Regional
Hanna y Jade no tienen dónde colgar su piñata de cumpleaños
11 de noviembre de 2024
“Agradezco todo lo que llega. Para nosotros, que nos quedamos sin nada, es una bendición. Estamos de la mano de Dios”
Norma Pérez
Hanna y Jade Sarmiento Rodríguez comparten una misma fecha de cumpleaños. 19 de noviembre. Esperaban con alegría que llegara ese día, ya próximo, para festejar el décimo aniversario de su nacimiento.
Querían una decoración con su personaje favorito, globos de colores, una piñata y la infaltable torta. Compartir con sus familiares y amiguitos de la escuela. Nada extraordinario. Con lo que todo niño sueña.
Estos deseos se truncaron cuando un incendio destruyó su hogar. El techo que las cobijaba junto a sus padres, lo consumieron las llamas. Ya no existe. Quedaron a la intemperie.
A su mamá, Yuraima Rodríguez, se le nota la tristeza en la voz cuando narra aquella tragedia inesperada que les cambió la vida. Habla bajito, pausado, con resignación.
“Se me quemó la casita, lo perdí todo. Pero la vida no, gracias a Dios. Eso es lo primordial. La vida. Perdí todas mis cosas, la cama, la nevera, la cocina. Todo. Nos quedamos con la ropa que teníamos puesta”.
Se refiere a la vivienda, que en el sector Barrilito del barrio 23 de Enero, en San Cristóbal, compartía con su esposo Óscar Sarmiento y sus dos hijas. De la casa número cinco de esa humilde vereda, solo quedaron escombros y cenizas.
“El incendio se produjo a causa de un ventilador, pues en la zona donde vivimos hubo un corte de luz a las seis de la mañana y llegó a las siete y cuarenta. Al restablecerse la energía, lo hizo con mucha fuerza y eso originó un corto circuito en el ventilador que se incendió y las llamas se extendieron por toda la casa”.
Ella se desempeña como bedel en la Universidad Politécnica Territorial Agroindustrial del estado Táchira. Su esposo, trabaja como obrero en la alcaldía de San Cristóbal. Dos sustentos escasos que les impiden contar con los recursos para reponer esta enorme pérdida.
Refiere que recibieron ayuda de funcionarios de la alcaldía de San Cristóbal, quienes acudieron hasta el lugar, sacaron los escombros, quitaron los restos del techo de zinc, tumbaron las paredes que no se cayeron, pero se resquebrajaron, se dañaron los cimientos y quedaron inservibles.
“Amerito de corazón que nos ayuden con materiales para levantar nuevamente la casa. Para tener cuatro paredes y un techo, donde estar con mis niñitas y mi esposo”.
Requieren con urgencia, materiales de construcción para volver a sentir la seguridad que da tener un hogar: cemento, zinc, arena, bloques, cabillas y todo lo necesario para la reconstrucción. Por ahora, se resguardan con miembros de su familia que les brindan un espacio temporal.
Muchos vecinos y personas de espíritu generoso, colaboraron con ropa, alimentos y algunos enseres para cocinar. “Agradezco todo lo que llega. Para nosotros, que nos quedamos sin nada, es una bendición. Estamos de la mano de Dios”.
En unos días será 19 de noviembre. Pronto, Navidad.