Regional
Iglesia y comunidad de La Romera unen esfuerzos para el desarrollo del programa social “Sopas Tadeo”
27 de febrero de 2020
La idea del presbítero Manuel Pernía Ríos, párroco de San Judas Tadeo, de ayudar a personas necesitadas, algunas de ellas en situacion de calle, beneficiaba en un principio a 30 personas, pero con el transcurrir del tiempo la cifra aumentó, para llegar aproximadamente a 600, que los días jueves acuden para recibir, completamente gratis, su taza de sopa, acompañada de arroz, pan o arepa
Armando Hernández
“Sopas Tadeo” es un programa de ayuda social que se inició hace un año en la parroquia San Judas Tadeo, de La Romera, bajo la dirección del presbítero Manuel Pernía Ríos, en un principio, con el propósito de atender a personas necesitadas y en situacion de calle, y se ha mantenido de forma exitosa gracias a la cooperación de diversos sectores, incluyendo a miembros de la comunidad, que unen esfuerzos para hacer posible que un proyecto de esta naturaleza se mantenga a pesar de las adversidades.
Noris Omaña, en su rol de coordinadora, hizo un alto en su atareada labor para conversar con el periodista y dar a conocer aspectos relacionados con el programa. Dijo que la idea surgió por iniciativa del padre Pernía, al ver la necesidad que hay en tanta gente en situacion de calle y su afán de ayudar, no solo con la palabra, sino con los hechos. El sacerdote planteó a la comunidad eclesial, y a un grupo de salesianas de San Cristóbal, la idea de ayudar y servir a los más necesitados.
“Esto se inició con 35 personas y el empuje fue de las Salesianas de Don Bosco, que siempre hacen este tipo de labor. No se había hecho nada parecido en esta parroquia San Judas Tadeo y San Pedro, en La Romera, y se comenzó a trabajar en función del proyecto, que arrancó el 14 de febrero del 2019, hace un año, con apenas 35 personas. A la semana vinieron diez más y así fue en aumento, hasta el punto de que ya estamos sirviendo para 600 personas”, explicó Noris Omaña.
Todas las personas que están involucradas en esta encomiable labor se esfuerzan por prestar la mejor atención a los invitados. Desde las diez de la mañana se abren las puertas de la iglesia para que se refugien, se mantengan sentados y resguardados de la inclemencia del clima, porque la idea fundamental es servirles de manera digna, que estas personas se sienten en una mesa, con su mantel, y disfruten de una buena taza de sopa. “Utilizamos la taza mondonguera y, como vasos de vidrio, los frascos de mayonesa, cucharillas metálicas, y para acompañar la sopa, arrocito, pan o arepa”, dice Noris.
El padre Manuel se encuentra en retiro espiritual, para lo cual fue convocado – explica–, pero dejó instrucciones precisas para cumplir con la jornada que se hace todos los jueves, gracias a la cooperación de muchos sectores. “Le cuento, todo esto es beneficencia. La fuente de todo son los donativos de quienes vienen a ayudarnos, unos con verduras, hortalizas, carne y panela., Recibimos de todo, hasta limones para el agua de panela. Son aportes de empresas y personas, hay muchas entidades que nos ayudan y socorren desinteresadamente”. El padre creó las comunidades eclesiales de base, y cada jueves le toca a una comunidad diferente.
—Nos hace falta de todo; lo que hay aquí, es prestado o nos lo han donado. Empezando por las mesas, las sillas, los toldos o carpas, para refugiarnos de las inclemencias del tiempo. Por eso hacemos un llamado a la comunidad, para que nos ayude, porque necesitamos muchas cosas, queremos cambiar las tazas de barro por tacitas metálicas, de acero inoxidable, porque se nos han partido muchas.
En la actualidad, 600 personas van a comer los jueves y se les recibe con alegría y amor, a nadie se le dice que no. “Para eso ponemos todo nuestro empeño, haciendo las cosas con cariño y dedicación”, comenta otra dama, al explicar que en la última semana se incorporó el Rotary Club Metropolitano y “eso es muy bueno, por tratarse de un organismo muy importante”.
Noris Omaña retoma el tema de la lencería y dice que no utilizan artículos desechables para no incrementar los costos, ya que son muy caros “y no queremos ocasionar gastos a nadie”.
Comenta que los miércoles, a las dos de la tarde, se empiezan a recibir todos los donativos, verduras y carne, en el despacho parroquial, que tiene entrada por la parte posterior de la iglesia San Judas Tadeo. En muchos casos, “las personas que nos traen lo que es vegetal, verduras y hortalizas, se quedan y nos ayudan a picar y preparar todo para el otro dia. El jueves, a las cinco de la mañana, montamos la olla con la leña”.
En todo este trabajo intervienen entre 50 y 70 personas, hombres y mujeres, de diferentes edades, la mayoría miembros de la comunidad. Preparar sopa para 600 comensales es una tarea que requiere mucha leña. “La conseguimos gracias a la cooperación de Protección Civil, que nos avisa cuando cae un arbolito o hacen una tala. Entonces buscamos quién nos apoye con un vehículo para ir a buscar esa leña”.
—Es bonito ayudar a la gente, lo hacemos con todo el corazón y mucha alegría. Es la compenetración con el prójimo, y tenemos muy grabadas las palabas del párroco Manuel Pernía, en el sentido de que no se trata solo de mirar a estas personas, sino de ver en ellas a nuestro señor Jesucristo.