En silencio y sin afanes, entregó su vida a devolver la salud a sus niños. Su mirada tranquila envolvió a muchas madres, quienes lo consideraban el mejor amigo, un ángel en la tierra.
Más de una noche no pudo dormir, pensando en uno y otro caso, pero siempre batalló y logró arrebatarle a la muerte más de un niño y, con ello, devolverles la sonrisa a sus padres, quienes hoy lloran al saber de la muerte del doctor Benjamín Araujo, ocurrida ayer, en horas de la mañana.
“Un ángel que cuidaba ángeles acaba de irse al encuentro del Altísimo, a vivir las promesas del Padre Eterno, a recibir la recompensa de tanta entrega, amor y dedicación a sus pacientes”, exclamó una doctora formada hace más de 20 años por este maestro de la Medicina.
Durante años fue parte de un grupo de especialistas cuya misión era crear un equipo de pediatras de valía profesional, que lo consideraban su amigo, luz en el camino, padre de muchos, ejemplo y protector de los niños, así como de sus alumnos.
Siempre fue el doctor, Benjamín Araujo, un amigo incondicional, solidario, preocupado, quien a pesar del tiempo siempre estaba presto a escuchar a sus colegas cuando lo consultaban, a fin de emitir un diagnóstico claro y certero que diera como resultado la recuperación del paciente.
El doctor Benjamín compartió su vida personal y profesional con la doctora Nelly Núñez de Araujo, presidenta del Colegio de Médicos del estado Táchira, a quien elevamos las sentidas condolencias.
Nancy Porras