Aunque ha sido mejorado el asfaltado recientemente por parte de las autoridades municipales, los huecos reaparecen en una vía salida de San Cristóbal, desde la avenida Libertador hasta el final de la avenida Los Agustinos, denominada La Machirí, lo que representa todo un riesgo que puede sorprender al conductor en algún recodo de la curvilínea vía.
Las aguas pluviales y también botes de aguas blancas van perforando trabajos de asfaltado que, aparentemente, estaban hechos para durar un buen tiempo. Los canales, que serían parte de la solución para que las corrientes agarren buen curso y no produzcan efecto erosivo, han sido en parte tapados por la hierba, que el periodo invernal hace crecer enormemente.
Esta vía, que representa un acceso más expedito de oriente a occidente de la capital tachirense, no es apta para un conductor distraído, quien debe cuidarse de las curvas, de sorpresas de vehículos en dirección contraria, muy afanados, y por supuesto de las troneras, que no cuentan ni con el más mínimo anuncio de su presencia. Todo tipo de vehículos circulan por ahí, desde los más livianos hasta los más pesados, y se ha constituido en la mejor opción de los camiones que evitan en lo posible el congestionamiento del centro propiamente urbano.
A la altura de la calle Los Méndez pareciera como que un animal prehistórico hubiese dejado su huella, porque uno no se explica cómo se formaron esos huecos profundos, cuando lo demás a su alrededor está en relativo buen estado.
Ya hoy en día caer en una tronera de estas o chocar mientras se les evade, más que un “accidente”, puede significar para los choferes una auténtica tragedia, pues debido al alto costo de los repuestos y las refacciones, no les queda otra que dejar sus carros estropeados en casa o arrumados en algún estacionamiento para chatarra.
Ya al finalizar La Machirí, propiamente en la avenida Los Agustinos, rumbo a la zona industrial de Palo Gordo, hay un megahueco, rellenado artesanalmente con arena y piedras por los vecinos, que se ha constituido en un auténtico “asesino” de carros.
Los ciudadanos esperan que La Machirí no vuelva a ser olvidada y que las fallas, que ya se hacen visibles, sean subsanadas, en vez de esperar a que la situación se agrave para entonces sí actuar.