Regional

¡Gloria a la fiel consoladora! Así se vivió la fiesta de la patrona del Táchira

16 de agosto de 2018

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El obispo de San Cristóbal pidió no permitir que se digan burlas hacia los migrantes

Ante una “crisis agravada”, hubo rechazo a conducta de especuladores y contrabandistas

La imagen procesionó por Táriba temprano, y no después de la eucaristía como otros años


Daniel Pabón

Fotos Tulia Buriticá

(Táriba).- No es poca cosa que, desde la primera eucaristía de la madrugada hasta que cerraron la basílica en la noche, calculen que 250 mil devotos se acercaron a Táriba, la Nazaret del Táchira, este miércoles de fiesta patronal a Nuestra Señora de la Consolación. La mayoría, sin embargo, se concentró en torno al atrio para escuchar la misa pontifical.

Con su himno, un canto de gloria a la fiel consoladora, empezó el oficio religioso. Sacerdotes de la Diócesis de San Cristóbal la llevaron en sus manos desde el carruaje, habiendo terminado la peregrinación, hasta el centro del altar mayor.

Como oficiante, el obispo Mario Moronta ofreció la misa por la paz, la justicia y la libertad de Venezuela, porque los tachirenses vivan en el amor de Dios, por los enfermos y por quienes han emigrado. Al escucharlo, la gente que llenó la plaza Bolívar soltó el primer aplauso.

Ya en su homilía, el pastor diocesano dijo que al contemplar el ícono de Nuestra Señora de la Consolación se hace presente la opción liberadora de la Cruz de Cristo. “Hoy, los miembros de la Iglesia Madre, inspirados en la figura de la Madre del Redentor, hemos de estar empeñados en la auténtica liberación de nuestros hermanos”.

En un mundo de “tiempos borrascosos”, se vive con una “gravísima crisis de orden moral” que va minando las bases del respeto a la dignidad humana: entre ellos, el aborto y la eutanasia, que Moronta calificó de “simples asesinatos que pretenden ser justificados”; o el maltrato de los más pobres; o la discriminación de muchos por ideologías; o la separación injusta de los hijos de inmigrantes y el rechazo de ayuda humanitaria hacia ellos.

“También en nuestro país, se requiere de la Iglesia hacer patente la opción liberadora nacida del Evangelio de salvación. Ante una crisis agravada y acrecentada por la imposición de un sistema inhumano, la hiperinflación y el olvido de los dirigentes políticos de todo tipo hacia el pueblo, vemos surgir situaciones que requieren no solo una llamada de atención, sino ante todo una acción decidida por parte de los cristianos”.

El obispo Moronta celebró la misa en el atrio de la basílica.

Hoy hay muchos hermanos que claman justicia, con la cual añoran liberación. El obispo enumeró a los que pasan hambre, los enfermos y ancianos olvidados, los migrantes que salen del país a buscar un mejor tenor de vida, los presos, tanto los políticos como los comunes olvidados por la justicia manejada por intereses mezquinos, así como los niños, adolescentes y jóvenes que son conquistados y obligados a prostituirse bajo la acción de mafias que se creen dueños de la vida.

Por todo esto, insistió el también primer vicepresidente de la Conferencia Episcopal, urge una opción liberadora por parte de los cristianos y personas de buena voluntad. “Con ella podremos aunar esfuerzos y combatir el dragón de diez cabezas, del cual nos habla el Apocalipsis”.

Señaló entonces al dragón de la corrupción, “que tanto daño ha hecho y sigue haciendo en nuestra sociedad venezolana”; el dragón del narcotráfico, “con su comercio de muerte y de vil enriquecimiento con dineros mal habidos”; el dragón del dinero fácil, “que se consigue con el alza indiscriminada de precios, el bachaqueo, el contrabando y el matraqueo de quienes deberían estar al servicio de la gente”; y hasta el dragón de la prepotencia, “que se dedican a ofender e insultar a quienes no piensan como ellos y, cuando se les responde, entonces apelan a la ley contra el odio”.

El cielo tendió un manto de nubles blancas durante la misa campal. No llovió. Tampoco hizo sol extremo. La gente interrumpió cuando quiso para aplaudir pasajes de Moronta.

La bendición final fue impartida por el obispo diocesano y el párroco de la Consolación alzando el relicario con la antiquísima pintura de María del Táchira. De inmediato, la venerada tablita fue regresada a un lado del altar mayor, de vuelta a su basílica. Sucedió entonces un desfile incesante de devotos que, en pago de promesas, avanzaron de rodillas por la nave central del templo, refrendando así el carácter milagroso, intercesor y sobre todo consolador de la patrona.


