Regional

125 días que cambiaron al Táchira | “Ha sido difícil, pero nos hemos reinventado”

18 de julio de 2020

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La covid-19 ha paralizado al mundo entero. Estar en casa no solo alteró el orden familiar, también generó una suspensión económica que obligó a las personas a idear estrategias, a reinventarse para poder mantener la familia y sus fuentes de ingresos


Bleima Márquez

Ya han pasado 125 días del inicio de la cuarentena social obligatoria y, con ella, la implementación de una serie de medidas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por el Gobierno nacional, que han sido acatadas por el grueso de la población. Esta crisis sanitaria también ha causado una emergencia en los diferentes sectores productivos y emprendedores de la economía.

En Táchira, el panorama no difiere del observado en el resto del país y el mundo entero. Los emprendedores confiesan que la situación del confinamiento ha sido dura, porque dejar de producir no era una opción.

“Si no nos mata la pandemia, nos matará el hambre. Por eso, hay que trabajar y reinventarse». Es el común decir de los decididos hombres y mujeres que apuestan al progreso y al bienestar de sus familias, siempre acatando las medidas de precaución para frenar el brote de covid-19; sin embrago, algunos esperaron la flexibilización. Veamos algunos testimonios.

La clientela bajó«

Omaira Rolón tiene 40 años ejerciendo la peluquería, actividad económica que ha constituido el sostén de su familia y que interrumpió a causa de la pandemia. “Duré más de dos meses suspendida de mi trabajo, comiéndome los ahorritos», dijo

Omaira contó que con el anuncio de la flexibilización de la cuarentena, los clientes comenzaron a llamar y enviar mensajes preguntando cuándo se activaría. Fue así como decidió reanudar su trabajo, que actualmente desempeña en un pequeño pero acogedor local ubicado en la avenida Rotaria de San Cristóbal.

La peluquera expresó que la falta de productividad por el confinamiento, la escasez de gasolina y el poco flujo de transporte, ocasionaron la disminución de la clientela, simplemente porque esta vive distanciada y no encuentra la manera de llegar a su local. Sin embargo, afirma que le ha ido bien en el reinicio de su actividad laboral.

El horario de atención también sufrió una modificación, pues ahora comienza su labor bien temprano en la mañana, hasta aproximadamente las dos de la tarde, con el fin de acatar las normas establecidas.

“Otras opciones de venta”

Marcos Rodríguez, hombre emprendedor, tiene una agropecuaria llamada Globalcoop, en las cercanías del mercado Los Pequeños Comerciantes de La Concordia, donde por la contingencia atiende solo medio día.

Este negociante aseguró que vive la cuarentena con mucha precaución, en su casa y en el establecimiento comercial ha tomado todas las medidas de bioseguridad y acciones decretadas, aunque afectó su economía.

Para Rodríguez, la comercialización en tiempos de pandemia no ha sido tarea fácil. Varios factores han incidido en la baja sustanciosa de las ventas y por eso ha ideado estrategias y acuerdos con los compradores. “Hemos tenido que adoptar otras opciones para poder sacar la mercancía, por ejemplo, entregar en otro sitio o llevar el alimento o pollitos bebé directamente al productor», explicó.

Además, recalcó Rodríguez, como un ingrediente adicional a la cuarentena, se suma la militarización de la zona donde están ubicados y la reducción de los días de trabajo, la consecuencia a esta medida se traduce en más dificultad.  “A veces no dan paso, ni a las personas ni a los vehículos, por eso toca ingeniárselas».

“Ofrecemos combos de pan”

“Vivir en tiempo de pandemia ha sido duro porque las restricciones limitan a las personas a adquirir los productos que necesitan; también hemos tenido inconvenientes para la obtención de la materia prima».

Esta fue la expresión de John Álvarez, un panadero que tiene su establecimiento en el barrio Las Flores, una populosa comunidad de la capital del Táchira, quien aseguró que aunque desde el inicio del nuevo coronavirus no han dejado de trabajar, ha sido difícil vender y elaborar los productos que ofrecen.

La limitación del trasporte público, los puntos de control entre municipios y la carencia de gasolina, son algunos de los factores que han provocado cambios en la dinámica del negocio y la pérdida de clientes. “Tenemos muchos clientes de otros municipios, como Cordero y Palmira, que no han podido venir a comprar el pan y han tenido que adquirirlo en otros locales, más cercanos a su domicilio».

Esta situación los ha obligado a reinventarse, sin dejar de ser la tradicional panadería de siempre; una de las tácticas es mantener precios solidarios e idear combos atractivos al consumidor, e incluso llevan los panes al cliente.

“Me toca cerrar más temprano»

Manuel Alejandro es un joven de 20 años que a su corta edad cuida de su familia, integrada por sus dos hijos y su esposa.  Tiene un pequeño kiosco en la avenida principal de la Unidad Vecinal, donde vende todo tipo de víveres y productos de higiene personal. Comenzó su negocio hace casi un año.

Para este joven, vivir en tiempo de cuarentena ha sido complicado, porque son varias las limitaciones para poder surtir y atender su local.   “Sí se consigue la mercancía, pero es un poquito más cara», aseguró el comerciante.

Otro obstáculo es el cambio de horario de atención que ha tenido que adoptar para no incumplir las normas establecidas, por eso abre el kiosco a las 9 de la mañana y cierra entre la 1 y 2 de la tarde. “No trabajar todo el día implica pérdida de ingresos».

 Para contrarrestar los efectos del confinamiento, el joven vende más económico sus productos. “Trato de vender un poquito más barato para que la gente siga llegando, y armo combos, como tres harinas en 10 mil pesos. Poco a poco voy surgiendo, y garantizo la comida y los pañales de los niños», comentó.

“Todo está complicado”

“Vivir en cuarentena ha sido complicado», esta afirmación la hizo Jean Carlos Rodríguez, dueño de un taller mecánico ubicado en San Cristóbal, quien confiesa que para sobrellevar la crisis económica de los últimos meses ha tenido que implementar estrategias.

Pero la paralización de los sectores productivos y prácticamente del aparato económico a causa del confinamiento, no solo trajo la reducción del trabajo para este profesional de la mecánica, también a sus clientes, porque muchos no cuentan con los recursos para cancelar las reparaciones de sus vehículos.  “La gente no tiene la platica para arreglar los carros y los dejan aquí, hasta que buscan el dinero, y es que si tienen para una cosa, no tienen para otra», puntualizó.

Rodríguez confesó que no ha parado de trabajar porque la necesidad lo ha obligado; sin embargo, se ha reinventado para no faltar a las medidas decretadas por el gobierno nacional, es por ello que optó por ofrecer el servicio a domicilio. “He ido a las casas a arreglar los carros», apuntó, agregando que también labora a puerta cerrada, y ahora con la flexibilización, espera que la situación mejore. (BM)

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