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26 de noviembre de 2024
“En El Abejal quedan pocos negocios de artesanía; ahora predominan las ventas improvisadas de alimentos”
“La ‘Hora Santa’ la realizan los días jueves, pero en horas de la mañana, y celebran la misa todos los domingos, a las diez de la mañana, la cual es trasmitida por las dos emisoras del municipio”
Por Nancy Porras
Ese ambiente cordial y tranquilo que siempre caracterizó a Guásimos cambió. La razón, por cierto jamás pensada, una pandemia. Hecho que obligó a todas las personas, no solo a colocarse tapaboca una vez se sale a la calle, sino a guardarse en sus casas a eso de la una de la tarde. En un abrir y cerrar de ojos, Guásimos es un municipio en la mañana y otro en la tarde.
A partir de las seis de la mañana se escuchan los primeros pasos cerca de la plaza. Movimiento que deja entender que la gente ya está activa. Inicia la lucha de salir a trabajar por el sustento diario.
Se arriesgan por comprar alimentos
Al comenzar la mañana, poco a poco hay más personas en la calle, porque salen las amas de casa a hacer las compras de los alimentos necesarios para asegurar las tres comidas. Muchas de ellas ya dejaron 70 abriles de su vida, sin embargo, no se rinden, se arriesgan y salen apenas aparece el Sol.
En este ínterin, la gente busca verduras, medicina y víveres, como café, arroz, azúcar, mantequilla, mayonesa, salsa y algunas carnes, bien sea pollo, res, cochino; y si se puede, medio cartón de huevos.
“La vida nos cambió. Jamás se hacían compras como locos, y menos mirando con recelo y miedo a personas que teníamos al lado, y andar con un tapaboca una vez se sale de casa. Nadie lo pensó y ahora vivimos incluso con miedo de poder morirnos, si no atendemos las medidas de prevención. Por cierto, hay gente en el municipio que no quiere cuidarse. Cargan el cubreboca guindado en el cuello, de adorno”, comentó Fernando Carrero, quien sale todos los días a ganarse la vida en las inmediaciones de la plaza Bolívar.
Ya cerca de una la tarde, el municipio comienza a perder el calor humano que cotidianamente se sentía fuera de casa. Sus calles poco a poco se quedan solas. A las cuatro baja el paso de vehículos, y a las cinco comienza a cubrirse Guásimos de soledad.
Abrigados por el encierro
“¡Dios, hay días durante la cuarentena estricta que da miedo asomarse a la calle cuando son las seis de la tarde, y más cuando decían que había 14 casos positivos de covid-19 en Guásimos y luego siete comunitarios, pero la gente en el fondo lo tomó tranquila, aunque en uno de esos sábados, en la calle tres entre las carreras cuatro y cinco, cerca de la plaza Bolívar de Palmira, había mucho desorden, gente comprando y sin precaución”, dijo América Suárez, quien vive en el sector La Estación.
Vivo el sentimiento religioso
Ya no suenan las campanas para ir todos los días a misa de cinco de tarde, pero para los católicos es una alegría poder acudir a la “Hora Santa”, los jueves, entre las 8:30 a.m. y 11:00 a.m.
Es frecuente escuchar las campanas de 9:00 a 10:00 de la mañana, y la voz del párroco Nerio Ramírez, a través de micrófono, dirigiéndose al pueblo con oraciones, donde nombra a un importante número de difuntos.
Luego de cerrado el templo de San Agatón por la pandemia, los feligreses escuchan la celebración de la misa todos los domingos, a las 10:00 de la mañana, por las ondas hertzianas de una de las dos estaciones de radio que hacen vida en el municipio.
Adiós cestería, ahora son víveres
El Abejal, sector emblemático del municipio Guásimos, cambió su rostro, ya no es la cestería el atractivo de compra, pues ahora se consigue un importante número de negocios de víveres, sobre todo colombianos, algunos en los negocios donde antes solo se vendía todo tipo de cestas, y otros improvisados en distintos espacios de la vía Panamericana. “Muy poca gente compra artesanía; entonces, hay que buscar vender otro tipo de productos”, comentó Juan Delgado.
Mucha gente comenta que, de lunes a viernes, El Abejal es tranquilo, pero los días sábados hay mucha gente en la calle comprando, hecho que preocupa por la covid-19; “muchos no respetan el distanciamiento social”, dijo Edecio Suárez, quien frecuentemente baja por ese lugar.
Sobrevive el sector transporte
Otro sector que se ha visto afectado por la cuarentena en Guásimos es el transporte, en este caso la línea Palmira. Uno de sus socios precisó que en una oportunidad tenían operativas 120 unidades. Hoy esta flota es la misma, pero dejan trabajar muy pocas.
“Los días de flexibilización solo garantizan gasoil para cinco unidades y cuando es intensiva la cuarentena, apenas dan combustible para tres unidades, y lo peor es que todos necesitan trabajar; para ser justos, vamos turnando, salen unidades distintas todos los días, de esta forma todos pueden ayudarse”, comentó.
“Trabajamos con todas las medidas de seguridad posibles, el conductor y colector con su tapabocas y se le exige a la gente que utilice su mascarilla para así protegernos todos, y se lleva un máximo de cinco pasajeros de pie”, concluyó el socio de la línea Palmira.
El alcalde del municipio, Evaristo Zambrano, integró una mesa de trabajo en conjunto con el Concejo Municipal, GNB, Policía del Estado, Ubch, Clap, para tomar acciones ante el crecimiento del covid-19.
Dijo que se debe informar de inmediato sobre la llegada de personas a la comunidad, con mayor urgencia si son “trocheros”; se deben cerrar los comercios a las dos de la tarde, resolución que es obligatorio cumplirla, e insistió en el uso del tapabocas.
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