EN PORTADA

“No aguardemos que las soluciones nos vendrán de otros o desde fuera”

A una “opción liberadora” en Cristo urgió el obispo Mario Moronta durante la misa pontifical a Nuestra Señora de la Consolación.

“Es hora de que los católicos y personas de buena voluntad nos reunamos, nos fortalezcamos en compromisos ciertos para hacer sentir tanto nuestra voz de libertad como nuestras acciones llenas de solidaridad, justicia, paz y fraternidad”, exhortó el prelado, durante su homilía, en el atrio de la basílica de Táriba.

“Como seguidores de Jesús y miembros de una Iglesia, vemos en María un modelo para la esperanza. María no desfalleció ante la Cruz. Fue recibida por el discípulo y acompañó desde ese momento a la Iglesia naciente y la que ha caminado a lo largo de la historia. En el Táchira, hoy como siempre, con María hemos de ser nosotros la esperanza concreta y real. No podemos aguardar que otros vengan a hacer la tarea que nos corresponde. La alegría de la Hija de Sión debe ser manifestada en nuestro compromiso de esperanza”, dijo.

Avanzó Moronta que esa esperanza llevará a mayor y mejor solidaridad, a exigir que se respete la dignidad humana, a que se considere al pueblo protagonista de su momento histórico.

“Nuestra peregrinación viene a ser el recordatorio de que en todos los momentos de nuestra existencia estamos llamados a ser -cuales miembros de la Iglesia- actores con la fuerza del Espíritu, para así edificar el reino de justicia, paz y amor. No aguardemos que las soluciones nos vendrán de otros o desde fuera. O nos unimos o fracasamos. Que en cada comunidad eclesial, que en cada vecindario, que en toda institución, hagamos sentir no solo nuestra voz, sino el grito ensordecedor de un compromiso por la liberación plena que estamos llamados a promover”, dijo.


Así resonó en la plaza

«Que no se apruebe nunca en Venezuela una ley que favorezca el aborto”.

«No permitamos que nadie se burle de los migrantes. Ellos también son gente, como nosotros”.

«No aguardemos que las soluciones nos vendrán de otros o desde fuera. O nos unimos o fracasamos”.

 

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CRÓNICA

Todos a Táriba, cada quien peregrina por un motivo

Atravesando el viaducto, llegando a Cárdenas.

 

En las 4 horas con 45 minutos que duró la peregrinación, los muchachos de la Pastoral Juvenil Parroquial no dejaron sola a Nuestra Señora de la Consolación. A falta de Alexis, quien durante los últimos años se encargaba de maniobrar la palanca del carruaje, este miércoles se compartieron entre varios el honor de impulsar el trono de la patrona del Táchira desde la catedral de San Cristóbal, de donde salieron a las 6:40 de la mañana, hasta el atrio de la basílica de Táriba, que coronaron a las 11:25.

“Somos sus custodios”, decía Edgar, al mando del tren delantero. Como otros jóvenes en el grupo de 30 que empujaba la carroza, incluso como ya hizo Alexis, Edgar tiene planes de emigrar. “Lo que le pedimos muchos a la Virgen es volver, para estar con ella el próximo agosto”, confesó. “Es parte de nosotros: hacemos esto desde los 15 y ya pasamos de 22 años”.

Ese nicho blanco, con la flor más bella de los Andes rodeada de otras plantas multicolores, fue el centro de una procesión de más de ocho kilómetros que superó expectativas.

Peregrinaron descalzos, como William Sierra. El joven siempre ha sido devoto de la Consolación y, a raíz de una lesión en la pierna, le prometió seguirlo haciendo sin zapatos. Ya lo ha cumplido durante ocho años; esta vez, le acompañó un tiempo nublado y fresco.

Peregrinaron con adultos mayores en sillas de ruedas, como la abuela de Silvana Chacón. Es diabética y a sus 85 años ya no camina; por primera vez vivió así su devoción mariana.

Peregrinaron padres con bebés en coches, como Yosmeira Cárdenas y su marido. “Ella es nuestro milagro”, dijeron, señalando a la niña dormida. Es la segunda vez que se lo agradecen a la patrona, viajando el 15 de agosto desde Coloncito, donde viven.

