. Establecimientos comerciales, economía informal, remesas y la solidaridad, son algunas de las fórmulas para el objetivo.
Por Bleima Marquez / @bleimamr
Al pie de la montaña, Loma de Pío, atrás de las Lomas del Viento, se encuentran varias barriadas de San Cristóbal. Genaro Méndez es un de ellas. Su gente, a pesar de las vicisitudes, es cordial y alegre.
Allí comparten unas 675 familias, que suman, al menos unas 2 mil 300 personas, distribuidas en dos zonas, solo para trámites de jornadas para el gas o la bolsa de mercado.
Sus habitantes aseguran que la unión vecinal, una gran fortaleza, les ha permitido superar tiempos difíciles y organizarse.
Al recorrer la comunidad se observan abastos, ventas ambulantes, carnicerías, panaderías, talleres mecánicos, puestos de comida rápida, entre otros establecimientos. La gente, caminando y conversando en las esquinas, le da vida al barrio. Cada quien en lo suyo, pero con una característica en particular: la cordialidad y gentileza.
Más huecos que en la Luna
La vialidad es uno de los problemas que aquejan a los habitantes de este populoso sector. Sus calles están repletas de baches, en especial la Chucurím por dónde fluye agua, día y noche, aparentemente proveniente de alguna naciente.
Ciro Cristancho, líder de comunidad, explicó que el pésimo estado de la vía se debe a filtraciones naturales por algunas nacientes; además de las frecuentes rupturas de los tubos del Acueducto Regional del Táchira (ART) que alimenta a la zona.
“Aquí estuvo la gente de Hidrosuroeste, tomó muestra del agua y es pura. Presumen que son filtraciones de nacientes porque, antes de fundar el barrio, el sitio era una finca”, dijo Ciro y aclaró que una vez al año se reduce el pequeño caudal.
Leydy Flores piensa que el deterioro de la vía, sobre todo de la calle Chucurí., es preocupante. “La parte de arriba está muy dañada y, obviamente, los carros que transitan por allí sufren daños. Los repuestos no son nada económicos”, refirió.
De acuerdo con los vecinos, la destrucción total de la vialidad puede detenerse con un colector que recoja el agua y la canalice a alguna alcantarilla. Es una solución sencilla y que podría evitar el colapso total del acceso e incluso futuros daños a las viviendas, pero ningún organismo dice o hace algo. “No hay una actuación gubernamental para solucionar eso”, comentó Ciro.
A juicio de los afectados, los entes responsables de esa pequeña obra podrían ser la alcaldía de San Cristóbal, Hidrosuroeste o el mismo Ministerio de Ecosocialismo y Agua, antiguamente conocido como del Ambiente. Alertaron que, de no tomarse las acciones requeridas, pueden desestabilizarse los terrenos por el movimiento interno y las consecuencias serían catastróficas y eso les inquieta; además, el agua no permite reparar el paso malo.
Abren huecos por todos lados
Abrir huecos y dejarlos destapados, sin reparar los daños de las tuberías, es una de las críticas que los lugareños formularon. “No entendemos cómo Hidrosuroeste rompe y rompe las calles y luego se va, sin tapar ni decir nada. A mí me tocó comprar unas abrazaderas para poder arreglar el daño, porque eso era agua por todos lados”, comentó una señora que prefirió reservar su nombre.
Ciro acotó que las cuadrillas de la empresa hídrica también han abierto varios huecos en las calles, sin que exista ningún bote de agua; entonces, se pregunta si ¿serán especies de respiraderos, y cuál es el propósito?…
“Electricidad: Un castigo”
Los cortes de electricidad constituyen otro problema que angustia a los residentes del barrio Genaro Méndez.
En las últimas semanas el servicio lo han suspendido varias veces al día y sin un horario establecido. Los usuarios consideran esta medida como un atropello, que viola el derecho al trabajo, al estudio y a la tranquilidad.
“Por lo menos, en la mañana del jueves tuvimos tres apagones. A las 4, 7 y hace rato, que duró como cinco minutos”, aseguró Ciro y añadió que son caídas del sistema, a las que deben sumarle las horas de racionamiento.
Erney Fernández, por su parte, considera como graves las fallas del servicio eléctrico. “Es más el tiempo que duramos sin luz. Lo peor es que no hay un horario establecido para, por lo menos, prepararse”, puntualizó.
Alumbrado público
Leydy Flores es otra usuaria descontenta por los cortes recurrentes de electricidad. “De tanto irse y venir la luz, ya se han quemado casi todos los bombillos de los postes”, señaló.
Sin embargo, una de las fortalezas del barrio Genaro Méndez es la unidad de su gente, pues cuando algún servicio falla buscan la manera de solventar y aliviar la carga. Un ejemplo es el restablecimiento del alumbrado público en la calle Chucurí. Las noches eran más oscuras y peligrosas porque las luminarias no servían, por eso decidieron unir esfuerzos y, con sacrificio, lograron iluminar las deterioradas calles.
