En un alto de su gira en el Centro Médico Pedro Blas Romero, Rotary Torbes, el gobernador rotario del Distrito 4.380, Guillermo Muriel Pietro, que abarca todos los estados de la región centroccidental de Venezuela, compartió este jueves sus impresiones de lo que ha sido la visita e inspección de la actividad social desarrollada por los 11 Rotary Club del Táchira.
—El rotarismo tachirense tiene una gran fortaleza y una gran trascendencia, que comenzó hace 81 años y desde entonces han sido extraordinarias. Tengo que reconocer que dentro de la fundación Rotary International, este es un grupo con una fortaleza, una estructura, una disciplina de trabajo, y cumpliendo con el lema de “unir voluntades para trabajar por el voluntariado”. Recordemos que el Rotary es una fundación sin fines de lucro, donde nos une el compañerismo y la amistad para trabajar en beneficio de las comunidades más necesitadas— abrió Muriel la rueda de prensa.
Por la paz mundial
Destacó la labor realizada en el proceso de la vacunación del covid-19, refiriéndose al reconocimiento al respecto hecho por la Comunidad Europea, que le ha valido ser propuesta para el Premio Nobel de la Paz.
—Rotary trabaja por la paz del mundo. Cuando hablamos de paz, no hablamos de ausencia de guerra, es ofrecer la atención integral al ciudadano, es trabajar de manera preventiva. La paz es vivir en una sociedad armoniosa, donde se formen esos valores, y generar una mejor sociedad a futuro— dijo.
Por supuesto, a la actual guerra entre Ucrania y Rusia, no ha salido indemne el rotarismo de la Europa Oriental, y por esos lares, Muriel distinguió la participación de venezolanos en procura de corredores humanitarios.
—El Comité de Servicio Internacional, te voy a hablar de lo que están haciendo los venezolanos, desarrollaron una especie de subcomité para ayudar a los rotarios que están inmigrando de Ucrania hacia los países fronterizos. El presidente nuestro del Comité me informaba, el otro día, que ellos buscan hogares para recibir a esos rotarios y darles la alternativa, una vez que ellos están saliendo. Obviamente, es una zona en la que no podemos actuar para brindar servicios de salud; pero sí desde el aspecto humanitario.
Aproximadamente, la mitad de los clubes rotarios han desaparecido de Ucrania, y la otra mitad está en subsistencia, pues cada quien está buscando cómo sacar a su familia. Pero seguimos activados para poder ayudar— acotó.
En su recorrido por el centro médico, constató la atención que se hace a mujeres en parto, a bajo costo, a los niños que han sido tratados quirúrgicamente del labio leporino y aquellos que requieren de la punción lumbar como parte de tu tratamiento contra el cáncer, en alianza estratégica con la fundación Anican.
—El labio paladar hendido ha sido una bandera del Rotary, que no solo trata la fundación en Táchira, también en Lara y en el Zulia. Rotary International ha ayudado en el trabajo de erradicación de la polio en el mundo, en eso lleva 34 años, y nos quedan pendientes Pakistán y Afganistán. En el aprovechamiento de esas alianzas tenemos una fundación que se encarga exclusivamente de recibir los aportes, de instituciones como Bill y Melinda Gate Foundation, y de fondos distritales que se designan para proyectos de diferente magnitud en el país, que no solo son de salud, pues manejamos otras 7 áreas claves. En la situación país, esas alianzas estratégicas que se hacen con Médicos Unidos de Venezuela, la Cruz Roja y Cáritas, nos resultan a nosotros clave—agregó Muriel.
Esperanza para niños con cáncer
Ratificó que la actividad del Rotary Club se establece sin fines de lucro, que hacen que las consultas se manejen a precios populares, en alrededor de los 10 dólares, o intervenciones delicadas como la punción lumbar, alrededor de los 300 dólares, cuestan 47 dólares.
—En estos momentos, la situación económica ha hecho que los rotarios nos reinventemos para conseguir los recursos. Hemos tratado de trabajar con las uñas, y a veces no se tiene ni idea de lo que significa tratar de continuar dentro de las vicisitudes actuales para construir un país distinto, con intenciones de cambio, desde el poder hacer, no solo desde el quejarnos. Porque sí se puede y acá, en esta sede, hay una demostración de eso, con transparencia y perseverancia— sostuvo Muriel.
Agregó que la situación país obligó al Rotary Club a reinventarse, pues ya no están esos tiempos en los que existían los aportes directos de los socios que podían sostenerlo. En el programa de niños con labio leporino, desde hace tres años aproximadamente, se han operado 35 pacientes, y la idea es atender más, pues la incidencia de la malformación ha venido en incremento. Tal circunstancia ha obligado a dejar en stand by algunos proyectos, que en el futuro se espera sean reiniciados, como un área para pacientes infantiles con cáncer en el Rotary Torbes.
—Esta ampliación se inició hace unos tres años, pero se ha detenido. La idea es continuar esas instalaciones que requieren condiciones técnicas ascépticas y de aislamiento muy determinadas. Pero son tan ingeniosos en Rotary Torbes que se está continuamente pensando en qué actividades realizar para obtener esos recursos, y estamos en conversaciones para ver la manera, a través de Rotary International, de impulsar el proyecto. Reinventarse significa buscar ideas para encontrar esos recursos, y al respecto contamos con el apoyo de los compañeros rotarios que han emigrado fuera del país, que de alguna manera siguen siendo parte de los distritos venezolanos y que siguen tocando puertas en el exterior para proyectos de baja escala, pero necesarios, como por ejemplo un aire acondicionado para un pabellón. Una manera más de concebir grandes proyectos es ir sumando a través de un plan estratégico, lo que nos obliga a estar bien claros de hacia dónde tenemos que ir, y de manera rápida—explicó Muriel.
Freddy Omar Durán