Peregrinaron con banderas nacionales de variados tamaños, como la de Mayra Alviárez. “Estoy convencida de que la Virgencita va a liberar a Venezuela”, expresó.

Peregrinaron grupos organizados, como los Samuelitos; la juventud de la hermandad de Emaús. Sofía, parte de los jóvenes, pidió a María del Táchira por el futuro y la paz del país.

Peregrinaron niñas vestidas igual a la Virgen de la Consolación, como la hija de Izamar Ramírez. Le imploraron con fuerza a la patrona poder encontrar los insumos y salir con éxito de su operación por displasia de cadera. Hoy la pequeña camina perfectamente a sus tres añitos y medio.

Peregrinaron con carteles y la proclama “Sí a la vida, no al aborto”. Lo portaban, entre otros, las laicas de la parroquia Santo Domingo de Guzmán, Marilia Matos y Esperanza Chacón, con un rosario en la mano, rezando, como otros tantos que procesionaron.

Peregrinaron con el retablo de la Virgen en franelas, como la familia Casique. La matrona contó que es una forma de mantenerse unidos y de agradecer las bendiciones de María.

Peregrinaron, por qué no, colaborando con naranjas, como los comerciantes del Mercado Mayorista. Dispusieron 350 cestas para el pueblo a la entrada de Táriba aunque, en otros tramos del recorrido, hubo menos puntos de hidratación en comparación con años previos.

Peregrinaron, incluso doble por la falta de transporte público: a muchos tariberos les tocó llegar a pie hasta la catedral de madrugada; otros tantos sancristobalenses se regresaron caminando a mediodía, luego de la misa. Lo principal: que todos le cumplieron a la Virgen.

 

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GOBERNADORA

“Táchira es tierra santa”

La mandataria regional en primera fila, cerca del alcalde de Cárdenas.

 

Que el Táchira es “tierra santa”, proclamó la gobernadora Laidy Gómez desde Táriba. Al presidir la representación de la administración regional en la Consolación, consideró que Venezuela tiene que observar la fe y la devoción de este estado y sobre todo la unidad -su palabra clave en esta jornada- que caracteriza sus dos grandes fiestas patronales.

Dejando ver su embarazo, como otras tantas mujeres en gestación que también rezan a la Madre de Jesús, Gómez sostuvo que este acto de fe y devoción del pueblo tachirense también es un mensaje para el Gobierno y los sectores radicales de la oposición.

Aplaudió la idea de dejar de creer que vendrá “un mesías”, o que con violencia se logrará tener un país mejor. Nada de eso. “Lo que necesitamos”, diferenció antes de la misa, “es aliviar los abusos del Gobierno nacional y el radicalismo de sectores de la oposición”.

A la Consolación, la primera autoridad del estado pidió que les dé humildad y bondad para entender que la prioridad es ayudar al hermano, a pesar de controversias y diferencias. Invitó la mandataria a pasar de la promoción de la crisis a la atención de la crisis.

Como “valor agregado”, Gómez destacó el operativo articulado que inició desde la madrugada del miércoles entre todos los organismos de seguridad y prevención de los ejecutivos regional, municipal y nacional. “Estamos demostrando que sí se puede trabajar por el bien común. Para servir, tenemos que desprendernos de colores partidistas”.

Y, en la celebración religiosa, lo predicaron con el ejemplo: cerca, juntos como hermanos, se sentaron en primera fila la gobernadora Gómez, su tren directivo, el alcalde anfitrión de Cárdenas, Richard González, y la ex secretaria de gobierno de la gestión regional anterior Miriam Febres, hija de Táriba y también peregrina.

Por unas vías que estuvieron limpias para la peregrinación, a diferencia del resto de la capital, también caminó hasta la basílica el alcalde de San Cristóbal, Gustavo Delgado.

Temprano, la gobernadora había rezado en el templo, luego esperó paciente la misa y se tomó fotos con quien se lo pedía. Después del oficio religioso, Gómez  acompañó al Concejo del municipio Cárdenas a una sesión solemne. “No estoy aquí para perpetuarme en el poder, aquí todos estamos para trabajar y hacer que nuestra sociedad vuelva a ser demócrata para el servicio del pueblo”, explicó allí.

El legislativo de Cárdenas, presidido por Naudy Corona, otorgó a Laidy Gómez la condecoración Dr. José Ignacio Cárdenas Paz.


VEA TAMBIÉN: Galería | Así los tachirenses rindieron homenaje a Nuestra Señora de la Consolación


 

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