Ahora los amigos de lo ajeno no se pueden refugiar en la penumbra, y los conductores que deben obligatoriamente transitar la vía toman sus medidas para tratar de evadir los agujeros más profundos.
Gas doméstico
El líder de comunidad indicó que el barrio es uno solo, pero para tramitar los servicios de gas doméstico y la entrega de la bolsa de alimentos del CLAP, fue dividido en dos zonas, identificadas como una y dos.
Casualmente, luego de muchos meses, en Genaro Méndez 1 hicieron una jornada y ya les avisaron que en pocos días está programado el sector 2. “Una bombona por familia”, recalcó Ciro y recordó que en el 2020 estuvieron un año sin gas, fue en noviembre cuando les despacharon los cilindros.
Los alimentos no llegan
De acuerdo con lo expresado por los residentes del sector, así como muchos hombres y mujeres han logrado sobrellevar las cargas para mantener a sus hijos, un número importante de hogares no cuentan con los recursos para alimentar a sus familias porque el ingreso no alcanza. Algunos porque no tienen trabajo y otros porque, aun cuando sí cuentan con un empleo, devengan sueldo mínimo, en bolívares.
Una de las maneras para paliar esta necesidad es con la bolsa de mercado de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), pero este beneficio no es constante.
“Hay comunidades donde el CLAP llega más seguido. Acá siempre se demora bastante. Así como hay personas que sobreviven con otros medios, otras dependen del sueldo mínimo, que todas sabemos que no alcanza para nada; entonces se ayudan mucho con la bolsa de alimentos”, dijo Xiomara Gil, vecina del sector, y adicionó que a su parecer debería de ser, por lo menos, una vez al mes.
Para Erney Fernández, el transporte es otra de las dificultades que deben superar, porque deben esperar mucho tiempo para abordar una unidad. Según este usuario, las busetas no pueden trabajar, aparentemente por falta de combustible.
Sobrevivir emprendiendo
La crisis económica y social del país también arropó a los habitantes de Genaro Méndez y para poder subsistir, muchos se han convertido en pequeños emprendedores; otros esperan el apoyo de sus seres queridos establecidos en el extranjero. También ha surgido la solidaridad entre vecinos.
“No somos la excepción del país. Existe mucho desempleo. Aquí un número importante de familias viven de las famosas remesas que envían los familiares que han cruzado las fronteras en busca de un mejor vivir”, aseveró Ciro y acotó que son muchas las personas que se han marchado.
“Sobrevivir el día a día. De lo que uno haga va comprando. Yo trabajo con mecánica. Anteriormente salía más trabajo porque la gente tenía cómo arreglar un carro. Actualmente se accidenta un vehículo y las personas prefieren dejarlo parado, porque la prioridad es la comida”, precisó Erney Fernández
No obstante, el comercio se ha apoderado del barrio Genaro Méndez, actualmente existen ventas de productos variados, sobre todo de alimentos no perecederos. La comunidad tiene desde pequeños puntos de ventas improvisados, instalados con mesas, en las puertas de las viviendas, hasta abastos más establecidos, carnicerías y charcuterías.
Otros idean la manera de obtener más recursos y deciden hacer helados caseros, tortas u otros productos. Colocan en la fachada pequeños avisos, hechos a mano con marcadores y cartulina, e incluso hojas blancas. Lo importante es ofrecer lo que venden.
Durante el día, personas en camiones pequeños e incluso con carretillas recorren cada rincón del barrio vendiendo frutas y verduras -según-, a precios asequibles. Así funciona la dinámica comercial y económica para ganarse la vida en este sector de San Cristóbal.
“En todos lados, la gente tiene sus establecimientos: ventas ambulantes que ofrecen sus verduritas, víveres, genéricos, fotocopiadoras. Es la forma de sobrevivir aquí. Hay mucha vulnerabilidad”, aseguró Leydy Flores y acotó que hay vecinos pasando necesidades porque no tienen a nadie en el extranjero que les envíe dinero.
“Sancocho solidario”
La solidaridad caracteriza a muchos de los habitantes del barrio Genaro Méndez. Así lo demostró Sofía Araque, una dama que vende comida típica cada fin de semana en la calle principal del sector. A veces ofrece mondongo, y hasta hallacas. Lo cierto es que mientras prepara el sabroso plato tradicional venezolano, su familia, amigos y vecinos hacen el “sancocho solidario”, otro exquisito platillo en el que ella también participa.
El olor a leña, la música, el entusiasmo, la sencillez, y sobre todo el apoyo, son los principales aliños y condimentos que hacen más atractivo el trabajo y el compartir entre las familias; pero, sobre todo, se hacen más llevaderos y livianos los problemas que les aquejan. Una manera muy especial de sobrellevar la vida y mitigar la carga de los más necesitados.
“Nosotros mismos nos damos apoyo, por eso este hervido es para compartir”, aseveró Sofía.