Regional
La brecha cambiaria en Táchira afecta a empleadores y empleados
23 de octubre de 2024
El costo de pagar los sueldos o de reponer la mercancía ha aumentado, poniendo en peligro la continuidad de los negocios
Diego Mendoza
Hasta casi 20 % se ha disparado la diferencia que mantiene el tipo de cambio oficial establecido por el Banco Central de Venezuela (BCV) y el tipo de cambio de mercado, mejor conocido como “paralelo”.
Para Carlos Pimiento (*seudónimo a petición del entrevistado), empresario del sector textil en San Cristóbal, esta situación ha complicado el funcionamiento de su negocio, al tener que aceptar por su mercancía el dólar a precio fijado por el BCV, mientras cancela a sus proveedores los dólares a tasa paralela.
«Ahora los proveedores se han blindado. Si, por ejemplo, me quiero comprar una máquina bordadora que sale en $4.300 y digo que la voy a pagar en bolívares, el precio se va a casi los $5.500. Y así también me sucede al reponer las telas, hilos, botones y demás enseres, que provienen de Colombia».
De manera similar, Ferney Chacón (*seudónimo a petición del entrevistado), perteneciente al sector de hotelería de la ciudad, sostiene que padecen las mismas pérdidas al momento de reponer mercancía, puesto que «muchas cosas uno las compra en Cúcuta, porque el producto nacional suele ser un poco más caro, entre un 20 a 25 %».
«Antes uno no le paraba mucho a eso porque recibía pesos o dólares, pero desde más o menos mediados o finales de agosto aumentaron los pagos en bolívares, yo me atrevo a decir que hasta en un 95 %, y fuera que uno pudiese ir al banco y cambiar, pues bien, pero ahorita está difícil, los bancos no están soltando muchos dólares».
Por su parte, Carlos Pimiento dice que si bien puede reajustar los precios para intentar reducir el aumento de los costos, este incremento tiene un techo muy bajo, por estar ante un cliente con un reducido poder de compra: «En sí, la brecha me ha hecho perder hasta un 30 % sobre la ganancia».
Pero los problemas derivados del diferencial no solamente afectan a los dueños de los diferentes negocios. Sara Gamboa (*seudónimo a petición del entrevistado), dueña de un restaurante en Capacho, cuenta su experiencia al momento de tener que pagar el sueldo a sus empleados: «Me dio mucha pena, pero les dije que les tenía que pagar esta vez en bolívares y a tasa oficial, porque es como me lo obligan a recibir. Con riesgo a que se puedan ir, pero no tengo alternativa, aquí ambas partes estamos perdiendo con esta situación».
«Además, también hay que tener en cuenta que hay una diferencia en los tipos de cambio cuando cancelamos por punto o por pago móvil, porque claro, la plata no cae igual, ni tampoco las comisiones que debe cobrar el banco son las mismas, y todo eso afecta».
Dennister Morales, abogado doctorando en economía aplicada en la Universidad de Los Andes, sostiene que estos testimonios exponen las distorsiones creadas por las políticas económicas que intervienen en los procesos de mercado.
«Actualmente existe una manipulación de la moneda local (el bolívar) para mantenerla artificialmente alta, lo que se conoce en economía como sobrevaluar la moneda, y esto trae una serie de consecuencias porque la gente actúa según los incentivos».
Morales comenta que si bien el BCV no ha dejado de realizar inyecciones de dólares al sistema bancario, «sí ha variado la forma en cómo esos dólares están siendo asignados, mostrando que al parecer hay una sectorización al momento de su venta. Esto quiere decir que una parte importante de la población no está teniendo acceso a la divisa por lo que debe dirigirse al llamado mercado negro».
Sería un clásico caso en el cual se produce un aumento de la demanda con una oferta que no varía o incluso se reduce, lo que hace que aumente el precio del bien, en este caso, los dólares, sostiene el experto.
«De hecho, hay estudios serios que sugieren que el precio de equilibrio en el tipo de cambio podría estar alrededor de los 70 a 75 bolívares por dólar, lo que quiere decir que lo que estamos evidenciando es cómo se intenta alcanzar este punto por mano invisible del mercado, que obra donde menos regulaciones existen, que en este caso es el mercado paralelo».
En cuanto al aumento de los pagos en bolívares, argumento que es una respuesta natural de los agentes económicos (las personas) que prefieren asegurar sus ingresos o ahorros en la moneda que ha demostrado mayor estabilidad, y, contrariamente, deshacerse de aquella que va perdiendo poder adquisitivo.
«Aunque en el caso de Venezuela debemos decir que tenemos una no moneda, ¿por qué? Porque el bolívar ha demostrado que no cumple con las características esenciales del dinero al no ser reserva de valor, y ni siquiera servir como unidad de cuenta, siendo así, al dispararse el tipo de cambio, las personas están recibiendo una señal de que deben conservar lo más que puedan sus dólares».
Morales también advierte que los empresarios y comerciantes deben estar preparados, ya que «el último tercio del año es realmente complejo en cuanto a tasa de cambio en vista de que vienen muchos pagos adicionales como las utilidades, vacaciones colectivas, bonos, entre otros, y lo que sucede es que buena parte de estos bolívares percibidos van directos a la adquisición de dólares».
Por último, se opone a aquellas personas que tildan de viveza criolla a la manera en cómo las personas responden ante esta situación, asegurando que es simplemente parte de las consecuencias generadas por el control de cambio y las restricciones bancarias para el movimiento de dólares.