“La mujer en la Biblia”, su papel, protagonismo, porque para algunos, ella fue relegada a un segundo o tercer plano, y para otros sí se le dio el valor como ser humano, fue el conversatorio a cargo de Inés Ferrero Kellerkoff, organizado por el personal de la hemeroteca Pedro Pablo Paredes, en la continuación del cronograma de actividades de extensión del mes de marzo.
Inés Ferrero Kellerkoff es la actual presidenta de la Academia de Historia del Táchira. Expuso que el período judaico duró aproximadamente 4 mil años. En el libro del Génesis se narra como Dios creó el hombre y la mujer a su imagen y semejanza, dándoles igual valor y dignidad. “La mujer israelita tenía responsabilidades en el hogar. Era orientadora de sus hijos, enseñando la fe en Jehová, pero la ley no le otorgaba derechos como personas civiles. Al morir el padre de familia, las propiedades quedaban para los hijos varones”, por citar un ejemplo.
“En este período, la Biblia no señala que tuvo personajes femeninos que fueron protagonistas y esenciales en la salvación de los israelitas. Entre ellas se encontraban Sara, Judit, Jael, Débora, Ana y Ester, entre otras. De esta última les recomiendo que lean sobre su protagonismo, porque fue un ejemplo de entrega de fe, sabiduría y su historia es sagrada para el pueblo judío y fascinante por su intrépida defensa de sus convicciones”.
La Mujer en el Nuevo Testamento
Jesús vino a honrar y restaurar a la mujer como tal. Fueron las mujeres las que acompañaron, apoyaron y sirvieron en el ministerio de Jesús. Ellas permanecieron fieles hasta su crucifixión y muerte, las primeras que vieron la tumba vacía, las primeras en recibir el aviso de la resurrección de Cristo y las primeras en ver al Cristo Resucitado; también fueron ellas las primeras en dar aviso a los discípulos de la resurrección del Señor.
Sin embargo, los hombres que estaban en el entorno de Jesús nunca les creyeron, porque para ellos eran palabras de mujeres y tuvieron que ir al sitio de la resurrección para saber la verdad, lo cual permitió que comenzaran a ser tomadas en cuenta. Él liberó a las mujeres de enfermedades y las sacó de la oscuridad espiritual. Él tomó a las temerosas y olvidadas y las transformó en mujeres determinadas que serían recordadas.
De igual manera, 1 Timoteo 2:9-1, señala que las mujeres deben vestirse con ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, no con oro, o perlas, o vestidos costosos; sino con buenas obras, como corresponde a las mujeres que profesan la piedad. “Saquen ustedes sus propias conclusiones”, aseguró la ponente
Y no podía faltar en esa charla el papel de María, la madre de Jesús. Es una de las pocas mujeres que se mencionan en las Escrituras y la única cuya vida y ministerio fueron profetizados siglos antes de su nacimiento. Ya en el Nuevo Testamento es la mujer más importante y conocida por todos los cristianos. María, en su rol único y privilegiado de ser la madre del Mesías. (DU)