Regional

Hasta dos días deben esperar los venezolanos para sellar su salida en la frontera

15 de marzo de 2018

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Los constantes cortes de electricidad que actualmente, se registran en las poblaciones de San Antonio del Táchira y Ureña, fronterizas con el departamento Norte de Santander en Colombia, están afectando fuertemente la salida de venezolanos que van hacia otros países.

Según pudo conocer Laboratorio Mediático, solo el día lunes se registraron al menos siete apagones en San Antonio, lo que dejó sin sello a más de 2 mil 500 viajeros quienes, no pudieron continuar su camino a los diferentes destinos que tenían previstos.

Largas filas de venezolanos para sellar el pasaporte y salir del país.

Una de las personas que se encontraban en la cola del Saime en la Aduana Principal de San Antonio y quien pidió no ser identificada, informó que llegó el domingo proveniente del estado Falcón, con la esperanza de poder cruzar a territorio colombiano una vez restituyeran el paso por los puentes, sin embargo, junto con su esposo, hija y dos nietos, tuvieron que pagar 800 mil bolívares por una habitación en un hotel de la zona y este martes siendo ya mediodía, aún no habían podido sellar su salida.

«El proceso es demasiado lento, llegamos antes de las siete de la mañana y no hemos salido, ayer a cada rato se iba la luz, cuando había, el sistema era muy lento. Mi hija cruzó a Colombia a buscar una remesa y hacer la cola del otro lado. Nos vamos a Perú porque en Venezuela ya la situación es insostenible. Mi esposo se quedó sin trabajo. Aunque tenemos donde llegar, vamos a buscar trabajar en lo que sea. Queremos mejor calidad de vida para los dos niños de mi hija”, dijo.

La cola para sellar pasaportes del lado venezolano es kilométrica, rodea “de cabo a rabo” la Plaza de la Confraternidad, ubicada justo en la salida de Venezuela. En el recorrido efectuado en esta zona, luego que funcionarios del Destacamento de Fronteras 212, nos permitieran realizar el trabajo periodístico, se pudo observar una gran cantidad de “arrastradores”, como popularmente se le conoce a los empleados de las agencias de viaje,  ofreciendo boletos para diferentes destinos, incluso, un hombre se nos acercó diciendo que por 25 mil “pesitos” nos agilizaba la salida, pensando que íbamos a viajar, lo que deja claro que la corrupción se pasea libremente por el lugar.

Elianta, asesora de una de las empresas de transporte internacional, explicó que los destinos más solicitados continúan siendo Perú y Chile, el precio del boleto es de 280 mil pesos o 104 dólares desde el corregimiento de La Parada (al cruzar el puente Simón Bolívar), directo hasta Rumichaca, en la frontera con Ecuador.

El monto incluye desayuno o almuerzo, dependiendo de la hora de salida, cena, y un kit de aseo personal, seguro de vida en lo que dure el viaje, además los autobuses cuentan con wi-fi y conectores para cargar los celulares. Solo de esta empresa, salen a diario cinco vehículos con capacidad para 41 pasajeros cada uno. “Por el problema que no había sistema para sellar pasaportes del lado venezolano, el lunes solo salieron dos autobuses, es decir, 82 pasajeros”.
Continuando el recorrido por la cola, nos encontramos con Yohandry Valecillos, un recién egresado contador público proveniente de Maracaibo, estado Zulia, aseguró que se va a Perú a “probar suerte” y que huye de los elevados índices de inseguridad que se registran actualmente en Venezuela.
Largas filas de venezolanos para sellar el pasaporte y salir del país.

“Me voy para buscar la calidad de vida que no se consigue aquí en Venezuela, no tenía trabajo, en mi área es muy difícil, ahora todo se mueve es por negocio. Me gradué para ejercer en mi área y de manera legal. Vamos relajados porque en Perú no nos piden papeles apostillados”, aseveró.

Antes de cruzar el puente internacional Simón Bolívar, el equipaje de algunos viajeros es requisado minuciosamente por funcionarios de la Guardia Nacional que se encuentran en la zona, medida que se toma con la finalidad de evitar la salida de productos no permitidos. Un hombre que intentaba cruzar a territorio colombiano con productos de primera necesidad como harina de maíz, fue retenido por los uniformados.

Largas filas de venezolanos para sellar el pasaporte y salir del país.

Ya en territorio colombiano, la situación para sellar el ingreso al país no es muy distinta, las colas superan hasta las cinco horas, lo que lo hace diferente es el trato agradable de los funcionarios policiales que se encuentran en los alrededores y quienes no buscan “matraquear” a los viajeros, además no hay fallas en el fluido eléctrico y el sistema no se cae constantemente.

Las colas para cruzar el puente Internacional Simón Bolívar también son interminables y con mucha lentitud.

Según las cifras de Migración Colombia, a diario se sellan entre 3 mil 500 y 4 mil ingresos de ciudadanos venezolanos y solo la salida de 2 mil. Quienes se quedan en el territorio lo pueden hacer por 90 días prorrogables por 90 más, por lo que al año, solo pueden estar 180 días en la nación.

 

En el área dispuesta por las autoridades migratorias de la nación vecina nos encontramos con Daniel, quien tiene ya seis meses trabajando en Bogotá, retornó en búsqueda de su esposa y sus tres hijas de ocho, cuatro años y una recién nacida. Aseguró que se las lleva porque en Venezuela ya no se puede vivir, “la situación económica está muy apretada, literalmente, no podemos mantener la familia, una casa, no podemos hacer mercado. Me llevo a mis hijas porque no hay medicinas, no hay vacunas, una de ellas está enferma y me la llevo básicamente para comprarles todo lo que necesitan. Así les girara dinero era imposible mantenerlas en Venezuela”.

 

También nos contó que en el primer viaje que realizó solo, en las alcabalas que se consiguen en el camino a la frontera, funcionarios de la Fuerza Armada Nacional intentaron retenerle su Tablet, algunos artículos personales y dinero, preguntándole además que si llevaba en su poder moneda extranjera, específicamente dólares.

María, otra de las venezolanas que se encontraban a la espera de sellar su ingreso a Colombia, aunque no nos permitió grabarla, nos contó parte de su historia. La joven madre, proveniente de Caracas, dejó una hija de cuatro años, al cuidado del padre y los abuelos. En la capital venezolana se dedicaba a la peluquería, va rumbo a Perú, buscando un mejor futuro que brindarle a su pequeña, con la que espera reencontrarse muy pronto, pues en sus planes, está también sacarla del país.

Denunció que en el trayecto a la frontera, en uno de los muchos puntos de control, un efectivo de la Guardia Nacional intentó quitarle unos dólares con el pretexto de que estaba prohibido, fue gracias a sus compañeros de viaje, entre ellos, un abogado, que el uniformado no pudo lograr su cometido.

Cientos de equipajes son trasladados en carretas.

Como éstas, son cientos las historias de venezolanos que huyen del país, con la esperanza de poder cambiar su estatus económico, pues para nadie es un secreto, que en la región central, la escasez de diferentes rubros cada día es más crítica.

Algunos de los que cruzan la frontera, lamentablemente, deben retornar a sus hogares pues, ante la enorme oferta de mano de obra venezolana no logran conseguir empleo ni «en lo que sea».

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