Se cumple este martes 23 de enero, un aniversario que ha hecho historia en la vida política del país, al arribarse a los 66 años de la caída de la última dictadura, que estuviera dirigida por un militar tachirense, nacido en Michelena y que tuvo que salir precipitadamente ante la reacción militar de entonces.
Marcos Evangelista Pérez Jiménez había nacido el 25 de abril de 1914 y quien en 1939 fuera enviado al Perú a seguir estudios militares en la Escuela de Chorrillos, en donde pasó cinco años.
Después del derrocamiento de Rómulo Gallegos se convirtió en ministro de la Defensa de la nueva Junta Militar; y luego de una consulta popular cuyos resultados desconoce, se nombra Presidente de la República para el período 1953-1958.
La actuación de este militar tachirense como hombre público ha sido ampliamente discutida tanto durante su gestión como luego de haber dejado el cargo, tras pensar que era el representante de los ideales militares del momento, logrando realizar una serie de transformaciones sociales, económicas y militares, consideradas como cambios sustanciales de la fisonomía del país. Para muchos historiadores, en su gobierno se iniciaron casi todos los planes de nuestro desarrollo nacional que dieron una importancia sustantiva a nuestro desarrollo integral.
Entre ellos, se reconocen el Plan de Canalización de la Industria del Hierro, incluyendo la Siderúrgica del Orinoco, de la Industria Petroquímica, el Plan de Vialidad con la construcción de la autopista Caracas-La Guaira y Caracas-Puerto Cabello, así como la Panamericana y las principales carreteras del país.
Plan de Electrificación incluyendo la del Caroní, Cadafe, Plan de Inmigración y colonización; de Vivienda Popular, del Banco Obrero que consiguió desocupar los ranchos de los cerros de Caracas y de otras partes del país, dignificando a la familia de escasos recursos en la nación.
En el Táchira, aún se reconocen la construcción de las avenidas 19 de Abril, Libertador; del Círculo Militar, del Hospital Central, del Hotel El Tamá, de la Casa Sindical, Hotel del Incret, de los desarrollos habitacionales de Propatria y de la Unidad Vecinal, por identificar a las más emblemáticas.
Se considera que gobernó con una de las administraciones más progresistas y rendidoras en la década de los 50 de América Latina aunque cometió el error de querer perpetuarse en el poder tras optar por recurrir a un plebiscito que a la postre se convirtió en una mascarada, el cual se realizó en diciembre de 1957, que dio inicio en enero del 58 a la sublevación militar, a la que se unieron los grupos civiles que finalizaron su acción el 23 de enero que obligó su abandono, junto con su familia y amigos, con destino a Santo Domingo, donde lo recibió otro dictador, Rafael Leónidas Trujillo.
Su gestión fue teñida de sangre contra sus adversarios; y su ente, la Seguridad Nacional, cometió decenas de asesinatos, incluyendo el del líder de Acción Democrática, Leonardo Ruiz Pineda, que movió a la repulsa popular.
Se fue luego de su estadía en República Dominicana a Miami, Estados Unidos, en donde fue extraditado para ser encarcelado en Venezuela por seis años, en donde el nuevo partido Cruzada Cívica Nacionalista lo lanzó para senador, que fuera desconocido por la Corte Suprema de Justicia, por lo que al cumplir su pena, se fue del país y nunca más volvió, muriendo en Madrid, España, víctima de un ACV que acabó con su existencia.
Un marino lidera la insurrección
Desde el primer día del golpe contra Pérez Jiménez, la Marina Venezolana se alía a la insurrección bajo el liderazgo del contralmirante Wolfgang Larrazábal, que organiza la Junta de Gobierno formada con los civiles Eugenio Mendoza, Arturo Sosa, Edgar Sanabria, Blas Lamberti y Héctor Santaella.
A los pocos días, Larrazábal congrega la aceptación popular a través de su programa Plan de Emergencia, que repartía dinero a los desempleados y permitía volver a los cerros en procura de precarias casuchas a los pobres caraqueños, para asumir luego la Presidencia de la República y llamar a elecciones en las cuales él mismo se lanza, al igual que Rómulo Betancourt y Rafael Caldera, ganando el candidato de Acción Democrática que se había sumado a la firma del Pacto de Punto Fijo. Larrazábal, que había recibido el respaldo de URD de Jóvito Villalba y del Partido Comunista, se lanza a la palestra, en donde sale derrotado y más tarde es nombrado Embajador en Chile, cargo que ostentó por tres años.
A su retorno, funda el partido Fuerza Democrática Popular que comanda como secretario general Jorge Dáger, por lo que su carismática figura se fue reduciendo hasta perderse como diplomático en el exterior; entre ello, estuvo como representante en Canadá.
Víctor Matos